sábado, 21 de julio de 2007

Rebaño de Cangallo















Cangallo, caserío del partido de Ayacucho, provincia de Buenos Aires, es una ventana al Paraíso. Sino el Paraíso mismo.
Allí está el rebaño mirando a su pastor, que les indica el camino. Si, muchachos, acá en donde estamos. No hay que ir más lejos. El rebaño acata, silenciosamente. Pueden ver algunas miradas atentas. Peor confían en su guía. Dan la espalda al comfort y a la diversión. Miran hacia la llanura.+

miércoles, 18 de julio de 2007

Flores de León

Fuí injusto con León. En Teología Rockera lo fustigué por su ligereza; lo califiqué de "new age". No sin motivo. Pero esta canción es una maravilla. Como el "Dar es dar" de Fito Paez. Tiene mucho contenido. Es una canción de culto. Musicalmente... y como poema.
"Todos los días un poco" tiene mucho que ver con este sitio. El estribillo es la clave. El clamor amoroso de León, apelando a figuras poéticas tan lindas, es una oda.



Todos los días un poco
(León Gieco)

Si una estrella más cayó,
este cielo llora.
Si nadie reclama luna y luz,
este mar ya se secó.

Si un beso es uno más,
esta boca espera.
Si una campana no suena,
el silencio se durmió.

Llaman y llaman
las flores al sol;
juegan, sin saberlo,
todos los días al amor.
Si no me llamás
como hace la flor,
te iré olvidando
todos los días un poco.

Si otro árbol desnudó,
el verano muere.
Si nadie le exige al viento,
esta nube aquí paró.

Si un año más pasó,
la vida es más corta.
Si no sacudes al tiempo
ni un intento queda en vos.

Llaman y llaman
las flores al sol;
juegan y juegan
todos los días al amor.
Si no me llamas
como hace la flor,
me iré muriendo
todos los días un poco.

lunes, 9 de julio de 2007

Era de noche cuando salió

Las despedidas de Jesús, que se registran en el Evangelio de Juan entre la Ultima Cena y el apresamiento en el Huerto, no tienen desperdicio. Sin embargo, atraído por la Gloria de Dios busqué esa palabra en los capítulos 14 al 17 de ese Evangelio.
Encontré seis citas, perfectamente concatenadas como un mensaje para nosotros, en estos días. Son un gran alivio para oir de su boca, en un momento de angustia y agonía.
Judas comía con su maestro y amigo en la Pascua. Judas, ingenuamente, aprovechó la orden de que "haz lo que tienes que hacer" para partir en busca de los Sumos Sacerdotes. Habían compartido lo que aquí y ahora sería un asado importante. El se fue antes que el resto. Iba a entregarlo.
"En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche. Cuando salió dice Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, lo glorificará en sí mismo, y lo glorificará pronto." (Jn 14, 30-32)
"Y todo lo que pidas en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré." (Jn 14, 13-14)
"Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: 'Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para tu Hijo te glorifique a tí. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a tí, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que tú me encomendastes realizar. Ahora Padre, glorificame tú, junto a tí, con la gloria que tenía a tu lado, antes de que el mundo fuese." (Jn 17, 1-5)
"Por ellos te ruego; no te ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos" (Jn 17, 9-10)
"Yo les he dado la gloria que tú me distes, para que sean uno como nosotros somos uno" (Jn 17, 22)
"Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo para que contemplen mi gloria, la que me has dado porque me has amado antes de la creación del mundo." (Jn 17,24)

domingo, 8 de julio de 2007

El Laberinto del fauno

El recuerdo odioso de ciertos hechos del pasado reciente no es patrimonio argentino, exclusivamente. La producción española que lleva este título se regodea en un episodio violento de los últimos días de la Guerra Civil en ese país o, más bien, de los primeros días del franquismo, cuando aún quedaba algo de resistencia en sectores rurales.
El régimen está personalizado en un capitán de mediana edad, que comanda una unidad de avanzada. Impecablemente peinado, prolijísimo, bien aseado; como si todo eso estuviera mal, ya que su rostro, siempre enjuto, no nos dedicó ni una sola sonrisa.
Sus compañías de ocasión, obviamente, son curas, otros militares y señoras bien vestidas.
Su núcleo íntimo está compuesto principalmente por una ama de llaves y un médico. Ambos muy buena gente, comprometidos con los que sufren y sensiblemente amables. No podían ser otra cosa que republicanos infiltrados, que lo traicionarán.
Su mujer está totalmente sometida. Da la impresión de que ella, que es viuda y tiene una hija de un primer matrimonio, tuvo con él una relación incestuosa que terminó en la eliminación del competidor más débil, a la sazón sastre del ejército. El la maltrata duramente. Solamente quiere un hijo de ella. El papel de esta madre es denigrante, y el de la institución matrimonial es peor.
El ama de llaves en cambio parece tener más vocación maternal con la hija de ésta, a pesar de no tener descendencia aún. Muestra una dedicación para con la protagonista que nos conmueve. La niña vive una fantasía que la ayuda a pasar sus días, pero al mismo tiempo la condena al heroísmo.
Sin embargo, es curioso que esta película contenga valores trascendentes, ya que según entiendo los republicanos carecían de ellos. La pequeña tiene la permanente asistencia de un fauno, unas hadas y una mandrágora, que bien pueden cumplir roles de ángeles, arcángeles, serafines y querubines.
Estos "seres mágicos" actúan en nombre de un Rey, que es el padre en última instancia de la chica. Si, algo así como la primer persona de la Trinidad.
Este monarca, cuyo Reino está asociado de alguna forma a este mundo, es quien la recibe en su morada eterna al morir. Así es, el cielo de los agnósticos.
Es llamativo lo que le cuesta a algunos no creer en Dios.-