sábado, 22 de mayo de 2010

Momentos de Reflexión Evangélica


"Si al decirles cosas de la tierra, no creen, ¿cómo van a creer si les digo cosas del cielo? Nadio subió al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
"Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
"Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por él.
"El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
"Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinierblas que la luz, porque sus obras eran malas.
"Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
"Pero el que obra de verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios"
(Jn. 3, 12-21)

Yo no buscaba este texto cuando intenté recopilar algunas citas que refozarían la línea catequística que me había propuesto.
Es más, este texto estaba destacado por su relación con la palabra "mundo", que fuera motivo de uno de los trabajos exegéticos que integran este volumen.
En este texto Jesús le está respondiendo a Nicodemo, un magistrado judío que había ido a verlo de noche y le había dicho: "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que realizás si Dios no está con él". (Jn. 3, 2)
Jesús, luego de un texto más largo que el que copié aquí, remata diciendo: "El que viene de arriba, está por encima de todos; el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida sino que la cólera de Dios permanece sobre él" (Jn. 3, 30-36).
"Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn. 8, 12).
"Si se mantienen en mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Jn 8. 31).
"Para un juicio he venido a este mundo: para que los que ven, vean; y los que no ven, se vuelvan ciegos" (Jn. 9, 39).
"El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna" (Jn. 12, 25).


De milagros y curaciones

1.- Son muchos los milagros que produce Jesús. Alguien le pide humilde, pero claramente, y El lo concede.
Mc. 10, 46-52. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego respondió:
“Maestro, que vea”. Entonces Jesús le dijo: “Puedes irte, tu fe te ha salvado” Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.
Lc. 17, 1-19 (...) le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”. Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban quedaron sanos.
Mt. 8, 5-11 (...) se le acercó un capitán de la guardia, suplicándole: “Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente”. Jesús le dijo: “Yo iré a sanarlo”.
Mc. 1, 29-39 “(...) se le acercó a Jesús un leproso, que se arrodilló ante El y le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme”. Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y le tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”. Al instante se le quitó la lepra y quedó sano.
Mc, 6, 53-56 "(...) y le rogaban que les dejara tocar al menos el fleco de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos".
Mc 5, 21-43 "(...) Cuando llegaron a la casa del oficial, Jesús vio un gran alboroto: unos lloraban y otros gritaban. Jesús entró y les dijo: “¿Porqué este alboroto y tanto llanto? La niña no está muerta, sino dormida”. Y se burlaban de El. Pero Jesús los hizo salir a todos, tomó consigo al padre y a la madre y a los que venían con El y entró a donde estaba la niña. Tomándola de la mano, dijo a la niña: “Niña, te lo digo , ¡levántate!”. La jovencita se levantó al instante y empezó a caminar".

2.- A veces, al que pide le falta fe. Pero pide igual.
Mc 9, 14-29 (...) “... Por eso, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”.
Jesús le dijo: “¿Porqué dices ‘Si puedes’? Todo es posible para el que cree”. Al instante el padre gritó: “¡Creo, pero ayuda mi poca fe!”

3.- No lo concede a quienes lo quieren probar; generalmente, gente muy religiosa (judíos, ¿no?) y conocedores de la ley y de las lecturas.
Mc. 8, 11-13 "Vinieron los fariseos y empezaron a discutir con Jesús. Querían ponerlo en apuros y esperaban de El una señal que viniera del Cielo. Jesús suspiró profundamente y exclamó: ¿Porqué esta gente pide una señal? Yo les digo que a esta gente no se les dará ninguna señal”.

4.- Tampoco a los cercanos, por el solo hecho de serlo.
Lc 4, 24-30. "Y Jesús añadió: “Ningún profeta es bien recibido en su patria”. (...) También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naaman, el sirio”.

5.- Es una señal personal. El milagro existe para que uno se convierta. Cada uno tiene su propio milagro. No hace economía de escala.
Mc 8, 22-26. Jesús lo mandó a su casa diciéndole: “Ni siquiera entres en el pueblo”.
Mt. 9, 27-31. (...) lo siguieron dos ciegos que gritaban: “¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!” Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron y Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo hacer esto?”. Contestaron: “Si, Señor”. Entonces Jesús les tocó los ojos diciendo: “Hágase así, tal como han creído” Y sus ojos vieron.
Jn 10, 31-42 (..) “Si yo no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, si no me creen a mí, crean en esas obras, para que sepan y reconozcan que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Mt 11, 25-27. “Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosa a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”.
Jn 6, 22-29 (..) “Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido hasta saciarse. Trabajen, no para el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna”.
Jn 10, 22-30. (...) “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente”. Jesús les respondió: “Ya se los he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi padre manifiestan quien soy yo, pero ustedes no creen porque no son ovejas mías”.
Jn 5, 1-3. 5-16. Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: “Ahora estás sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor”.

6.- Hay alegría del Reino cuando uno se convierte. Dios es, ante todo, misericordioso.
Mt, 18, 12-14. “¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía? ¿No dejará a las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar la extraviada? Y si logra encontrarla, yo les digo que ésta le dará más alegría que las noventa y nueve que no se extraviaron”
Lc 15, 1-3. 11-3. La parábola del Hijo Pródigo. "Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó".

7.- Yo creo que Dios te quiere mucho y que, así como te ha hecho pasar momentos muy difíciles, te va a ayudar tantas veces como sea para que salgas adelante. Lo que pide es que cumplamos sus mandamientos.
Jn 15, 9-17. (...) Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que pidan en mi Nombre. Amense unos a los otros: eso es lo que les mando”.
Jn 14, 21-26. Jesús dijo: “El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
Jn 15, 1-8. (...) “Mientras permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán”.

8.- No pide una misión imposible, sino que confiemos en El.
Mt, 19, 23-30. “Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible”

9.- Hasta ofrece ayudarnos con el esfuerzo.
Mt. 1, 28-30. “Vengan a mí los que van cansados, llevando cargas pesadas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.”


El Miedo, la Tristeza y la Oración

Miguel querido:
Estuve buscando en el Evangelio de Mateo referencias al miedo y a las respuestas que ofrece Jesús.
He visto que el hombre aparece habitualmente con miedo ante lo desconocido, ante lo venidero, lo futuro.
En Mt. 6, 34 Jesús recomienda: “Así que no se preocupen del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal”.
El Angel de Dios recomienda a José superar los pruritos sociales con respecto de esa mujer que se quedó embarazada sin su intervención y le aconseja: “no temas tomar contigo a María...” (Mt, 20).
En la barca, con sus discípulos, los agita una gran tormenta y a aquellos les agarra pánico de que se hundan. Por eso le ruegan: “Señor, sálvanos que perecemos”. Les dice: “¿porqué tienen miedo hombres de poca fe?” Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran bonanza” (Mt. 8, 26-26). Más adelante, en Mt 14, 31: Jesús invita a Pedro a caminar sobre las aguas con él. Pedro lo sigue y, en un momento determinado, empieza a hundirse y le pide: “¡Señor, sálvame!”. En ese momento, Jesús, tendiéndole la mano, le dijo: “hombre de poca fe, ¿porqué dudaste?”
Ante las persecuciones de las que pudieran ser objeto por la predicación les recomienda no tener miedo. “Pues no hay nada que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse” (Mt 10, 26). “Y no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo” (Mt. 10, 28)
Es recurrente respecto de no preocuparse por lo que vayamos a comer, a tomar o a vestir, o por lo que vayamos a decir frente a nuestros captores. En este último caso dice que el Espíritu Santo hablará por nosotros.
Es constante su prédica contra la preocupación, contra el miedo. Recomienda “velen, porque no saben que día vendrá su Señor” y pide que estemos preparados “porque en el momento en que no lo pensemos vendrá el Hijo del Hombre” (Mt. 25, 42)
En Mt 25, 13, en el episodio de las vírgenes que esperan al novio del casamiento, para agasajarlo no sé con qué rito, insiste: “Velen, porque no saben ni el día ni la hora”.
En la parábola de los talentos (Mt 25, 14-30), al que por temor a El enterró los talentos le dice “vago y perezoso” y le quita hasta lo que tiene. En el momento de su oración en el huerto, en el que lucha contra la tentación de escapar a su sacrificio en la Cruz, no habla de miedo sino que explica que “mi alma está triste al punto de morir”, e invita a sus disípulos a acompañarlo en la oración en vela.
Finalmente, se aparece resucitado a las mujeres, que se tiran a sus pies para adorarlo, y les pide: “No teman. Vayan y avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán” (Mt. 28, 10).
Galilea era su Patria, el lugar donde había vivido con su familia hasta que se presenta su vida pública y se lanza a recorrer. Ahora quiere que lo vean allí los suyos, los que eran tan propios como para no creer suficientemente en su divinidad y que, como contrapartida, casi no tuvieron milagros de su mano. Sin embargo, aún a ellos, les guarda el postre: su aparición, resucitado.
Yo creo, Miguel, que El te conoce y quiere mucho. Sabe todo lo que tuviste que pasar y porqué llegaste a las cosas que llegaste. Pero también sabe lo que podés dar. Y me parece que eso es lo que quiere de vos: tenerte de rodillas para que des todo lo que puedas dar.
Decidí hacer este trabajito cuando, pensando en temas que me tocan a mí, pensé que era algo parecido –salvando las distancias- a lo que te está tocando a vos: quiere tenernos de rodillas. A cambio, nos propone abandonarnos en su Providencia (Mt. 6, 25-34). Si podés, hacete un rato y leéla.
Te mando un gran abrazo,

3 de marzo de 2004

El “mundo” de Jesús, en el evangelio de San Juan

"Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús, y le dijo: . Respondió Jesús: . Pilato respondió: <¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?>. Respondió Jesús: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí>. Entonces Pilato le dijo: <¿Luego tu eres Rey?>. Respondió Jesús: . Le dice Pilato: <¿Qué es la verdad?> Y dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: " (Jn. 18, 33-38)


Estimados cofrades,
Por lo menos en mi caso, uno de los condicionantes más influyentes en las determinaciones familiares cotidianas es un sujeto colectivo: “Todo el mundo”.
Muchas veces “todo el mundo” hace, piensa u opina cosas que no son compartidas ni siquiera por la mayoría de los integrantes de ese mismo universo.
En esa línea puede decirse que “Todo el mundo” tiene coincidencias de gustos y opiniones con “Nadie”.
Molesto por tales sofismas dediqué algún rato de esta Semana Santa a leer el Evangelio de San Juan (en la Biblia de Jerusalén) y analizar la forma en que Jesús habló del mundo.
No busqué sinónimos, como Tierra, ni referencias tácitas. Encontré las menciones explícitas y reflexioné en el contexto en que fueron situadas.
Debo advertirles que no soy un estudioso, ni un exegeta. Soy un lector que aprovechó la Pascua y un método sencillo para reflexionar sobre lo que Jesús quiere de nosotros.
Quiero compartirlo con ustedes, que tienen vivencias y condicionantes similares a los míos.

La Contradicción

La principal conclusión que pude sacar es que Jesús plantea una clara oposición entre su Padre y el mundo, entre El y el mundo, y entre los suyos y el mundo del que han salido.
Es curioso pero, al mismo tiempo que habla de la unidad, plantea una dialéctica de oposiciones.
El evangelista recurre reiteradas veces a los opuestos relativos a esa opción trascendente, a saber: luz y tinieblas; amor y odio; paz y turbación o cobardía; victoria y tribulación, y alegría y lamento.
También menciona opuestos tácitos cuando habla de verdad, de creer, de salvación, de muerte, de vida, de ver, de escuchar, del amor y de la gloria.
Es común que relacione la palabra “mundo” con el envío del Hijo de Dios, del juicio y del príncipe del mundo.
En síntesis, el mundo suele estar del lado opuesto al de Jesús, al del Padre y al de los suyos.
Estas son las citas que pude detectar:
“Yo les he dado tu Palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo” (17, 14).
“No ruego sólo por estos, sino también por aquellos que, por medio de tu Palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (17, 20-23).
“Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que Tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” (17, 25-26).
Le dice a Pilatos: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente hubiese combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí” (18, 36).
Se refiere a la Palabra: “En el mundo estaba y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron” (1, 10-11).
. Le dice Judas –no el Iscariote-: . Jesús le respondió: ” (14, 19-23)
“Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde” (14, 27).
“Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia al mundo” (15, 18-19).
“He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra” (17,6).
“Por ellos te ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos (17,9).
“Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti” (17, 11).
“En verdad, en verdad os digo que llorareis y os lo lamentareis, y el mundo se alegrará” (16, 20).

Juicio y Redención

Habla del Paráclito: “...y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia, porque voy al Padre y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el príncipe de este mundo ya está juzgado” (16, 8-11).
“Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven se vuelvan ciegos” (9, 39).
“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (12, 31-32).
“Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que he oído de El es lo que hablo al mundo” (8,26).
“Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por El. El que cree en El, no es juzgado; pero el que no cree ya está juzgado; pero el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, porque todo el que obra mal aborrece la luz, y no va a la luz para que no sean censuradas sus obras. Pero al que obra la verdad, va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios” (3, 16-21).
“La Palabra era luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (1, 9)
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre para que todo el que cree tenga por El vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” (3, 14-16)
“...porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo” (6, 33).
“Si uno come este pan vivirá para siempre; y el pan que yo les voy a dar es mi carne por la vida del mundo” (6,51).
“Yo soy la luz del mundo: el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (8,12).
“Mientras esté en el mundo, soy la luz del mundo” (9,5)
“Aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo” (10,36).
“Yo, la ley, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo” (12, 46-47).
“La mujer, cuando va a dar a luz está triste, porque le ha llegado su hora, pero cuando ha dado a luz al niño ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo” (16,21).

El Reino

“Ya no hablaré más con vosotros, porque llegó el príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder, pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (14, 30-31).
“Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre” (16,28).
“En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo! Yo he vencido al mundo” (16,33).
“Padre, los que tú me has dado quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo (17, 24).-

Cangallo, Semana Santa 2004


Buenos y Buenudos

“El Señor alabó al administrador injusto
porque había obrado astutamente,
pues los hijos de este mundo son más astutos
con los de su generación
que los hijos de la luz”
(Lc 16, 8)


Me resulta imposible imaginar a Jesús diciendo esta frase tan nuestra: “seré bueno, pero no buenudo”.
Hay en esa sentencia un concepto altamente despectivo respecto de las actitudes de bonanza extrema, si es que esto pudiera darse en el contexto de la naturaleza humana: “¿Porqué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios” (Lc 18, 19)
¿Jesús fue bueno o buenudo? Si no fue “buenudo”, ¿era un vivo, un canchero o un dormido?, ¿sería fácil de “pasar”?
Buscando una respuesta a estos interrogantes, revisé algunos tramos del Evangelio, donde están registrados los pasajes de su vida en el relato de sus discípulos bajo la inspiración divina.
No pude encontrar confusión posible: la vida de Jesús es un permanente nadar contra la corriente, andar el camino más difícil, ser fiel a la Verdad, ofrecer la otra mejilla, ser signo de contradicción.
Reinado de los buenudos

“Le dice a Pilatos: Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente hubiese combatido para que no fuese entregado a los judíos, pero mi Reino no es de aquí” (Jn 18,36)
Por lo tanto, la lógica terrenal no lo afecta. Más aún: la Pasión es el relato menos exitista que uno pueda imaginar en estos tiempos para el protagonista de un relato. El apresamiento, los azotes humillantes, la coronación de espinas y el camino al Calvario, nunca podrían haber culminado en la crucifixión, si la película hubiese sido producida en Hollywood, oráculo de la cultura contemporánea. La versión californiana debió haber seguido con una terrible venganza, no exenta de persecuciones, en la que –resucitado o no- hubiese paseado su humanidad triunfante frente a Pilatos, Caifás, Herodes así como ante todo aquel sujeto que haya tenido participación en su caída.
Al contrario, “Jesús decía: ‘Perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34), y se aparece en primer término a una mujer, que era muy poca cosa por aquellos tiempos. Más aún, María Magdalena no lo reconoce de inmediato. Ni ella, ni ninguno de los demás testigos de la Resurrección. El no hizo alarde; no dijo: “¿vieron?, Acá estoy ¿qué les dije yo?”. Tampoco dejó de predicar la Verdad, pero no fanfarroneó.
“¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo el poder para soltarte y poder para crucificarte?” (Jn 19, 10). Pilato no lo puede entender. ¿Acaso no era Dios? ¿Cómo no se daba cuenta de que él quería arreglar de cualquier forma para evitar tener que mandarlo a la Cruz? Sin embargo, Jesús no se sale ni en una coma del libreto.
¿No debió haber tratado de convertir a Pilatos? Sin embargo, en otro tramo -Lucas 16, 31-y por otro motivo, se lee algo que puede ser la clave de su actitud a este respecto. “Le contestó: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite”.
Todo un antihéroe

El protagonista de este relato, Jesucristo, no tiene las características de nuestros actuales superhéroes.
“En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me traicionará” (Jn 13,21). Uno supone que, una vez identificado el malhechor, nuestro superhéroe evitará caer en la trampa. “Le responde Jesús: ‘es aquél a quien dé el bocado que voy a mojar’.” (Jn 13, 26).
“Jesús, que sabía todo lo que iba a suceder, les pregunta: “ ‘¿A quién buscan’, le contestaron: ‘A Jesús, el Nazareno’. Les dice: ‘Yo soy’.” (Jn 18, 4-5). En ningún momento quiso impedir su detención.
Es bueno recordar que Jesús fue preso, dado que, en cualquier tiempo –aún en ocasión de los regímenes injustos-, ser presidiario no fue bien visto por la mayor parte de la gente.
“Después de esto, sabiendo Jesús que estaba todo cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: ‘Tengo sed’.” (Lc 19, 28). Evidentemente, tampoco esquivó sufrimiento alguno: “Cuando tomó el vinagre, dijo: ‘todo está cumplido’. E, inclinando la cabeza, entregó su Espíritu.” (Jn 19, 30)
Poco pragmático

“Había algunos que se decían entre sí indignados: ¿para qué este despilfarro de perfume’.” (Mc 14, 4). “Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo iba a entregar: ‘¿Porque no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?’.” (Jn 12, 4-5).
Fue activo defensor de lo sagrado. “Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas, y les dijo a los que vendían palomas: ‘quiten esto de aquí. No hagan de la Casa de mi Padre una casa de mercado’.” (Jn 2, 15-16)
Conocía mejor que nadie las consecuencias de aquel modo de actuar. “El mundo no puede odiarlos; a mí sí me aborrece, porque doy testimonio de que sus obras son perversas” (Jn 7,7)
A la hora de hacer milagros, no hizo discriminación de ningún tipo. Más aún, su misericordia merece ser objeto de un análisis específico.
Con otra lógica

“Por eso me ama mi Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente” (Jn 10, 17-18)
“El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna” (Jn 12, 25)
“Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta a su propia vida, no puede ser discípulo mío”. La Biblia de Jerusalén, en la nota al pie de Lc 14, 26, señala que la palabra odiar es un hebraísmo que debe interpretarse como preferencia a Cristo por sobre las demás cosas.
“Pues, de igual manera, cualquiera de nosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío” (Lc 14, 33)
Su lógica es la inversa a la del mundo: “...que el mayor de ustedes sea como el más joven, y el que gobierna como el que sirve” (Lc 22, 26). “Todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado” (Lc 18, 14). “Yo les aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él” (Lc 18, 17)
“Cuando des un banquete llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos” (Lc 14, 13-14)
“Pero yo les digo a los que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian, bendigan a los que los maldigan, rueguen por los que los difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues también la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Y lo que quieran que les hagan los hombres, háganlo ustedes igualmente. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se los hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡También los pecadores hacen otro tanto! También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amen a sus enemigos, hagan el bien, y presten sin esperar nada a cambio; y la recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo, porque El es bueno con los ingratos y con los perversos” (Lc, 6, 27-35)
Ningún bohemio o improvisado

“Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien, se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero”. (Lc 16, 13)
“Guárdense de que se pongan pesados sus corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel día de improviso sobre ustedes” (Lc 21, 34)
“Estén atentos y vigilen porque ignoran cuándo será el momento” (Mc 14, 33)
“Decía también a la gente: ‘Cuando ven una nube que se levanta en el occidente, al momento dicen: , y así sucede. Y, cuando sopla el sur, dicen: , y así sucede. ¡Hipócritas! Saben explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploran, pues, este tiempo?’.” (Lc 12, 54-55)
“A vosotros se les ha dado a conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan” (Lc 8, 10)
A los sumos sacerdotes, escribas y ancianos les recordó que “La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido” (Lc 20, 17).-
Beccar, 25 de julio de 2004. Corregido en el Día de San Ignacio


Ustedes son mis amigos

Inquieto por obtener un claro concepto de sobre la amistad busqué esa voz, o su omisión, en los cuatro Evangelios (versión Biblia de Jerusalén).
La palabra “amigo” da lugar a muchos usos, no siempre convergentes. También en el Evangelio.
Curiosamente, siendo la Buena Noticia un libro centrado en el amor, Marcos no usa el término mientras que Mateo lo aplica solamente como vocativo en un contexto poco feliz.
La omisión de Marcos es casi deliberada cuando en 10,29 enumera muchas una serie de categorías de relación humana; pero no incluye a la amistad. “Jesús dijo: ”.
Si bien hay una cuestión cultural o de interpretación teológica que excede a este trabajo, y que ofrece algunas respuestas sobre este particular, no deja de ser llamativo que la única mención explícita de la palabra amigo en Mateo se haga en un marco tan negativo. En la Parábola del Banquete Nupcial (Mt. 22, 1-14), Jesús compara al Reino de los Cielos con el casamiento de su hijo. Los primeros invitados no quisieron asistir argumentando diferentes causas pese a la insistencia de los sirvientes del Rey, quien los mandó a matar. “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda”. Dice Mateo que la sala se llenó de comensales, entre buenos y malos. “Entró el Rey a ver a los comensales, y al notar que había uno allí que no tenía traje de bodas, le dice: El se quedó callado. Entonces el Rey dijo a los sirvientes: . Porque muchos son los llamados, mas pocos escogidos”. Justo al que llamaron “amigo” resultó no ser elegido...
Lucas inicialmente también elude la categoría amigo. Cuando Isabel está por tener a Juan el Bautista “oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho una gran misericordia (...)”; y en ocasión del episodio en el que el Niño Jesús se queda en el templo dialogando con los maestros, dice que José y María “le buscaron entre parientes y conocidos”.
Sin embargo, este evangelista es más profuso en menciones que los anteriores, aunque no por eso es más concordante en sus acepciones. Recién en San Juan podemos encontrar una valoración siempre positiva –no necesariamente homóloga- del concepto.
Lucas comienza sus referencias a la amistad en 11, 5-8: “Les dijo también: >, y aquel, desde dentro, le responde: <>, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite>.
Como concepto de amistad es cuanto menos confuso, por no decir decepcionante a los ojos de nuestra cultura contemporánea.
La segunda mención explícita es claramente positiva, porque llama de esa forma a quienes lo están escuchando: “Os digo a vosotros, amigos míos: En 14, 12 expresa: “Dijo también al que le había invitado: .
Lucas utiliza este término en la Parábola del hijo Pródigo cuando, en 15, 25-29, narra que “su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El le dijo: . El se irritó y no quería entrar. Salió su Padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su Padre: Los amigos aparecen aquí como terceros en discordia entre el hijo fiel y trabajador con el Padre.
En Juan, las referencias a la amistad son más acordes con nuestro prisma histórico y cultural.
En la primera oportunidad, Juan el bautista explica el traspaso de sus discípulos a las filas de Jesús, diciendo: “El que tiene la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que le asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud” (Jn 3, 29)
El evangelista describe al amigo como aquel que “le asiste y le oye”; porque, de esa forma, “se alegra mucho” y le permite alcanzar “su plenitud”.
En el episodio de la resurrección de Lázaro, dice que “había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta” (11, 1). Juan dice que “Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro” (11, 5). En 11, 10-11, “Jesús respondió: <¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo, pero si uno anda de noche tropieza, porque no está la luz en él>. . Pero algunos de ellos dijeron: Enconces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro (...)” Como corolario, Jesús resucita a su amigo y ordenó: “Desatadlo y dejadle andar” (11, 44).
La última expresión en este libro la vierten los judíos durante el proceso contra Jesús y que terminara en su crucifixión, y nos propiamente positiva: “Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: ” (19, 12).
Pero la palabra final para Jesús es la más feliz de todas: “Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí sino que yo os he elegido a vosotros y os he destinado para que hayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombreo os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros" (Jn 15, 13-17).
De acuerdo con la versión de Juan, somos amigos de Dios si nos amamos los unos de los otros, si cumplimos sus mandamientos.
Para Lucas, Juan el Bautista define al amigo como aquel que asiste y oye, y se alegra mucho con su voz. Hay un concepto de plenitud en esta amistad con el novio.

No encuentro en estas lecturas ningún límite o restricción relativo a un número determinado de amigos, ni a prácticas o fórmulas para la amistad. No veo que esta relación esté privilegiada con respecto de las otras categorías relacionales del hombre.
Como siempre, se trata de amar generosa, misericordiosa y caritativamente.
El padre Pablo, carmelita, recomienda nutrir estos conceptos con las siguientes lecturas: El Espejo de la caridad, de San Enredo; Tratado del Amor de Dios, de San Francisco de Sales (Montecarmelo); De Amicitia o Leilius, Ciceron (El Ateneo); El Banquete, Platón.

9-6-2007

Aproximaciones a la amistad

Hace casi dos años, publiqué en Glorifica a tu Hijo una serie de reflexiones temáticas a la luz del Evangelio. El ejercicio consistía en buscar la mención de una palabra en el texto sagrado para ayudar a la introspección.

En "Ustedes son mis Amigos" abordé un concepto, la amistad, sobre el que hay consideraciones muy diversas y, a mi juicio, muchas veces contradictorias. Por ejemplo, siempre me rebeló el carácter posesivo de esos juramentos eternos sobre el mejor o los más íntimos amigos, que "no pueden ser más que los dedos de una mano".

Acepto que no todos los amigos son iguales. Es más, estoy seguro que uno moriría un poco si algunos, con nombre y apellido, se fueran para siempre. Pero me resisto a pensar en la amistad, una verdad amorosa, como una realidad estática.

Por otra parte, es natural que el carácter afectivo de la relación amistosa tienda a eternizar y a estrechar el vínculo al máximo. Pero me niego a pensar que uno tenga que reducir su capacidad amorosa a un número determinado. Yo ya tengo amigos íntimos y tengo que tener la capacidad de poder abrir mi corazón a gente que uno vaya conociendo con el correr del tiempo, de la mano de los accidentes de nuestro peregrinaje. Sin embargo, un amigo de la actualidad, por cercano y afín que sea, no conocerá nunca mi infancia, mi adolescencia, ni mi juventud en la misma dimensión que alguien que nos conozca desde entonces.

En La Prensa de hoy, en su página central, hay una nota titulada "La Amistad es Afinidad, Donación e Intimidad" que me encantó porque cambia el enfoque de la cuestión. Al definir su naturaleza, uno puede liberar a sus seres queridos para que no queden atrapados entre nuestros dedos, ni catalogados o archivados eternamente en una amigoteca terrenalmente limitada.

El artículo se basa en el nuevo libro del autor de "El Hombre Light" y "El Amor Inteligente", el psiquiatra español Enrique Rojas. Quisiera destacar algunas notas.

Para Rojas, los tres ingredientes clave de la amistad son:
Afinidad. Se refiere a ideas, criterios y orientaciones parecidas. No tienen que ser iguales, lo que lo volvería algo utópico, sino que existe entre esas personas un puente de comunicación similar con relación a forma o a contenidos, o a ambos.
Donación es capacidad de entregarse. No solamente cosas, sino uno mismo.
Confidencia es poder contarse la intimidad con la certeza de que aquello es cosa reservada.

Me parece que éste último es el factor que caracteriza a la amistad, ya que la entrega es un acto amoroso que no reconoce propiedad y debe darse sin límites; la afinidad, que es lógicamente más acotada, tampoco constituye por sí sola amistad.

A continuación copio unos párrafos del nuevo libro de Milan Kundera, El Encuentro, cuyo anticipo fue publicado ayer en adn Cultura del diario La Nación:

"Lo que más me llamó la atención en los grandes procesos de Stalin es la fría aprobación con la que los hombres de Estado comunistas aceptaban la condena a muerte de sus amigos. Porque eran todos amigos, me refiero a que se habían conocido íntimamente, habían vivido juntos momentos duros, emigración, persecución, larga lucha política. ¿Cómo pudieron sacrificar su amistad, y de esa manera tan macabramente definitiva?

"Pero ¿era realmente amistad? Hay un tipo de relación humana para la que, en checo, se emplea la palabra sudruzstvi ( sudruh : camarada), o sea "la amistad entre camaradas", la simpatía que une a aquellos que comparten la misma lucha política. Cuando desaparece la entrega a la causa común, también desaparece la razón de la simpatía. Pero la amistad que está sometida a un interés superior a la amistad no tiene nada que ver con la amistad.

"En nuestros tiempos aprendimos a someter la amistad a lo que suele llamarse las convicciones. Y lo hacíamos con el orgullo de actuar con rectitud moral. Es necesaria una gran madurez para comprender que la opinión que defendemos no es más que nuestra hipótesis favorita, a la fuerza imperfecta, probablemente pasajera, que sólo los muy cortos de entendederas pueden tomar por una certeza o una verdad. Contrariamente a la pueril fidelidad a una convicción, la fidelidad a un amigo es una virtud, tal vez la única, la última.

"Miro la foto de René Char al lado de Heidegger. El primero, célebre resistente contra la ocupación alemana. El segundo, denigrado por las simpatías que, en determinado momento de su vida, sintió por el nazismo naciente. La foto está fechada en los años de posguerra. Se les ve de espaldas; una gorra en la cabeza, una grande, la otra pequeña, paseando en plena naturaleza. Me encanta esta foto."

El término al que acude Kundera es "camaradería", en español.

La nota de La Prensa aporta una definición que me gustaría destacar: los amigos son una familia cuyos integrantes se eligen a voluntad. Jean Baptiste Alphonse Karr, escritor francés (1808-1890).+

31-V-IX

¡Se salvó!

Esa voz, en el lenguaje cotidiano, puede hacer referencia a un "braguetazo" (dícese de la persona que resuelve sus problemas económicos por la vía matrimonial); en el colegio, a aquél que aprobaba con una nota tan ajustada como sus conocimientos; cuando existía el servicio militar, a quien se eximía de hacerlo merced a su suerte o a su salud, o a cualquiera que esquivara una desgracia.

Impactado por una frase del Evangelio de San Mateo, busqué en ese libro sagrado la repetición de aquella palabra para analizar el contexto en la que la sitúa la Palabra de Dios.

La única utilización de este término en la forma en que lo solemos hacer nosotros está en Mt 27, 39-44, que relata cuando Jesús es ultrajado. "Los que pasaban por allí lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo: 'Vos, que destruís el Santuario y en tres días lo levantás, ¡salvate a vos mismo, si sos Hijo de Dios, y bajá de la cruz!' Igualmente lo sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: 'A otros salvó y él mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; que lo salve ahora, si es que de verdad lo quiere; ya que dijo: Soy Hijo de Dios'. De la misma manera lo injuriaban también los salteadores crucificados con él."

Cronológicamente, la primer mención que hace el Evangelio radica en el propio nombre de Jesús, del hebreo Yeosu'a, que significa Yahveh salva.

Lo cierto es que uno siempre busca la salvación, pero no tiene claro el cómo. Tal es el caso del joven rico. "En esto se le acercó uno y le dijo: '¿qué he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?'. El le dijo: '¿Porqué me preguntás acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si querés entrar en la vida, guardá los mandamientos'. '¿Cuáles?' -le dice él-. Y Jesús dijo: 'No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a vos mismo'. Le dice el joven: 'Todo eso lo he guardado, ¿qué más me falta?'. Jesús le dijo: 'Si querés ser perfecto, andá, vendé lo que tenés y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, vení y seguime'. Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: 'Yo les aseguro que un rico difícilmente entre en el Reino de los Cielos. Se los repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos'. Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: 'Entonces, ¿quién se podrá salvar?'. Jesús, mirándolos fijamente, dijo: 'Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible." (Mt. 19, 16-26)

Para clarificar el concepto de la salvación quiero contarles algo que me pasó hace un par de semanas. En una reunión de catequesis alguien se preguntaba cuál era la finalidad de la salvación: "De acuerdo, Jesús vino a salvarnos, pero ¿de qué?". El Angel del Señor dio su respuesta a este interrogante cuando el padre adoptivo de Jesús cuestionaba el embarazo de María: "Dará a luz un hijo y vos le pondrás de nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1, 21).

El resto de las menciones refieren a la curación, a la fe y al valor de llegar hasta el final.

Respecto de la sanación como equivalente a la salvación, hay dos referencias. "En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para sí: 'con sólo tocar su manto, me salvaré'. Jesús se volvió, y al verla le dijo: '¡Animo! hija, tu fe te ha salvado'. Y se salvó la mujer desde aquel momento" (Mt. 9, 20-22). "Los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados". (Mt. 14, 25-26)

Hay más repeticiones relativas a la perseverancia. "Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y serán odiados de todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt. 10, 21-22).

"Pero al instante les habló Jesús diciendo: '¡Animo!, que soy yo; no teman'. Pedro le respondió: 'Señor, si sos vos, mandame a ir donde vos sobre las aguas'. 'Vení', le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzaba a hundirse, gritó: '¡Señor, salvame!'. Al punto Jesús, tendiendo la mano, lo agarró y le dijo: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudastes?' ". (Mt. 14, 27-31)

En el Discurso Escatológico del capítulo 24, Jesús adelanta el porvenir y facilita algunas claves para la salvación. "Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él en privado sus discipulos, y le dijeron: 'Decinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo'.

"Jesús les respondió: 'Miren que no los engañe nadie. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos. Oirán también hablar de guerras y de rumores de guerras. ¡Cuidado, no se alarmen! Pore que es necesario que eso suceda, pero no es todavía el fin. Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambre y terremotos. Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento'.

"Entonces los entregarán a la tortura y los matarán, y serán odiados de todas las naciones a causa de mi nombre. Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero, el que persevere hasta el fin, ése se salvará".

"Cuando vean, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda), entonces, los que están en Judea, huyan a los montes; el que está en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto ¡Ay de las que estén en cinta o criando en aquellos días! Oren para que sus huidas no suceda en invierno ni en día sábado. Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente, ni volverá a haberla. Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt 24, 3-22).+


Tomen y beban

La polémica sucitada durante la Cuaresma por la publicación de la Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la Eucaristía, fuente y culmen de la Vida y de la misión de la Iglesia me invitó a superar la barrera de rechazo construida por los medios para ir al texto.
Tenía como buen antecedente Deus Caritas Est, que es un documento exquisito; y como malo, la falta de cintura política y mediática del Sucesor de Pedro.
Lo primero que hube de advertir es que éstas no son ideas innovadoras. Benedicto XVI no hace otra cosa que apoyarse en las conclusiones del Sínodo de Obispos que sesionó entre el 2 y el 23 de octubre de 2005 y en los documentos emitidos por su antecesor, Juan Pablo II. Vale recordar que Karol Wojtila eligió este tema para iniciar su Pontificado, con la Carta Apostólica De la Cena del Señor (Dominicae Cenae), y para terminarlo, ya que su última Carta Encíclica fue Sobre la Eucaristía y la Iglesia.
Además, los obispos sinodales toman como antecedente al Concilio Vaticano II, el "fuerte sentido eucarístico" del Gran jubileo de 2000 y el Año Eucarístico decretado por el papa polaco entre octubre de 2004 y de 2005.

La Polémica

Vamos a poner los temas más controvertidos en su contexto:
+ De la misa en latín y el canto gregoriano: "...pienso en las celebraciones que tienen lugar durante los encuentros internacionales, exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones sean en latín (...) y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos (...)."
El lector debe saber que el latín es la lengua oficial de la Iglesia y del Estado Vaticano.
+ Del saludo de la Paz: no pide eliminarlo sino cambiarlo de lugar porque estas cada vez mayores salutaciones en el momento más solemne de la misa no son adecuadas. También acepta "algún canto oportuno" aunque aclara que "puede ser muy útil también permanecer recogidos en silencio" para hacer la acción de gracias, después de la comunión.
+ De los cantos: "deben estar en consonancia con la identidad propia de la celebración". Los obispos sinodales proponen que armonice "íntimamente con la liturgia y contribuir eficazmente a su finalidad, es decir, ha de expresar la fe, la oración, la admiración y el amor a Jesús presente en la Eucaristía". Benedicto XVI agrega: "(...) como lo han pedido los padres sinodales, que se valore adecuadamente el canto gregoriano como canto propio de la liturgia romana".
+ Del celibato sacerdotal: Respetando la praxis y las tradiciones orientales diferentes, es necesario reafirmar el sentido profundo del celibato sdacerdotal (...). El hecho de que Cristo, sacerdote para siempre, vivirá su misión hasta el sacrificio de la Cruz en estado de virginidad es el punto de referencia seguro para entender el sentido de la tradición de la Iglesia latina a este respecto".
Agrega también que las iglesias orientales tienen en mucha estima el celibato sacerdotal y lo exigen, sí, para los obispos.
+ De los divorciados: El Sínodo confirmó que no admitirá "a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo". Luego de referir a una acción pastoral hacia ellos, pide que "donde existan dudas legítimas sobre la valoración del matrimonio sacramental contraído, se debe hacer lo necesario para averigüar su fundamento. Es preciso también asegurar (...) que haya tribunales eclesiásticos en el territorio (...)"
Creo que esto es más enfático, respecto de la posición tradicional de la Iglesia en cuanto a su deseo de reintegrar a los divorciados a la vida sacramental. Pero no dice nada que vaya en otra dirección. Es claro.

Recomendaciones

+ "Destacar la misión singular de la mujer en la familia y en la sociedad, una misión que debe ser defendida, salvaguardada y promovida. Ser esposa y madre es una realidad imprescindible que nunca debe ser menospreciada".
Este texto no explicita, como lo hizo Juan Pablo II en su última encíclica -con sofisticado fundamento evangélico-, las razones por las cuales las mujeres no pueden acceder al sacerdocio. Es cierto, ni siquiera lo considera.
+ Favorce la celebraciòn eucarística que los sacerdotes y los responsables de la Pastoral Litúrgica se esfuercen en dar a conocer los libros litúrgicos vigentes y las respectivas normas, resaltando las grandes riquezas de la Ordenación General del Misal Romano y de la Ordenación de las Lecturas de la Misa.
Vale la pena leer la forma en que llama la atención sobre el arte de la celebración.
+ Prepararse para vivir adecuadamente la liturgia implica que los fieles aprecien: los tesoros de la Sagrada Escritura en el Leccionario; la Liturgia de las Horas; la celebración de vigilias, y el rezo de los salmos, entre otras cosas.
+ "Recomiendo ardientemente a los pastores de la Iglesia y al Pueblo de Dios la práctica de la adoración eucarística, tanto personal como comunitaria".
+ "Es preciso recordar que el domingo merece ser santificado en sí mismo."

Profundidad del Misterio

Benedicto XVI retoma de Juan Pablo II una práctica: así como el polaco sustituyó su última encíclica por la carta que anualmente emitía para el jueves santo, el alemán la emitió unos días antes de la Semana Santa.
Vamos a buscar en las citas de estos dos documentos lo que dicen los evangelios sinópticos respecto de la Institución de la Eucaristía.
Lo primero que vemos es la forma en que se destaca la cuestión del decoro de la celebración y el incapié en la preparación de la Ultima Cena. Juan Pablo II dice que uno se queda impresionado por la "sencillez" y la "gravedad" con que se realizó.
"Hay un episodio que hace de preludio: la unción de Betania". Una mujer que Juan identifica con María, la hermana de Lázaro, derrama sobre la cabeza de Jesús un frasco de perfume precioso, provocando en los discípulos -y en particular, en Judas- una reacción de protesta, como si este gesto fuera un derroche inexorable, condenando las exigencias de los pobres. Pero la valoraciòn de Jesús es muy diferente" (n.47).
"Sin quitar nada al deber de la caridad hacia los necesitados (...) el se fija en el acontecimiento inminente de su muerte y de su sepultura, y aprecia la unción que se le hace como anticipación del honor que su cuerpo merece también después de la muerte (...)"
"Mas Jesús dijo: 'Déjenla ¿Porqué la molestan? Ha hecho una obra buena por mí. Porque pobres tendran siempre con ustedes y podrán hacerles bien cuando quieran; pero a mí no me tendrán siempre' " (Mc 14, 6-7)
"El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba al Cordero Pascual, le dicen sus discípulos: '¿Dónde querés que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?'. Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: Vayan a la ciudad; les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; síganlo y allí donde entre, digan al dueño: '¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?'. El les mostrará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; hagan allí los preparativos para nosotros' ". (Mc 14, 12-15)
Luego de la Cena, el evangelista agrega otro detalle de la observación de la tradición judía: "y cantando los himnos, salieron hacia el monte de los olivos" (Mc 14, 26).
"Aunque la lógica del convite inspire familiaridad, la Iglesia nunca ha cedido a la tentación de banalizar esta con su esposo (...). El banquete sagrado, en el que la sencillez de los signos contiene el abismo de la santidad de Dios (...) al que no es posible acercarse si no es con la humildad del centurión del Evangelio: 'Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo' " (Lc 7,6)
"(...) se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido" (Jn 13, 4-5)
La institución de la Eucaristía es un acto muy sencillo, aunque solemne: "Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: 'Tomen, este es mi cuerpo'. Tomó luego una copa y, dadas, las gracias, se la dio y bebieron todos de ella. Y les dijo: 'Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos'." (Mc 14, 22-25).
"Yo soy el pan de Vida. El que venga a mí no tendrá hambre, y el que crea en mí no tendrá más sed" (Jn 6, 34)
"Sus padres comieron el maná del desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre; el pan que yo les voy a dar, es mi carne por la vida del mundo" (Jn 6, 56).+

Beccar, Abril de 2007


Amarás al Señor

"Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: ´Maestro, qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?´ Jesús le respondió, a su vez: ´qué está escrito en la Ley? qué lees en ella?´ El le respondió: ´Amarás al Señor, tu Dios, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a tí mismo´. ´Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida´" (Lc 10, 25-28)

Jesús es el primero en respetar la Ley. Al curar a un leproso, "le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: ´ve a presentarte al sacerdote, y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio´" (5, 14)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor" (Juan 15, 9-10).

Buscando saber qué nos manda Jesús, hice un interesante ejercicio. Busqué en el evangelio de Lucas el comienzo de la predicación de Jesús, en Galilea, algunos mandatos específicos que Jesús haya dado a alguien, y encontré pedidos muy concretos. Me parecía que, al principio de su acción evangelizadora, tendría solicitudes muy básicas. Veamos algunos de estas exigencias.

"Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes." (Lc 6, 27-31).

Pero lo primero que manda, a Simón Pedro, es a creer en El. "Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: ´Navega mar adentro, y echen las redes´", sabiendo que habían estado trabajando toda la noche sin pescar nada. Premió su confianza: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres" (Lc 5, 10)

También le dijo "No temas..." a Jairo, el jefe de la sinagoga que le había pedido por su única hija, de doce años y que se estaba muriendo, "... basta que creas y se salvará" (Lc 8, 50).

Esta apelación a los sentimientos se traduce en el "no llores". Cuando ve a la viuda, en Naím, acompañado de sus discípulos. Llevaban a enterrar al hijo único. Dice Lucas que el Señor se conmovió y le dijo que no llore. "Joven, yo te lo ordeno, levántate" (7, 13-14).

"Levántate y quedate de pie delante de todos", mandó a un hombre que tenía la mano derecha paralizada, en una sinagoga ante fariseos y escribas que querían acusar a Jesús de algo, como podría ser curar en sábado. "Extiende tu mano" (6, 6-11).

También le exigió levantarse a un paralítico a quien había perdonado sus pecados, frente a algunos fariseos y doctores de la Ley llegados desde todas las regiones de Galilea, Judea y Jerusalén. "Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" (5, 24)

A su casa mandó a un hombre de la ciudad que estaba endemoniado, que desde hacía mucho tiempo no se vestía, y que no vivía en una casa sino en sepulcros. Tras sacarle muchos demonios y enviarlos a una piara que luego se lanzara al mar desde un acantilado, el hombre le pidió que lo llevara con él, mas Jesús lo despidió, diciéndole: "Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por tí" (8, 39).

Un hombre de entre la multitud gritó a Jesús que saque un demonio de su hijo. Había pedido a sus discípulos que lo hagan pero no pudieron. Tuvo que hacerlo Jesús. "Generación incrédula y perversa, hasta cuándo estaré con ustedes y tendré que soportarlos? Trae aquí a tu hijo" (9, 41).

"Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. Y felíz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!" (7, 22-23)

"Presten atención y oigan bien, porque al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener" (8, 18)

"El que tenga oídos para oir, que oiga!" (8, 8)

"No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos" (9, 3-5)

"Denles de comer ustedes mismos", dijo a sus discípulos, en Betsaida, cuando no había para la multitud de unos cinco mil hombres que los seguían más que cinco panes y dos pescados. "Haganlos sentar en grupos de cincuenta", ordenó y, tras ser acatado, multiplicó los alimentos hasta el punto de sobrar doce canastas. (9, 10-17)

Cuando uno de los apóstoles le dijo que otros andaban expulsando demonios en su Nombre y que habían intentado deterlos, dijo: "No se lo impidas, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes" (9, 50)

Somos simples servidores

Luego me puse a buscar cuestiones vinculadas con el servicio, en el mismo Evangelio de Lucas. Hice algo menos exhaustivo: busqué párrafos muy explícitos y sumé otros que no estaban vinculados al servicio pero sí a la humildad y al desprendimiento. "Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. Jesús les dijo: ´Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande que se comporte como el menor, y el que gobierna como un servidor. Porque ¿quién es más grande, el que está en la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo yo estoy entre ustedes como el que sirve´". (Lc 22, 24-27)

"Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá `ven pronto y sientate a la mesa`? ¿No le dirá más bien `preparame la mesa y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después`? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: `Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber`" (Lc 17, 7-10)

"Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: ´Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: `dejale el sitio`, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: `Amigo, acercate más`, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado" (Lc 14, 7-11).

"Junto a Jesús iba un gran gentío y él, dándose vuelta, les dijo: `Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo".

"Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jersualén. Una persona le preguntó: `Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?´. El respondió: `Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuando el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: `señor, ábrenos`. Y él les responderá: `No sé de dónde son ustedes`. Entonces comenzarán a decir: `Hemos comido y bebido contigo, y tú nos enseñaste en nuestras plazas`. Pero él les dirá: `No sé de dónde son ustedes. ¡Apártense de mí todos los que hacen el mal!`. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas del Reino de Dios y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros y otros que son los primeros y serán los últimos" (Lc 13, 22-30).

Les dijo también esta parábola: `Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: hace tres años que vengo a buscar frutos a esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?. Pero él respondió: Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás" (Lc 13, 6-8).

Pedfro preguntó entonces: `Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?`. El Señor le dijo: ¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Felíz aquel a quien su señor, al llegar, le encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: Mi Señor tardará en llegar, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles`" (Lc 12, 41-46). "Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho se le reclamará mucho más" (Lc 12, 48).

"Después dijo a sus discípulos: `Por eso les digo: No se inquieten por la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Fíjense los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros! ¿Y quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida? Si aun las cosas más pequeñas superan sus fuerzas, ¿porqué se inquietan por las otras? Fíjense en los lirios, no hilan ni tejen; sin embargo, les aseguro que ni Salomón , en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! Tampoco tienen que preocuparse por lo que van a comer o beber; no se inquieten, porque son los paganos de este mundo los que van detrás de esas cosas. El Padre sabe que ustedes las necesitan. Busquen mas bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura. No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.

Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón`". (Lc 12, 22-34)

"En aquel momento Jesús se estremeció de gozo , movido por el Espíritu Santo, y dijo: `Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas rebelado a los pequeños`" (Lc 10, 21).

Crean en Dios

"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitacionesñ si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar a donde voy.

Tomás le dijo: `Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?`

Jesús le respondió: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mío. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.

Felipe le dijo: `Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta`.

Jesús le respondió: Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: `muéstranos al Padre`? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que digo son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que hyo hago y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.
Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece en ustedes y estará en ustedes.
No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquél día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.

"Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a tí, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que El diera vida eterna a todos los que tu le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a tu Enviado, Jesucristo" (Jn 17, 1-3).+

domingo, 9 de mayo de 2010

Oraciones y bienaventuranzas

 
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Lo Gozoso, lo Luminoso, lo Doloroso y lo Glorioso

Estimada Familia:
En virtud de la devoción que tenemos por el rezo del Rosario, me decidí a pasar por escrito algunas observaciones que surgen de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae.
En primer término, porque Juan Pablo II nos hace una serie de sugerencias metodológicas para incorporar –sólo muy pocas trascendieron periodísticamente- y, además, porque proclama, Año del Rosario al período que va de octubre de 2002 al 2003, situado inmediatamente “después de la experiencia jubilar” (3).
Dice el Papa que el Rosario y la Liturgia de las Horas son el compendio diario de las oraciones del cristiano y que “es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración. Mientras en la cultura contemporánea, incluso entre tantas contradicciones, aflora una nueva exigencia de espiritualidad, impulsada también por influjo de otras religiones, es más urgente que nunca que nuestras comunidades cristianas se conviertan en auténticas escuelas de oración” (5).
Hay un esfuerzo notorio por hacer destacar del Rosario su cristocentrismo, el papel de María y la importancia del método como camino de contemplación.
“Aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. (...) concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio” (1)
A la Virgen la pone como modelo de contemplación: “.. sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre’ (Lc. 2,7). Desde entonces su mirada está llena de asombro, no se apartará jamás de Él. Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: ‘Hijo, ¿porqué nos has hecho esto?’ (Lc. 2,48); será una mirada penetrante, capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta hasta percibir sus sentimientos escondidos y sus decisiones, como en Caná (cf. Jn 2, 5); otras veces, será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la ‘parturienta’ ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn. 19, 26-27); en la mañana de Pascua será una mirada radiante por la alegría de la Resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentencostés (cf. Hch 1, 14)” (10). También interviene, como en Caná, para hacerse intercesora de las necesidades humanas: “No tienen vino” (Jn 2,3) (16).
Pero lo que más me interesa marcar son las sugerencias que hace sobre la forma de rezar el Rosario.
Dice que es un método basado en la repetición, lo que lo hace adecuado para favorecer su asimilación. “Como expresión de amor no se cansa de dirigirse hacia la persona amada con manifestaciones que, incluso parecidas en su expresión, son siempre nuevas respecto del sentimiento que las inspira”. Por si necesitáramos un testimonio evangélico, recuerda “el conmovedor dialogo de Cristo con Pedro después de la Resurrección. ‘Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?’ Tres veces hace la pregunta, tres veces Pedro responde: ‘Señor, tú sabes que te quiero’ (cf. Jn 21, 15-17)” (26).
“En la práctica corriente, hay varios modos de comenzar el Rosario, según los diversos contextos eclesiales (...) en la medida que disponen el ánimo para la contemplación, son usos igualmente legítimos” (37) Lo curioso es que entre tales modos no incluye el rezo del Pésame, que es el que usamos nosotros.
“Enunciar el misterio, y tener tal vez la oportunidad de contemplar al mismo tiempo una imagen que lo represente, es como abrir un escenario en el cual concentrar la atención. Las palabras conducen la imaginación y el espíritu a aquel determinado episodio...” (29)
“Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditación, es útil que al enunciado del misterio siga la proclamación del pasaje bíblico correspondiente, que puede ser más o menos largo según las circunstancias. En efecto, otras palabras nunca tienen la misma eficacia de la palabra inspirada. Esta debe ser escuchada con la certeza de que es Palabra de Dios, pronunciada para hoy y ‘para mí’ ” (30)
“La escucha y la meditación se alimentan del silencio. Es conveniente que, después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes de iniciar la oración vocal (...). Uno de los límites de una sociedad tan condicionada por la tecnología y los medios de comunicación social es que el silencio se hace cada vez más difícil” (31).
“Después de haber escuchado la Palabra y centrado la atención en el misterio, es natural que el ánimo se eleve hacia el Padre” (32)
“Precisamente a la luz del Ave María, bien entendida, es donde se nota con claridad que el carácter mariano no se opone al cristológico”. Agrega: “El centro del Ave María, casi como engarce entre la primera y segunda parte, es el nombre de Jesús”. (33)
“Es importante que el Gloria, culmen de la contemplación, sea bien resaltado en el Rosario. En el rezo público podría ser cantado, para dar mayor énfasis a esta perspectiva estructural y característica de toda plegaria cristiana”. (34)
“Habitualmente, en el rezo del Rosario, después de la doxología trinitaria sigue una jaculatoria, que varía según las costumbres. Sin quitar valor a tales invocaciones, parece oportuno señalar que la contemplación de los misterios puede expresar mejor toda su fecundidad si se procura que cada misterio concluya con una oración dirigida a alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio. De este modo, el Rosario puede expresar con mayor eficacia su relación con la vida cristiana. Lo sugiere una bella oración litúrgica, que nos invita a pedir que (..) lleguemos a ‘imitar lo que contienen y a conseguir lo que prometen’ “. (35)
“La plegaria concluye rezando por las intenciones del Papa, para elevar la mirada de quien reza hacia el vasto horizonte de las necesidades eclesiales. Precisamente para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones”. (37)
Con respecto del instrumento, subraya que el tradicional para rezarlo es el rosario, que sirve también para expresar un simbolismo y sugiere también ampliar su significado simbólico para a nuestra relación recíproca. Está centrado en el crucifijo y, según el Beato Bartolomé Longo, es considerado una “cadena dulce” que nos une a Dios (36).
“El Rosario puede recitarse entero cada día, y hay quienes así lo hacen de manera laudable. De ese modo, el Rosario impregna de oración los días de muchos contemplativos, o sirve de compañía a enfermos y ancianos que tienen mucho tiempo disponible. Pero es obvio –y eso vale, con mayor razón- si se añade el nuevo ciclo de los mysteria lucis- que muchos no podrán recitar más que una parte, según un determinado orden semanal” (38) En una hijita anexa voy a destacar cuál es ese orden. Allí agregaré las lecturas que en algunos pocos casos cita la carta y que, en otros, busqué y encontré yo en mi descanso estival en ese magnífico lugar que los Maurette llamamos “Las Overas”, los Grondona “La Victoria” y la historia recuerda bajo la denominación de “Granja San Ciriaco”. Hay textos para leer en una Biblia y otras citas puntuales que pueden leerse aleatoriamente para su reflexión.
A modo de conclusión, el Papa nos dice: “Hoy deseo confiar a la eficacia de esta oración la causa de la paz en el mundo y la de la familia” (39).
Con respecto de la paz, explica que esta contemplación hace al hombre pacífico porque “es una oración orientada por su naturaleza hacia la paz”, y “es además oración por la paz por la caridad que promueve. Mientras nos hace contemplar a Cristo, el Rosario nos hace constructores de la paz en el mundo” (40)
“Es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia”. Era una oración muy apreciada porque favorecía la comunión familiar. “Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria”. Tras recordar que “la familia que reza unida, permanece unida”, explica que “muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad de comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor” (41)
“Es hermoso y fructuoso confiar también a esta oración el proceso de crecimiento de los hijos” y llama a la oración con los chicos: “se puede objetar que el Rosario parece una oración poco adecuada para los gustos de los chicos y los jóvenes de hoy. Pero quizás esta objeción se basa en un modo poco esmerado de rezarlo” por
lo que sugiere que “se enriquezca con oportunas aportaciones simbólicas y prácticas, que favorezcan su comprensión y valoración”.
Esto que intenta resumir algunos puntos de la carta publicada el 16 de octubre de 2002, no puede agotar ese magnífico texto ni alcanza a expresar el placer que me dio hacer la búsqueda de las citas evangélicas que transcribo adjunto.
Les pido disculpas por la extensión, pero mi falta de conocimientos en esta materia me impide hacer una mayor síntesis de semejante misiva.
Gracias por haberla leído y hacer fructíferas estas horas de estudio.
Beccar, 15 de enero de 2003


Misterios Gozosos (lunes y sábados)

1.- La Anunciación del Angel a María y la Encarnación del Hijo de Dios
Lc 1, 26-38
“...porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue”.(Lc 1, 37-38)
Jn 1, 1-18.
“En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció” (Jn 1, 10)
“Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14).
2.- La Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel
Lc 1, 39-56
“¡Felíz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 45)
“Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi Espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 46-48)
3.- El Nacimiento de Jesús en el Portal de Belén
Lc 2, 1-20
“Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quien Él se complace” (Lc 2, 14)
Mt 2, 1-12
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos que venían de Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ‘¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle’ (Mt 2, 1-2)
4.- La Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de Nuestra Señora
Lc 2, 22-38
“Simeón les bendijo y dijo a María: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones” (Lc 2, 34-35)
5.- El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
Lc 2, 41-50
“Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: ‘Hijo, ¿porqué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando’ ” (Lc 2, 48)
“Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio” (Lc 2, 50)


Misterios Luminosos (jueves)
1.- Bautismo de Jesús en el Jordán
Jn 1, 19-34
“Juan les respondió: ‘Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis” (Jn 1,26)
Lc 3, 21-22
“y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma y vino una voz del cielo: ‘Tu eres mi Hijo; yo hoy te he engendrado’ ” (Lc 3, 22)
Mc 1, 9-11
“Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco’ ” (Mc 1, 11).
2.- Autorrevelación en las Bodas de Caná
Jn 2, 1-12
“Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: ‘No tienen vino’. Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora” (Jn 1, 3-4).
“Dice su madre a los sirvientes: ‘Haced lo que Él os diga’” (Jn 2, 5)
3.- Anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión
“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1, 15)
Mc 2, 3-13
“Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados’ ” (Mc 2, 5)
4.- La Transfiguración
Mc 9, 2-8
Lc 9, 28-36
“Y vino una voz desde la nube que decía: ‘Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle’ ” (Lc 9, 35)
Mt 17, 1-8
“Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle’ ” (Mt 17, 5)
5.- Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual
Lc 22, 19-20
“De igual modo, después de cenar, tomó la copa diciendo: ‘Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros” (Lc 22, 20)
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1)
Mc 14, 22-25
“Yo les aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el Reino de Dios” (Mc 14, 25)
Mt 26, 26-29
“Y yo os digo que no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre” (Mt 26, 29)


Misterios Dolorosos (martes y viernes)
1.- La Oración de Jesús en el Huerto
Jn 18, 1; Lc 22 39-46; Mc 14, 13-42, y Mt 26, 36-46
“Llegado al lugar les dijo: ‘pidan no caer en la tentación’ ” (Lc 22, 40)
“Y les dice: ‘Mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y velen” (Mc 14, 34)
“Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y suplicaba así: ‘Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa, pero que no sea como yo quiero, sino como quieras Tú’ ” (Mt 16, 39)
“Velen y oren, para no caer en tenteación; que el espíritu esta pronto, pero la carne es débil’.” (Mt 16, 41)
2.- La Flagelación del Señor
“Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado” (Mt 27, 26)
“Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle para que fuera crucificado” (Mc 15, 15)
“... Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré” (Lc 23, 15)
“Por tercera vez dijo: Pero ‘¿qué mal ha hecho éste?’ No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré’.” (Lc 23, 22)
“Pilato, entonces, tomó a Jesús y mandó a azotarle” (Jn 19, 16-18)
3.- La Coronación de Espinas
Mt 27, 27-31 y Mc 15, 16-20
“Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él” (Mc 15, 19)
“y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían una burla diciendo: ‘Salve, Rey de los judíos’” (Mt 27, 29)
“Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un mando de púrpura; y, acercándose a él, le decían: ‘Salve, Rey de los judíos’. Y le daban bofetadas” (Jn 19, 2-3)
4.- Jesús camino al Calvario con la Cruz a cuestas
Lc 23, 26-32
“Jesús, volviéndose a ellas, dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!” (Lc 23, 28-29)
“Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz”. (Mt 27, 32)
“Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario” (Mc 15, 21-22)
“... Tomaron pues a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota ...” (Jn 19, 16-17)
5.- Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo
Jn 19, 18-22 y 19, 28-30
Mc 15, 20, 22, 25-27 y 36-37
Mt 27, 31, 33, 37, 38 y 48-50
Lc 23, 33, 38, 46
“.. y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio” (Jn, 18)
“Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda” (Mc 15, 27)
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dice: ‘Tengo sed’.” (Jn 19, 28)
“Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: ‘Todo está cumplido’. E inclinando la cabeza entregó su Espíritu” (Jn 19, 30)
“Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: ‘Verdaderamente, éste era Hijo de Dios’.” (Mt 27, 54)
“A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: ¡Eloí, Eloí, ¿lema sabactani?’, -que quiere decir- ‘¡Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado?’.” (Mc 15, 34)
“Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso’.” (Lc 23, 43)

Misterios Gloriosos (miércoles y domingos)
1.- La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo
Jn 20 y 21, Lc 24, Mt 28, Mc 16
“Jesús les dijo otra vez: ‘La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, yo también los envío’.” (Jn 20, 21)
“Le dice Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído’.” (Jn 20, 29)
“ ‘¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?’.” (Lc 24, 26)
“Se dijeron uno al otro: ‘¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros mismos cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?’.” (Lc 24, 32)
“Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: ‘¿Tienen algo de comer?’.” (Lc 24, 41)
“Y al verle lo adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: ‘Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan pues y hagan discículos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’.” (Mt 28, 17-20)
“Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios” (Mc 16, 9)
2.- Ascensión del Señor
Hch 1, 6-11
“Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos” (Hch 1, 9)
“Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: ‘Galileos, ¿qué hacen mirando al cielo? Este que les fue llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como lo han visto subir al cielo” (Hch 1, 10-11)
“Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Mc 16, 19)
“Le dice Jesús: ‘No me toques que todavía no he subido al Padre. Pero ve donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’.” (Jn 20, 17)
“No se turbe vuestro corazón. Creen en Dios; crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, les habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde esté yo, estén también ustedes. Y a donde yo voy saben el camino’.” (Jn 14, 1-4)
3.- La venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles
Hch 2, 1-12
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban” (Hch 2, 1-2)
“quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” (Hch 2, 4)
“Otros en cambio decían riéndose: ‘¡están llenos de mosto!’.”
“Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo’.” (Jn 20, 22)
4.- La Asunción de la santísima Virgen en Cuerpo y Alma a los Cielos
5.- Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado



VIA CRUCIS

I. Jesús es condenado a muerte
El procedimiento condenatorio es una señal de Jesús como símbolo de contradicción frente a lo terreno, a lo que pensaba y quería "todo el mundo".
El dialogo con pilato, la traición de Judas y la perferencia por Barrabás, son tres episodios elocuentes. Sin embargo, es la coronación de espinas la evidencia del Reino de los Cielos, como negación de la vanidad terrenal. Es el acto más doloroso y humillante que se pueda imaginar para una deidad, para una majestad.
Mc 14,1 - 15,20

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II. Jesús carga con la Cruz
Una peregrinación con sobrepeso y tribulaciones. Es algo así como jugar al fútbol estando gordo y ser objeto de burla de la tribuna, pero mucho peor.
Rodeado de miradas extrañas y murmuraciones. El puede reconocernos a todos nosotros, mirándolo sin comprender porqué está ahí, porqué se emperró en esas actitudes odiosas que lo terminaron condenando. Nos vé y sabe que estamos criticándolo por esos "errores" que lo llevaron al Gólgota y regodeándonos de nuestros numerosos "aciertos". Pura viveza. No hay palabra que nos pueda abrir los ojos, ni siquiera Lázaro resucitado. Nada. Lee nuestros labios diciendo que a nosotros no nos podría pasar algo así, porque nunca hubiesemos transitado ese camino. En alguna medida, habría que ver si de quererlo hubiésemos podido hacerlo. En cambio, recorrimos aquel otro, el de los chismes. La mirada de Jesús nos penetra en pleno bisbiseo. Este comentario no es más grave que los anteriores ni que los posteriores, pero nos descubre in fraganti. Eso duele. Sólo me consuela pensar que mis pecados pudieron ser el incentivo para seguir adelante, para liberarnos. Porque ésa era la única manera de que pudiéramos ver la Verdad, de salvarnos de ese devenir convenido y opaco y mostrarnos la Vida, la Esperanza, el liberador Camino del Calvario.

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III. Jesús cae por tercera vez
Su cuerpo humano sucumbe ante el peso de la tremenda Cruz de madera macisa. Por fuerza que pueda tener, el camino es largo y en pendiente. Siente, sabe o escucha a esos incrédulos que piensan que un Dios no debería caer, ni ceder. Reconoce a algunos que comieron panes y peces con él, aquella vez del milagro. No les alcanzó con éso, quieren más. Es lógico: queremos algo más que un hombre débil. Por éso mismo no podríamos ver a Jesús en el prójimo, en ese funcionario corrupto, en esa mujer de mala vida, en el vicioso. Dudamos de que esa gente pueda ser imagen y semajanza de Dios. Nuestras dudas lo lastiman.

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IV. Jesús encuentra a su madre
Aún cuando pueda aguantar ese dolor y tanta humillación, que su madre lo vea sufrir de esa manera debió haber sido tremendo. El le hubiese querido mostrar en una pantalla todo lo que venía después, todo lo que El sabía de ese sacrificio. Pero, ¿y ella, qué? por más que hubiese visto lo mismo que El no podría soportar verlo sufrir de esa manera. La imagino conteniendo el llanto y los cuestionamientos naturales de una madre que sufre.

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V. El Cireneo ayuda a Jesús
"Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la Cruz" (Mt 27, 32Qué impensado honor. Qué habrá hecho en su vida ese tal Simón de Cirene para tener la oportunidad de ayudar a Jesús en su obra salvadora, de alivianarlo en la misión más importante de la historia de la humanidad. Difícilmente lo haya sentido así cuando le ordenaron hacerlo. Menos aún lo habrán considerado los curiosos de turno. El tuvo el privilegio de compartir el sufrimiento de Jesús. Todos estamos invitados a ser misericordiosos. Sencillamente tenemos que poder verlo de esa forma. Según su etimología, misericordia es estar acorde con la miseria. Todos podemos hacerlo. Es un acto sencillo, pero nada fácil.

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VI. La Verónica seca el rostro de Jesús
A diferencia del Cireneo, la misericordia de la Verónica es voluntaria. Rompe el cerco de la condena, de la burla, de la indiferencia y queda al descubierto, a la vista de todos, cuando le seca la transpiración con una toalla. No era mucho, en términos físicos, pero la solidaridad en los malos momentos otorgan una enorme fuerza y una satisfacción que sana. Como siempre, la que más ganó fue la propia Verónica; debe haber soñado con la expresión del Cristo aliviado, agradecido.

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VII. Jesús cae por segunda vez
En esas circunstancias, la caída duele más. Porque cansa, porque desalienta. Parece que el Gólgota no llegará nunca, que está inalcanzable. Teme que no llegue por sus propios medios, que tengan que llevarlo a donde él quisiera llegar por su cuenta. No por entusiasmo, sino porque es su deber salvífico. No puede fallar, pero el cuerpo no le responde.

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VIII. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalen
Las mujeres aparecen desafiando al ridículo y en contraste con la cobardía de los hombres allí presentes. Están seguras de que Jesús no merecía morir y menos aún de esa manera. Su ejemplo las convence y le expresan su amor. Es la fuerza que estaba necesitando. "Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por El. Pero Jesús les dijo: ´Hijas de Jerusalen, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron. Entonces se dirá a las montañas: caigan sobre nosotros, y a los cerros: sepúltennos. Porque si así tratan a la leña verda, ¿qué será de la leña seca?´". (Lc. 23, 27-31)

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IX. Jesús cae por tercera vez
Ya no le quedan fuerzas. Está dispuesto a enfrentar a la muerte. Con esta caída entregó parte de lo que quedaba de su vitalidad, de su energía, de su fuerza. Empieza a ver el final. Su desafío tal vez sea llegar. Con el castigo que ya recibió es probable que sea el cireneo quien esté cargando lo más pesado de la cruz. Está exhausto. Simón también. Sufre con él la caída, lo desequilibra y tal vez hasta lo golpea. Sin embargo, la majestad del Cristo que lo conduce lo llena de Vida y lo ayuda a terminar el trayecto.

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X. Jesús es despojado de sus vestiduras
"Después los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: no la rompamos. Vamos a sortearla para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice:Recién cuando murió, muchos creyeron en El. Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados" (Mc 15, 23-24). Ya no le queda nada propio. Así se encontrará con el Padre, se va de la misma manera que vino, que vinimos, que nos iremos. Sin propiedad ni orgullo alguno. La ropa queda en mano de sus verdugos. Su desnudez es una humillación que lo ayuda a despegarse de lo poco que le quedaba aquí, en el mundo, y una señal de que las Escrituras se cumplen, de la validez de la Palabra. Hasta ahí nadie creía. Muchas veces es necesario llegar hasta el fondo para salir a la superficie.

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XI. Jesús es clavado en la cruz
"Allí lo crucificaron; y con El a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. pilato redactó una inscripción que decía: Jesús el Nazareno, rey de los judíos, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: ´No escribas El Rey de los Judíos´sino ´Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos´. Pilato respondió: ´Lo escrito, escrito está´" (Jn 19, 18-22). La Cruz es el vehículo de salvación. Debemos clavarnos para no zafarnos de ella. Allí entrega su Espíritu, no sin perguntarse antes a su Padre si no lo habrían abandonado. Si, también El.

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XII. Jesús muere en la cruz
"Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el fi8nal, Jesús dijo: ´Tengo sed´. Había un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: ´Todo se ha cumplido´. E inclinó la cabeza" (Jn 19, 28-3o). Recién cuando murió, muchos creyeron en El. Su muerte es nuestro pasaporte a la Vida, a la Verdad. Una invitación a seguir su Camino. Sufre, agoniza y muere, para que nazcamos a la Vida. Se rebajó más abajo de nuestro nivel para demostrarnos que los últimos serán los primeros, que los que sufren son muy queridos por Dios.

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XIII. Jesús es bajado de la cruz
"Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús -pero secretamente por temor a los judíos- pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos" (Jn 19, 38-40). Siempre me impresionó la fe y el coraje de estos dos funcionarios judíos. Porque ya no hay oportunismo ni conveniencia alguna. Fueron a cumplir con las últimas dignidades. Lo hicieron en silencio y de acuerdo con la normativa en vigencia pero, mejor aún, con mucho amor, entrega y dedicación.

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XIV. Jesús es colocado en el sepulcro
"En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús" (Jn 19, 41-42). Ahora es cuestión de esperar. Es de creyentes esperar. Los que no creen, desesperan. Nada alcanza para evitar la muerte, que es la negación de la Vida. Nuestra espereranza se apoya en la Palabra del Señor. El solamente nos pide sencillamente que creamos en El. Pide nuestra fidelidad. "Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida" (Jn 5, 24).

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Los Diez Mandamientos

1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.- No usarán su Santo Nombre en vano.
3.- Santificarás las Fiestas
4.- Honrarás a tu madre y a tu padre.
5.- No matarás.
6.- No fornicarás.
7.- No robarás.
8.- No levantarás falso testimonio ni mentirás.
9.- No desearás la mujer de tu prójimo.
10.- No codiciarás los bienes ajenos.

Una lectura teológica dice que vivir en la Gracia de Dios es vivir hoy el Reino de Dios. Para eso, no hay que querer ofender a Dios; es decir, pecar. Ni faltando a los mandamientos, ni con la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza (pecados capitales).

Hay que practicar las virtudes teologales de la Fe, Esperanza y Caridad, así como las cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Se recomiendan catorce obras de misericordia: espirituales (enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rogar por vivos y difuntos) y las corporales (visitar y cuidar enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, enterrar a los muertos).

Se recomienda también cumplir con los preceptos de la Iglesia: participar de la Misa todos los domingos y fiestas de guardar; cumplir con el ayuno y la abstinencia (ya no es estrictamente de carne) el Miércoles de Ceniza y todos los viernes del año; confesarse y comulgar al menos una vez al año por Pascua de Resurrección y en peligro de muerte; contribuir al sostenimiento de la Iglesia, y practicar los sacramentos: bautismo, penietencia, comunión, matrimonio u orden sagrado, unción de los enfermos.

Nuestra profesión de fe es el Credo:
Creo en Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor,
que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó
de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén

Hablar con él es rezar. El nos recomienda hacerlo en silencio, allí donde uno pueda recluirse y decir:
Padrenuestro,
que estás en los cielos.
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y libranos del mal. Amén

Pero una de sus más sabrosas enseñanzas son las Bienaventuranzas (Lc. 6, 20-26):
"Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
"Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
"Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban a sus padres, los profetas.

"Pero ¡ay de vosotros, los ricos! porque habéis recibido vuestro consuelo.
"¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos! porque tendréis hambre.
"¡Ay de los que reís ahora! porque tendréis aflición y llanto.
"¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas".