sábado, 26 de junio de 2010

Un Tiro por Elevación


Muchas veces es necesario comprender ciertos fenómenos. Darles otra perspectiva. La forma en que el mundial de fútbol se come el interés de toda la sociedad, por ejemplo, es uno de esos casos.
Una nota en La Prensa de hoy titulada "Mundial, ¿pan y circo?", en la columna de Razón y Fe, firmada por Pablo S. Otero, tiene un hallazgo invalorable en este sentido. Rescata un libro escrito en 1985 por Joseph Ratzinger -entonces obispo de Mûnchen-, titulado "Buscar lo de Arriba", en donde aseguraba que "no hay casi ningún otro acontecimiento en la Tierra que alcance una repercusión de vastedad semejante".
Esa pasión por el juego, este llamado pan y circo, es un "salir de la esclavizante seriedad de la vida cotidiana y de sus cuidados por la vida. Frente a ello -agregaba- el juego trasciende en cierto sentido la vida cotidiana; pero, sobre todo el niño, simboliza la vida misma y, por decirlo así, la adelanta en una forma plasmada con libertad".
"Según mi parecer -afirmaba Ratzinger- la fascinación del fútbol estriba escencialmente en que reúne esos dos aspectos de forma muy convincente. Obliga al hombre ante todo a disciplinarse de modo que por el entrenamiento adquiera la disposición sobre sí mismo; por tal disposición, superioridad y, por la superioridad, libertad. Pero después le enseña la cooperación disciplinada: como juego de equipo, el fútbol lo obliga a un ordenamiento de lo propio dentro del conjunto. Une a través del objetivo comun; el éxito y el fracaso de cada uno están cifrados en el éxito y el fracaso del conjunto (...) Además el fútbol enseña un enfrentamiento limpio en que la regla comun a la que el juego se somete sigue siendo lo que une y vincula aún en la posición de adversarios".
En la identificación de los jugadores el actual papa Benedicto XVI veía un ejercicio preparatorio para la vida y la trascendencia de la vida hacia el paraíso perdido. Aunque, "naturalmente, todo esto puede pervertirse por un espíritu comercial que somete todo eso a la sombría seriedad del dinero, y el juego deja de ser tal para transformarse en una industria que sucita un mundo de apariencias de dimensiones horrorosas".