domingo, 26 de mayo de 2013

Porque estuve enfermo...

Una nota de Cristian Vitale, en Página 12, contó que un primo de Alejandro de Michele, Martín Equiza, decidió homenajear al genial integrante del dúo Pastoral que murió hace treinta años hace poquitos días y que dejó una inspirada obra que analizamos en nuestra saga de Teología Rockera, en un texto titulado Música Pastoral.


SÁBADO, 25 DE MAYO DE 2013, PAGINA 12
TEATRO › LA OBRA IN MEMORIAM HOMENAJEA A ALEJANDRO DE MICHELE

Atrapados en el hospicio

Martín Equiza, primo del fallecido cantante de Pastoral, y el director Mariano Musó le dieron forma a esta puesta. Forma parte de una serie de homenajes al vocalista, a treinta años de su fallecimiento en un accidente automovilístico.
 Por Cristian Vitale
En tres días, Alejandro De Michele estaría cumpliendo 59 años, de no haber sido por el accidente automovilístico que lo impidió, hace 30. Tenía 28 cuando partió, el 20 de mayo de 1983, dejando un puñado de hermosas y tristes canciones. “En el Hospicio” y “Humanos” fueron las más conocidas, pero hubo otras mejores. Más profundas, conmovedoras. Una en dos movimientos (“Me desprendo de tu vientre”–“De regreso a tus entrañas”), por caso; o la bella “Atrapados en el cielo”, o la crítica “Mecenas de la farándula”, o la escéptica “Lucifer asomó”. Pero un primo hermano suyo, Martín Equiza, y un director de teatro, Mariano Musó, fueron a más y hallaron en “Aquí Luis” la expresión ideal para homenajearlo. Vieron en la combinación entre su poesía desgarrada (“Si pudiera deslizarme por tu sangre /y llegar a lo que me querés decir/ saltaría a la tumba que hoy te encierra/ para decirte que ya estoy aquí”) y el personaje a quien iba dirigida (un frágil paciente psiquiátrico), el modo más eficaz para traer a De Michele al presente. “La historia con Luis es simple: él tenía problemas psiquiátricos y solía estar internado en diversos centros, Alejandro siempre lo iba a visitar y esas charlas son parte del misterio”, señala Equiza, y empieza por la parte.
La parte de un todo que se llama In Memoriam y consiste en una obra de teatro que va todos los domingos a las 22 en el Teatro del Tinglado (Mario Bravo 948), cuya causa y fin es defender y refrendar el legado estético del vate musical de Liniers. “Es un proyecto que vengo soñando hace más o menos diez años”, enmarca Equiza y explica ciertos motivos: “Alejandro tenía un carácter y una forma de ver las cosas que no coincidía con la de sus pares músicos, además de una frontalidad que evidentemente no fue del agrado de muchos, prueba de ello es que no hay versiones de ninguno de sus mejores temas. También existió el factor ‘prensa especializada’, como él decía, cuya mutua áspera relación impidió que sus canciones trascendieran a generaciones posteriores. Alejandro nunca obsecuente con la industria, fue hipercrítico con todo lo establecido, tanto con los empresarios como con los sellos discográficos. Cuando el rock empezó a ser un gran negocio, aparecieron los mercenarios de siempre para bastardear lo puro. Además, él escribía poemas y luego componía la música, y sus letras no son para cualquiera, por su profundidad, por su calidad, y por cierta sutileza para expresar ideas y emociones que si no sos permeable al arte y no tenés un amor profundo por la libertad, difícilmente puedas valorar. Por eso la necesidad de rescatarlo”, justifica el motor de la idea. “Vi muchas veces a Pastoral en vivo, pero recién después de mucho tiempo de la ausencia de Alejandro descubrí quién era”, admite Equiza, que también participa de la obra como actor y escenógrafo.
In Memoriam dura 75 minutos y aborda a De Michele a partir de una de sus musas inspiradoras: Luis. El autor trata de adivinar los diálogos que ambos tenían cada vez que el músico caía en el psiquiátrico para ver a su amigo y les incorpora una narrativa de la cual las canciones –interpretadas por Yamil Kadre– son parte fundamental. “Toda la música está hecha a nuevo por nosotros porque, al no haber masters de la música de Pastoral –ocho discos total–, no podíamos hacer las pistas, y para eso fue fundamental Armando Tello Tabacchi, el mentor de esas músicas. Otro tema fue la elección del repertorio: tuve que seleccionar quince entre unas 140 piezas de Alejandro, después de pelearme mucho conmigo mismo”, se ríe Equiza, sobre el veredicto final que, además de “Aquí Luis” y los clásicos, contempla bellas canciones como “Dama antigua”, “Mujer silencio” o “Manchas de humedad”. “Dividí la obra en tres hitos fundamentales, que tienen que ver con Luis. La primera es ‘En el hospicio’; la segunda –mi favorita–, ‘Atrapados en el Cielo’; para terminar con ‘Aquí Luis’, que se deduce que Alejandro escribió después de la muerte de Luis. Digo ‘se deduce’ porque no conocí a Luis, y Alejandro lo mencionaba poco. Ni siquiera sus amigos íntimos compartían esa atracción que sentía mi primo por la figura de su musa.”
In Memoriam es parte de una serie de homenajes que se están haciendo sobre De Michele, a treinta años de su desaparición física. Todo organizado por Pastoral, Fusión de Grupos, una entidad que agrupa a los admiradores del dúo que se maneja mediante redes sociales “y en total soledad”, según Equiza. Uno de ellos fue el 30 de abril en la Legislatura porteña, con la presencia de León Gieco, y otro el 4 de mayo, cuando se descubrió una placa de acero con una foto de Pastoral en la puerta del Estadio Obras, donde el dúo dio su último recital, precisamente el 30 de abril de 1983. “Miguel Angel Erausquín –la otra parte del dúo– no vino, pero está al tanto de todo. Aprobó la movida, pero él estuvo todos estos años en España y ahora está viviendo en Río Gallegos. No hemos tenido contacto personal con él, pero sé de buena fuente que está todo bien”, cierra Equiza, sobre el giro que faltaba para redondear la onda de un recuerdo justo.

sábado, 25 de mayo de 2013

Migró El Extranjero


Esta semana murió George Moustaki. Me acuerdo de haber visto sus discos de vinilo en casa, en mi primera infancia. Con la melodía de La Meteque se compuso un himno que cantamos veranos y veranos.

Escucharla en castellano, en su voz o en la de Nicola Di Bari, me generan sensaciones fuertes, parecidas pero diferentes. Escucharla en francés me hace acordar a papá; le encantaba.


Ahora que lo vuelvo a escuchar y que busco sus letras veo que era un perfecto exponente de su tiempo. Sus letras dicen cosas, muchas cosas. Propias de una época que marcó mi niñez, mi realidad. Tan de mayo, tan liberal, tan ecologista. Algunos valores eran desafiados, renovados, cuestionados; otros, instaurados o sostenidos.



Una filosofía



Una valoración de la naturaleza



Papá me enseñó a gozar del arte, en este caso de la música, más allá de que uno comparta el pensamiento o la ideología del artista. Este perfecto exponente del hippismo francés da gusto de ser escuchado y de ser oído.+

sábado, 11 de mayo de 2013

Sobre Padre Francisco

Otro gran artista místico es Miguel Cantilo. Hay menciones a él en este blog. También alguna específica en la saga de Teología Rockera. Copiamos más abajo una entrevista de Página 12 en la que, entre otras cosas, profundiza en las razones que lo llevaron a componer esa profética canción llamada "Padre Francisco".


Canciones del pasado que retornaron

El cantautor grabó piezas inéditas de su cancionero, que mostrará en vivo junto a hits de Punch y de Pedro y Pablo. “El eje principal del álbum es la canción tomada como género, la unión equilibrada, en lo posible, de música y letra”, explica.
 Por Cristian Vitale
Miguel Cantilo se pensó en cuarenta años y activó: recordó piezas inéditas de su cancionero, las grabó, las iluminó, todas y para siempre, en un disco –Cantilenas– y va a mostrarlas hoy a las 21.30 en el Teatro SHA (Sarmiento 2255), junto a su banda actual: Federico Pernigotti en guitarra, Pablo Maturana en batería, Patricio Prado en guitarra, charango y percusión, Franco Callacci en teclados, Ariel Lobos en pedal steal guitar y Anael Cantilo en bajo y dirección. “Vamos a repasar un ochenta por ciento del disco, sí, pero también vamos a hacer algunos acusticazos con Kubero Díaz y Jorge Durietz”, adelanta este notable juglar del rock argentino ante Página/12 sobre el perfil base de un repertorio que va a incluir, además, “Resistencia”, tema nuevo al viejo estilo Pedro y Pablo, y ciertas canciones de Punch, la banda new wave –o algo así– que Cantilo formó a principios de los ’80. “Le vamos a sacar chispas a esos hits”, sonríe.
–¿Y a “Padre Francisco”? Tal vez el contexto, aunque con distintos signos, dé para resignificar aquella vieja canción de batalla...
–... Que escribí en el techo de la casa de la calle Conesa, sí, por supuesto obsesionado con Carlos Mugica, su prédica y acción en la villa, a la que solíamos ir a cantar. Era como decirles a todos los curas “¿Por qué no se dejan de joder y salen a las villas a predicar con el ejemplo?”. Me crié entre curas, iba a jugar a la pelota a la canchita de una parroquia, hice toda la secundaria en un colegio religioso y, sin embargo, la resolución de todo eso para mí estaba en la actitud del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. “Padre Francisco” sintetizaba toda la admiración que me despertaba Mugica y oficiaba de arenga para un hipotético curita que no se animaba a jugarse.
Queda en suspenso, entonces, si Cantilo hará o no la canción que entonces, en medio del fragor de los ’70, le dedicó al padre peronista. No el resto de canciones “clandestinas” que recorren su devenir desde la primerísima época (“Tu atención”, “Uno en la ciudad”, “Todo tiene solución” y “Despedida”, todas compuestas entre 1967 y 1971) hasta otro puñado amasado en los últimos cinco años (“Valores”, “Letra”, “Soledad”, “Reflexiones frente al Mediterráneo” y “Ninguna mujer es de hombre, ningún hombre es de mujer”, concebidas entre Barcelona, Mallorca y El Bolsón), ambos bloques temporales, a su vez, conectados por dos canciones: “Cielos de Mallorca” (1979) y “Polvo de estrellas” (1998, en San Luis). “Hacer el amor en las sierras, sobre tréboles, bajo el viento de verano, alumbrado por estrellas como diamantes, es un flash. Son esos instantes vividos que se vuelven eternos, como una escena de un film erótico”, explica sobre tal canción.
–“Letra” y “Soledad” tienen una temática similar y además son como dos caras de la misma moneda... una mujer que es una mujer y la otra que es como si lo fuera: la soledad.
–Borges decía que si hay algo en que los hombres nos pasamos la vida pensando es en las mujeres. En esas canciones están la mujer de carne y hueso y la otra, la invisible que siempre nos acompaña. Son dos aspectos de la feminidad: una, la soledad personificada en una compañera; la otra, la que atravesamos con nuestro amor físico, retratada en el preciso momento en que la invadimos.
Pero Cantilo habla de un hombre cuando se trata de enmarcar el todo de Cantilenas: Fernando Fernández Escalante, algo así como el tercer Pedro y Pablo. “Lo conocí antes que a Jorge (Durietz), y en el colegio nos pasábamos los recreos hablando de Los Beatles y de Bob Dylan”, evoca. “Su conocimiento del inglés me ponía al descubierto los vericuetos de la poesía de Lennon y Dylan. Luego se convirtió en el manager del dúo y su nivel de compenetración con el repertorio era tal que en una actuación en la que Jorge (Pablo) no llegó y Fernando se subió al escenario, se calzó la guitarra y cantó conmigo todos los temas del disco. ¿Puede ser algo así? Bueno, sí... La gente ni se dio cuenta (risas). Fernando participó en la selección de las canciones e incluso una de ellas, ‘Valores’, nació en su casa de Sant Pol de Mar.”
–Barcelona, 2011...
–Sí. El se había comprado una acústica medio pelo, pero me encantaba probarla y ahí me salió el riff que se repite todo el tema. Luego la letra surgió del siguiente pensamiento: ¿Y si en lugar de cuestionar todas las cosas negativas que se exponen en los medios, si en lugar de criticar las taras de nuestras sociedades, me fijo en la otra cara del asunto? ¿Si me fijo en los tipos que se levantan cada día para trabajar y sostener dignamente a su familia? ¿En la honestidad de millones de seres que pasan por este planeta haciendo las cosas lo mejor que pueden? ¿Qué pasa si canto el vaso medio lleno en lugar de cantar el medio vacío?
–Dado que se trata de un disco muy particular, ya que involucra canciones compuestas en diversos momentos de su vida, la pregunta obligada es cómo trabajó la idea de concepto, de un eje que las una.
–El eje principal es la canción tomada como género, la unión equilibrada, en lo posible, de música y letra, con el oído puesto en un sonido que no interfiera con el estilo cantautoral y a la vez no pierda la esencia de rock campesino, urbano por momentos, pero con instrumentación y pulsación propias del folk rock.
–¿Por qué a los temas más viejos no los grabó Pedro y Pablo?
–En la época de los vinilos, la tolerancia en la cantidad de temas era menor. Usualmente se grababan discos de media hora, entonces quedaban afuera muchos temas por una razón extramusical, un criterio de producción que omitía más de lo que admitía. Esos temas los seleccionamos con Fernando entre muchos otros que recordábamos perfectamente, inclusive de antes de que existiera el dúo. Los retoques que tuve que hacerles fueron mínimos, excepto en “Uno en la ciudad”, donde reescribí casi todo el texto porque no me gustaba la letra original. Pero la línea melódica está intacta: me recuerda mucho a Nebbia, porque en ese tiempo era fan de Los Gatos.