sábado, 18 de agosto de 2007

Soldados

"Soy un soldado y voy a morir con las botas puestas".
Esta frase, de carácter épico, podría haber sido expresada por un sinnúmero de personajes.
Uno se imagina esta frase para el último bastión de japoneses resistiendo el embate norteamericano, hacia fines de la segunda guerra mundial; o, sin ir más lejos, proferida por los defensores de Puerto Argentino, en ese helado 1982.
De alguna manera San Tarsicio, ese jovencito que murió protegiendo el viático sagrado, perfectamednte pudo haberla proclamado. Ese infante dio su vida por evitar el sacrilegio.
La noche en que cantó por primera vez en público "Los Dinosaurios", a Charly García le hubiese cabido esa expresión tan llena de violencia para imponer el humanismo desde el arte. A Antonio Gramsci se le podría haber escapado esa oración, en sus Cuadernos de la Cárcel.
Pero no fue así. El mentor de tal máxima habría sido el venezolano Guido Alejandro Antonini Wilsdon, en su diálogo con los agentes del control aduanero, en el Aeroparque Metropolitano, hace unos pocos días.
No sé de qué se sorprenden. Guillermo Moreno también afirma a menudo ser un soldado. La última vez que lo dijo fue en la Casa Rosada cuando le preguntaron si estaba peleado con su superior, el ministro de Economía Miguel Peirano. "Soy un soldado", manifestó, para dar a entender que cumplía órdenes.-

1 comentario:

Mk dijo...

Soldados. Yo recuerdo también haberlo sido. El sargento de cuarto me gritaba durante las frías noches de guardia: "soldaditooo..., ¿tiene frío? ¿Es maricón?". No se si hubiera hablado de muerte, pero, sin faltar a la verdad, le hubiera dicho convencido: "¡Soy soldado y voy a dormir con las botas puestas!". Y doy testimonio de que así lo hice muchas de mis noches de guardia.

Soldado. Soldado estaba mi fusil, o parecía estarlo, en alguna pàrte de su mecanismo. Si hubiera tenido que disparar con ese FAL, otra hubiera sido la historia argentina. Otra, Hernan..., otra hubiera sido.