domingo, 23 de diciembre de 2018

Un gran desafío


Lucas 10, 10-16
10. El ángel les dijo: «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
11. les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
12. y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
13. Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
14. «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
15. Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
16. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

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Este cuadro de Rembrandt refleja el deslumbramiento de los padres y los pastores con el Niño Jesús.
La impresión que produce la nueva Vida y la alegría que genera es difícil de describir.
Pero ciertamente uno, que ahora es más grande pero todavía no es abuelo, puede asegurar que esos padres no sabían lo que ese chico les iba a deparar. "Y una espada te atravesará el corazón", le profetiza el viejo Simeón en la puerta del templo en ocasión de la presentación del Niño (Lc 2, 35).
Es que nadie puede conocer el camino que debe transitar su hijo, ni participar de su punto de vista de la Verdad, ni comprender el sentido de la Vida que cada uno tiene.
Mientras tanto, sufrimos queriendo lo que creemos que es mejor para ellos.
Lo que habrán vivido José y María, si para nosotros nuestros hijos nos presentan un desafío.
Pidamos a José que nos guíe en la paternidad y a María, que enternezca nuestro corazón para aceptar lo que El quiere para ellos.+

lunes, 10 de diciembre de 2018

Música que eleva y engrandece

El Magnificat de Johann Sebastian Bach
por William Orbaugh, de Misioneros Digitales Católicos

Muchos músicos han abordado la tarea de musicalizar la oración atribuida a la Virgen María
¿Por qué poner música a las oraciones, rezos y textos de la liturgia?
Desde la consolidación del cristianismo, con sus ritos y ceremonias,  durante el servicio religioso todos y cada uno de los textos se los decía cantando. No para que quedara “más lindo” o más alegre, sino porque ése era el protocolo de comunicación con Dios.

¿La música, un lenguaje para dirigirse a Dios?
Durante la Edad Media – que inicia allá por el año 476, con la caída del imperio Romano de Occidente, poco después de la oficialización del Cristianismo – la corriente de estudio más  generalizada, era la de las llamadas “Artes Liberales”, entre las que junto a la Geometría (el estudio de las formas en su estado puro), la Astronomía (el estudio de las formas en movimiento)y la Aritmética (el estudio del número en su estado puro), se estudiaba la Música (el estudio del número en movimiento). Así, la música formó parte del estudio de la aritmética, la geometría y la astronomía.

De entre todas estas materias, la música era considerada la más elevada, porque además de abordar contenido numérico e intelectual, la música era un lenguaje. Si el estudio de la aritmética y la geometría, perseguían comprendery dominar la naturaleza del número y el espacio; y la astronomía observarla, comprenderla, predecirla; la música permitía “crear” de acuerdo a los parámetros que sólo el que había creado todo: el número, el espacio y los astros podría comprender.
Para dirigirse a Dios, uno no lo haría en lengua vulgar, sino en latín (considerado el idioma más elevado) y tampoco le “hablaría” (como se le habla a un igual), sino se entonaría las sílabas de acuerdo a intervalos y modos rítmicos, previamente seleccionados por su correspondencia con parámetros astronómicos y/o numéricos, que tendrían un significado teológico.

La música era el medio para hablarle a Dios en sus términos.
Durante el servicio religioso, el sacerdote no se dirigía a los fieles, sino a Dios. De hecho, les daba la espalda. Él intentaba, pretendía que Dios escuchara y comprendiera sus oraciones, porque su contenido estaba traducido en simultáneo, al lenguaje de los astros y los números: la música.

No se utilizaba instrumentos, sólo se utilizaba la voz humana – salvo el órgano, por su similitud con la voz humana y sólo cuando un refuerzo fuera imprescindible –. ¿Por qué? Porque un instrumento musical era necesariamente imperfecto, porque habría sido hecho por el hombre. El único instrumento musical perfecto, sería aquel hecho por Dios mismo: la voz humana.

Originalmente, se cantaba a una sola voz (todos la misma melodía), pero la acústica de la iglesia, el eco y la resonancia, hacían que sonara como muchas voces complementarias. Para los fieles, a través de la acústica, Dios aprobaba lo que escuchaba y aportaba el resto.

A partir de San Francisco y Santo Tomás – siglo XIII – la iglesia da un giro más humanista y gradualmente el servicio religioso se enfoca más en los fieles, su comprensión de la liturgia y su participación en las ceremonias. Los músicos empiezan a aprovechar los recursos musicales, para hacer más conmovedores los textos religiosos y litúrgicos. Gradualmente, la música pasa de ser numérica, para ser más afectiva y conmovedora, y dejaría de ser parte de las “Artes Liberales”, para integrarse a las “Bellas Artes”. Esto alcanzará su apogeo durante siglo XVII (el Barroco), sobre todo gracias al aporte de la Iglesia Luterana, que desde sus inicios dio mucha importancia a la música, como articulador de la fe. Pero repito, a partir del siglo XVII, tanto la Iglesia Católica como la Luterana, aprovechan la música con similar eficacia.

Muchos músicos han abordado la tarea de musicalizar la oración atribuida a la Virgen María y que es notable por muchos aspectos entre los que destaca el hecho de incluir una profecía: “desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.Y es que en aquel entonces, a las mujeres les estaba prohibido hacer profecías, so pena de ser acusadas de hechicería, lo que da muestra del valor de María y sobre todo, de la certeza y fe que tenía del amparo de Dios.

El proceso de musicalizar la oración consiste en separar cada una de las frases del texto y componer para cada una, arias y canciones corales que formarían parte de un todo.

El Magnificat de Johann Sebastian Bach es un buen ejemplo. Inicia con:
“Magnificat anima mea Dominum” a coro, con la celebración de timbales y trompetas, elevando esas palabras a nivel de “mantra”, con un marco musical de glorificación y celebración.
Sigue el “Et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo” (y mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador), en un aria para soprano.
Sigue un aria a cargo de la soprano, llena de humildad y gratitud “Quia respexit humilitatem ancillae suae ecce enim ex hoc beatam me dicent”, que se transforma en una poderosa y vigorosa entrada del coro en  “omnes generationes” (todas las generaciones)
Sigue “Quia fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius”, (porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es Santo) en una profunda aria para bajo, representando el poder y grandeza de Dios.
Sigue un bellísimo y  conmovedor dúo “Et misericordia eius ad progenie in progenies timentibus eum” (y su misericordia llega de generación en generación a los que le temen)
Luego, el poderoso “Fecit potentiam in brachio suo, dispersit superbos mente cordis sui”, (Él hizo proezas con su brazo: dispersó a los soberbios de corazón ) con coro completo y trompetas triunfales.
Sigue el dramático “Deposuit potentes de sede, et exaltavit humiles” (derribó del trono a los poderosos y enalteció a los humildes), para tenor, en el que con el canto recrea secuencias descendientes (para los derribados que caen) y ascendentes (para los humildes que ascienden)
Luego el “Esurientes implevit bonis, et divites dimisit inanes” (a los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió vacíos), con un aria de carácter pastoril.
Sigue “Suscepit Israel puerum suum recordatus misericordiae suae” (Auxilió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia), en un conmovedor trío femenino.
Inicia el final de la obra con “Sicut locutus est ad patres nostros Abraham et semini eius in saecula” (como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre)
Y como gran remate, agrega el “Gloria Patri, et Filioet Spiritui Sancto.Sicut erat in principio, et nunc, et Semperet in saecula saeculorum. Amen.” (Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.) en el que en referencia a “como era en el principio” utiliza la misma música que usó al principio de la obra, dando a la obra una cohesión y conclusión triunfal y muy emotiva.

Recomiendo escuchar la versión de la Orquesta Barroca de Amsterdam. Que lo disfruten y pasen un momento inolvidable:

domingo, 2 de diciembre de 2018

Esperando al Mesías

Concierto de cierre del 27 Ciclo de Música Sacra 2018 organizado por la Diócesis de San Isidro con la asesoría del padre Fernando Cavaller en la Parroquia San José, del Colegio salesiano Santa Isabel. Oratorio El Mesías, de George Friedrich Haendel. ¡Aleluya! Cuatro solistas, el coro de Martínez de la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires y la Orquesta Barroca Solo Deo Gloria, bajo la dirección de Santiago Cano. Magnífica forma a de empezar el Adviento. Extraordinaria culminación de un domingo primaveral. "Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa", dice el salmo 146,1.+