sábado, 27 de octubre de 2012

Lectura teológica del discurso presidencial

Interesante artículo publicado hoy en Perfil.
Si bien analiza teológicamente el discurso presidencial, se ajusta exclusivamente a las referencias a su marido, Néstor Kirchner, de quien hoy se cumplen dos años de su fallecimiento.


ANALISIS DE LOS DICHOS PRESIDENCIALES

El discurso religioso de CFK posKirchner: "Que El me lo demande"

Al cumplirse hoy dos años de la muerte de Néstor Kirchner, un estudio pormenorizado de las palabras públicas emitidas por la Presidenta desde entonces refleja la nueva estrategia y su economía discursiva, con un vínculo directo con la trascendencia, como ejes centrales.

Por Juan Pablo Quiroga
27/10/12 - 01:57
 
El discurso religioso de CFK posKirchner: "Que El me lo demande"
La muerte del ex presidente Néstor Kirchner abrió un nuevo capítulo en la enunciación oficial, en eso que comúnmente suele denominarse “el relato”. Desde aquella primera aparición pública en las primeras horas de la noche del 1º de noviembre de 2010, asistimos a una interpelación en primera persona de una presidenta decidida a no ocultar su dolor y –por el mismo movimiento– transgredir las normas que regulan las expectativas de consumo del discurso político. Después de todo, el permanente recuerdo, siempre cargado de intensidad emotiva, de anécdotas familiares, así como la puesta en palabra de las emociones y el anecdotario familiar pasarían a confundirse con el Cuerpo de Estado mismo, en una trama donde no se distinguen las referencias personales de las políticas en un doble movimiento de subjetivación de lo político y politización de la vida privada.
Transgresión, por otra parte, fundada en la excepcionalidad: en la institución social del luto y en la politización de la vida personal y familiar. Después de todo, si bien no era extraña a la historia política argentina, menos aun a la del peronismo, la confusión e indistinción entre mujer, madre y cuerpo de Estado adquiría dimensiones inéditas.
Desde aquel día, el lugar de la enunciación quedaría sancionado por una mujer-presidenta profundamente emocionada; pero por sobre todo, una enunciadora con un fuerte ejercicio de la memoria. Memoria política, por un lado, memoria de gestión, pero –por sobre todo– memoria de vida que le permite fluidamente rememorar un tiempo caótico, previo a las transformaciones operadas por las construcciones de “El”, donde “construir” como “crear” adquirían un sentido profundamente trascendente, como incluso le reconocería tiempo después a su biógrafa Sandra Russo, a propósito del legado del ex presidente. (…)
Asimismo, este nuevo capítulo en el “discurso oficial” puso en primer plano un fuerte juego de referencias cruzadas con el campo religioso, cristalizado y organizado en torno a la presencia de una ausencia: el pronombre “El”. De manera progresiva, en los discursos presidenciales se irían autonomizando las referencias a Néstor Kirchner de cualquier acto de enunciación concreto. La necesidad de construcción y fundación del mito tiene como mandato de base la búsqueda por la indistinción de las referencias historiográficas concretas. Después de todo, como el Dios de Abraham que se le presentó a Moisés, El es el que es, en todos los mundos posibles. (…)
Pero la construcción mítica requeriría de –por lo menos– tres operaciones más llevadas de manera conjunta: una continuidad en la serie temporal, la pretensión de cierre y el reconocimiento social. Después de todo, como sostenía Levi-Strauss, el propósito último de este tipo de construcción es el de asegurar que el futuro permanecerá, pese a las incertidumbres del presente, fiel al presente y al pasado, en los términos más simples posible.
Estos dos primeros aspectos fueron, en mayor o menor medida, con suerte dispar y diversos niveles de sistematicidad, mencionados a propósito de la construcción del “Mito Kirchner” por referentes políticos, sociales y líderes de opinión. Pero el aspecto central estaba en la tercera operación: la construcción mítica debe poder manifestar cierta eficacia simbólica. Esto es, más allá de su presunto valor, o no, debía poder ser creído. (…)
Movilizar creencia es el fundamento mismo para que ese discurso adquiera “poder”. Después de todo, la eficacia en la interpelación no se define por una serie de propiedades en-sí, sino por el juego de sintonías que éste actualiza con tres dimensiones fundamentales de lo popular en América latina: a) lo religioso, sus figuras y modalidades de la discursividad; b) el melodrama como matriz narrativa y género discursivo que estructura el mundo del decir (y que en nuestro caso se corresponde con el drama familiar, político y personal de haber perdido un padre/ex presidente/marido); y c) la familia como objeto privilegiado de la representación de lo popular.
En una palabra, estas tres dimensiones (religión, familia y melodrama), constitutivas de las culturas populares de la región, entran en particular relación con la nueva propuesta enunciativa. (…)
Sin embargo, entre toda la serie de relaciones con lo religioso antes descriptas, el nuevo dispositivo de la enunciación oficial cayó preso de dos trampas,subsidiarias entre sí. Los rasgos discursivos que tendían a marcar la construcción de una enunciadora como fiel discípula y “administradora” del legado, como condición básica de su legitimidad, chocarían con la construcción de un lugar autónomo de ejercicio femenino del poder.
En una palabra, nos enfrentamos a una construcción que nos lleva a interrogarnos sobre cómo reconciliar un dispositivo enunciativo con una fuerte impronta de género pero que prescribe un lugar sancionado por el ser-elegido-por y el ser-enseñado-por otro.
El “corsé” que el interjuego con lo religioso impone intenta hacer inteligible ese designio (el de “haber-sido-elegido-por” o “educado-por”, como puede encontrarse en varios de los discursos) como algo positivo. Movimiento en el que expone –probablemente muy a su pesar– la segunda trampa: en el devenir de la discursividad todo ocurre como si la condición de ser de los pares depende del ser-menos de otros, como resultado de la expropiación simbólica. El ser más que la construcción mítica reclama se sustenta en su par complementario: el rol de “fiel discípula”. (…)
En un célebre libro, George Steiner argumentaba contra aquellos –entre los cuales identifica a Nietzsche– que consideraban que en el vocabulario y la gramática persisten metáforas vacías y figuras retóricas gastadas que hacen que los hombres y las mujeres “racionales” se refieran, en su habla diaria, a Dios. El mencionado autor sostenía que la apuesta por el significado es una apuesta a favor de la trascendencia: “Según esta conjetura, ‘Dios’ es, pero no porque nuestra gramática esté gastada, sino que, por el contrario, esta gramática vive y genera mundos porque existe la apuesta a favor de Dios”.
El nuevo dispositivo de enunciación oficial supone una apuesta en el mismo sentido. La retoma de las formas de la discursividad religiosa es una apuesta por fundar una nueva ecología política; un mito sensible a la subjetividad de aquello que la profesionalización de la política convirtió en naturaleza desencantada. En una palabra, tiene por objeto disputar los fundamentos de la denominada “nueva política”, a partir de hacer de la misma no materia muerta, sino sustancia activa, a la vez que –por el mismo movimiento– recrear las bases de legitimidad del nuevo enunciador-oficial en la era post-Kirchner.
Los símbolos de lo religioso, sus principios de visión y división del campo social, son convocados en rescate del tipo de discurso político cuyas instituciones (los partidos políticos, el Estado, etc.) se reconocen en crisis o –en el mejor de los casos– en proceso de reconstrucción.
Asimismo, las formas de la discursividad religiosa ofrecen una ayuda extra al discurso político: lo dotan de claridad lógica en momentos en que sus propios tropos y las instituciones que los sostienen son cuestionadas. El discurso religioso brinda una clara topología de sujetos y zonas sancionadas y prescriptas por fuerza moral. Le brindan un poder y una fuerza perdidos, a partir de dotarlo de claridad lógica en la definición de sus colectivos y de las entidades del imaginario político. (…)
Ahora bien, ¿es este dispositivo de enunciación el que vendrá a concluir el proyecto, invocarlo políticamente e incluso nombrarlo como tal, como se permite dudar Beatriz Sarlo? ¿Es esta construcción aquella llamada a profundizar y marcar la frontera entre propios y ajenos? ¿Aquella en la cual advendrá la unidad de demandas diferentes?
Es cierto, como denunciaban Laclau y Carta Abierta, que el kirchnerismo es un discurso sin sujeto político. Sin identidad consolidada, pese al avance, en los últimos años, de la pelea por la apropiación de sentido. No obstante, un dispositivo como el aquí descripto no puede avanzar en la constitución de un equivalente de múltiples demandas ni en la definición de las fronteras del campo popular. Sólo puede contentarse con la (re)constitución de las bases de legitimidad de un nuevo enunciador, tras la muerte de uno de sus principales referentes. Objetivo que no es menor, por cierto, siempre y cuando no se pierda de vista que los desafíos reales de cara al futuro estarán marcados por la necesidad no sólo de consagrar un nuevo Sujeto Político, sino también de pensar –de una vez por todas– el lugar autónomo del ejercicio femenino del poder. De pensar a Cristina, por Cristina.
Es cierto que fue la necesidad de cerrar filas tras los tristes hechos de hace ya dos años junto a la necesidad de legitimación como única sucesora la que derivó en esta construcción donde no sólo lo femenino quedaba subordinado en los mismos términos que la relación Maestro/discípula, sino que también se vio caracterizada por aquello que Sarlo identificara como el colapso de todos los lugares de enunciación y su corolario: “el unicato de la enunciación”.
Esto último debería ser la punta de discusión del nuevo kirchnerismo. El kirchnerismo de tercera generación debería plantearse de manera certera tanto la reconstitución de sus bases discursivas como la continuidad de su Iglesia, por seguir con la metáfora. Después de todo, como bien menciona Manuel Mora y Araujo en el prólogo del presente libro, el discurso de Cristina está construido con una textualidad y lógica argumental tan poco frecuente que es difícilmente transferible, al punto que no parece asomarse un Pedro que pueda proseguir el camino trazado por el profeta y levantar la Iglesia capaz de perdurar a través del tiempo. Tampoco parece haber unos apóstoles capaces de escribir los evangelios que podrían asegurar la continuidad del legado.
En este contexto, la reelección es tan sólo una consecuencia lógica.
(*) Licenciado en Comunicación Social (UBA) e investigador en medios y semiótica. Coautor, junto a la filósofa y teóloga Marcelo Bosch, del libro Que él me lo demande (Editorial Biblos).

miércoles, 17 de octubre de 2012

Credo



Nicolás Lafferriere (publicado en Tiempo de Evangelización, En Facebook)
Hoy el Papa inició una serie de catequesis sobre la Fe. En el resumen publicado por vatican.va en español hay una síntesis excelente para empezar a vivir el Año de la FE:

"Hoy comienzo una serie de catequesis que busca profundizar el tema de la fe para renovar la alegría de creer en Jesucristo y caminar tras sus huellas. La Iglesia nos guía en este propósito por medio de la Palabra, los sacramentos y una caridad activa. Creer no es el encuentro con una idea o un programa, sino con una Persona, que vive y nos transforma al revelarnos nuestra verdadera identidad. Creer no es algo extraño y lejano a nuestra vida, algo accesorio; al contario, la fe en el Dios del amor, que se ha encarnado y ha muerto en la cruz por nuestra salvación, nos presenta de forma clara que sólo en el amor encuentra e
l hombre su plenitud. En cambio, todo lo que es contrario a ese amor lo destruye. Así, Dios ha querido revelarse y mostrarnos su designio haciéndonos capaces de reconocerle presente en la historia, con su Palabra y su obra. La Iglesia se hace portadora de este anuncio que contiene la regla de la fe, a la que debemos mantenernos fieles. En el Credo está lo esencial de esa fe, no sólo desde un punto de vista intelectual, sino, sobre todo, vivencial, pues sobre esa base debemos fundar nuestra conducta, la vida moral, ya que la fe exige nuestra conversión, por encima de todo relativismo y subjetivismo" (Benedicto XVI 17-10-2012).

sábado, 13 de octubre de 2012

Actualizar la Fe

Con el recuerdo del 50° aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, Su Santidad Benedicto XVI dejó inaugurado el Año de la Fe. En materia de contenido, también dio inicio al Sínodo de Obispos que ya hemos comentado en otras ocasiones.

Por estos días hubo numerosas publicaciones que hicieron referencia al cincuentenario conciliar que impactara tanto en la vida eclesial. Lo más interesante fue la serie de notas firmadas por Agustín de Beitia en el diario La Prensa y los cables de zenit.org.
En su edición de hoy, por ejemplo, La Prensa se refiere a la ceremonia que se realizó en la UCA con la presencia del predicador oficial del Vaticano, el padre Raniero Cantalamessa, en la que analiza lo sucedido a la luz del Espíritu Santo que, "no hace cosas nuevas, pero hace nuevas todas las cosas". Consideró que "la insuficiente atención al Espíritu Santo explica las dificultades que se han creado en la recepción del Concilio" y que atribuye a la "lucha entre dos hermenéuticas: una de la discontinuidad, de la ruptura, que goza de la simpatía de los medios de comunicación y de una parte de la teología moderna; y otra, de la reforma".
El profesor de Historia de la Iglesia y del Cristianismo de la Universidad Europea de Roma, el italiano Roberto de Mattei, afirma que Juan XXIII "no buscaba una revolución". De Mattei asegura que el Vaticano II, a diferencia del de Trento y del Vaticano I, no fue dogmático sino pastoral y exhortativo. Aunque ninguno sufrió tantas tensiones y conflictos entre grupos contrapuestos como el referido.
"El desencuentro advino entre dos minorías que, en el año 1963, el teólogo de Lovaina Gerard Philips describía como dos tendencias contrapuestas de la filosofía y la teología del siglo XX: una más preocupada por ser fiel a los enunciados tradicionales; otra más atenta a la difusión del mensaje contemporáneo".
 "La asunción del lenguaje mediático propio del mundo obligó a someterse a sus reglas (...) Una vez aceptado el primado de la pastoral sobre la afirmación clara y neta de la Verdad se llegó a la asunción de los criterios mediáticos como verdaderas y propias categorías eclesiales". De esa manera, entiende el profesor, se llegó a constituir un magisterio paralelo.
"El árbol será reconocido por sus frutos -dice de Mattei-, como dice nuestro mismo Señor en el Evangelio. Hoy los monasterios son abandonados, las vocaciones religiosas se desploman, la frecuencia a la misay a los sacramentos ha caído en picada; las librerías, las casas editoras, los periódicos y las universidades católicas defienden errores a manos llena; el catecismo ortodoxo ya no se enseña más; los párrocos e incluso los obispos se rebelan contra el Santo Padre; los fieles católicos de todo el mundo están sumidos en una confusión religiosa y moral y el mismo Benedicto XVI, durante la homilía de Pentecostés, ha hablado de la Babel en que vivimos".
El Vaticano II -siempre según las notas de La Prensa- contó con más de 2500 obispos y cardenales llegados desde 116 países. Por primera vez fueron invitados observadores de otras iglesias y también intelectuales laicos (...) El Magisterio, al final, quedaría recogido en 16 documentos. Entre ellos hay cuatro constituciones, tres declaraciones y nueve decretos", y concluyó el 8 de diciembre de 1965
Otro de los protagonistas del reciente debate fue el arzobispo emérito italiano Agostino Marchetto, canonista, historiador, con 30 años de carrera diplomática, que en 2005 publicó un primer libro sobre el tema."El Concilio realizó un aggiornamiento, una renovación, una reforma en la continuidad, no una revolución, una ruptura" El título de un segundo volumen lleva un sugestivo nombre: "Para su correcta hermenéutica".+

Soplido


Brisa del río
Que besó mi frente
Y me despeinó el jopo.
Dulce y suave,
Acarició mi piel
Y renovó el alma.
Iluminó mi vida,
La hizo resplandecer,
Ese soplido de Dios.+

lunes, 8 de octubre de 2012

La Felicidad Inadvertida

La Felicidad Inadvertida es un libro de José Benigno Freire* de reciente aparición.
Una entrevista realizada para Zenir.org desarrolla conceptos relativos a la felicidad y al comportamiento del hombre en condiciones extremas.


Por Nieves San Martín
MADRID, lunes 8 octubre 2012 (ZENIT.org).- ¿Quien podría decir hoy que no aspira a la felicidad? Sin embargo, si se hace una encuesta en la calle, cada persona cifrará su felicidad en cosas muy diferentes, en objetos materiales, estados de ánimo, casi siempre en objetivos que dependen de las circunstancias. Un especialista en el trabajo de Viktor Frankl, el médico judío internado en un campo de concentración, José Benigno Freire, profesor de Psicología de la Personalidad en la Universidad de Navarra, afirma en cambio que la felicidad está en el meollo del propio ser humano y allí hay que buscarla, cuidarla y desarrollarla, no sin fatiga.
Para probarlo, el profesor Freire emprendió una búsqueda de lo que llama “felicidad inadvertida”, en el ambiente menos propicio del mundo y tal vez de la historia: los campos de concentración nazis. Así ha dado forma a un relato apasionante a través del análisis de los testimonios de los internados en esos lugares del horror más abyecto.
El libro “La felicidad inadvertida”, de la editorial Eunsa, de la Universidad de Navarra, es el resultado de este verdadero rastreo de “trozos de felicidad” que resultarían increíbles si no es porque los mismos prisioneros los han dejado escritos: momentos de ternura, de contemplación de la belleza, de generosidad, que relatan los protagonistas, con dulces palabras en claro contraste con la grisura de la cotidiana lucha por la supervivencia.
Como un especialista en gemas, que va recogiendo piedras preciosas que reflejan una luz más alta, José Benigno Freire ofrece ese tesoro descubierto, envuelto en un itinerario de seis pasos que llevan, cada vez en un escalón más alto, al encuentro de la “felicidad inadvertida” y la superación del desencanto de la vida cotidiana.
ZENIT ha repasado, en esta entrevista con el profesor José Benigno Freire, esos pasos que conducen a la superación del desencanto.
Usted habla de "nostalgia de lo cotidiano" en un campo de concentración, una nostalgia que humaniza, y extrae una lección para el hombre de a pie. ¿Cuál?
--Prof. Freire: Resultaba curioso que, en los escasos momentos de un cierto sosiego o tranquilidad, los prisioneros regresaban con añoranza a su vida anterior. Y no se acordaban de sus éxitos o de sus logros sociales o personales; generalmente recordaban detalles menudos de la vida habitual: el sofá de casa, una ducha en agua caliente, la calidez del pan recién hecho, el beso nocturno al despedirse de la madre… Unos detalles que Primo Levi describió con una expresión agraciada: sentían dolor de hogar. Esta experiencia no debe interpretarse en clave emotiva, porque eran los sentimientos de unas personas que vivían con la muerte escondida detrás de un cercano amanecer. En esas condiciones uno no está para lirismos sentimentales. Por lo tanto, constituyen un valor objetivo. Por eso animo a los lectores a que los disfruten, y que por su cotidianidad no los dejen pasar inadvertidamente.
La contemplación de la belleza ¿puede salvar del envilecimiento o la locura? ¿por qué?
--Prof. Freire: Sí. Pero más que un antídoto es un síntoma de la madurez interior. La percepción de la belleza y la conmoción emocional o estética, surgen como una manifestación de que la persona atiende a unas solicitaciones que traspasan las apetencias exclusivamente corporales. Disfrutar con la naturaleza, la música, la pintura, la belleza de una película, el apagado resplandor de una puesta de sol… es señal de que las entretelas de la persona se activan por el regusto de la belleza, un trascendental del ser.
El humor tiene una función en la psicología. ¿puede explicar cuándo el humor hace más humana a una persona?
--Prof. Freire: El humor puede tener múltiples orígenes. Desde lo chabacano o rudo, hasta representar un chispazo de la exquisitez de la inteligencia humana. De todos esos posibles orígenes el más humano es el humor que germina en el amor: cuando una persona utiliza todos sus recursos para aliviar el sufrimiento de otro, para ayudar a otro sin ser notado. Así, el humor brota espontáneo, afable y expansivo. Muchos malos momentos de la vida se pueden esconder en el hueco interior de una sonrisa.
¿La dignidad humana tiene una gran relación con el saber gobernarse a sí mismo?
--Prof. Freire: Sí, porque en la intimidad anidan las bridas del comportamiento. Si una persona actúa siguiendo el dictamen de su coherencia interior, mantiene una fuerza y constancia más intensa que si actuara en función de los movedizos y tornadizos intereses de los requerimientos o instigaciones externos a su dignidad.
¿Qué entiende por aceptar la limitación de lo real?
--Prof. Freire: Una cosa muy sencilla, que nos suele alejar de la felicidad. La felicidad absoluta –completa y total- no existe por la limitación inherente al ser humano. Si anheláramos esa felicidad viviríamos con una sensación de desencanto habitual. Hay que convencerse que la única felicidad razonable, real, es la que permite disfrutar de la vida, con sus alegrías y bonanzas, en el espacio realista de los problemas, enfermedades, fracasos, dificultades, obstáculos… Todo lo demás pertenece al terreno de la fantasía.
Su última propuesta en este libro es una invitación a superar el desencanto en la vida de cada uno. Entonces, ¿la felicidad se construye día a día?
--Prof. Freire: El desencanto ha de entenderse en el sentido de la pregunta anterior: situarse en el espacio de la limitación de lo real. La vida puede ser un experimento fantástico, engatusante y engatusador, siempre que no perdamos de vista las coordenadas de lo real. Y para disfrutar de la vida hay que zambullirse de bruces en el único tiempo capaz de sentir la hondura de vivir: ahora, hoy.
¿A lo largo de la investigación o de la elaboración del trabajo ha encontrado algo inesperado o que le sorprendiera especialmente?
--Prof. Freire: Sí, y mucho. La inicialmente impensable cantidad de rosas frescas (bondad humana) que cuajaron y crecieron en aquel atroz estercolero.
*José Benigno Freire es doctor en Pedagogía (Universidad de Navarra), licenciado en Psicología (Universidad Complutense), en Filosofía y en Ciencias de la Educación (Universidad de Navarra). Profesor de Psicología de la Personalidad en el Departamento de Educación y en el Master de Matrimonio y Familia (Universidad de Navarra). Ha publicado en Eunsa: ¡Vivir a tope!Lo humanístico en la logoterapia de Viktor FranklUn veneno que cura.Y en Ediciones Internacionales Universitarias la novela La dulzura de una desilusión.+

La secularización como un tusnami


La comparación entre la secularización y un tsunami, por parte del arzobispo de Washington y relator del Sínodo de Obsipos, y  el concepto de la subcatequización se destacan en el cable de Zenit sobre la conferencia de prensa que dieron el citado junto con el presidente del Consejo Pontificio Para las Comunicaciones Sociales, el arzobispo italiano Claudio María Celli.

En el video se explica brevemente.



CON QUÉ LENGUAJE COMUNICAR EN UN MUNDO GOLPEADO POR EL TSUNAMI DEL LAICISMO


Presentado a la prensa el itinerario de temas que debatirá el Sínodo
Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 8 de octubre (ZENIT.org).-La 'relación anterior a la discusión' o sea el programa sobre los temas que deben ser profundizados por los participantes en el Sínodo de Obispos para la nueva evangelización y la transmisión de la fe, fue presentada hoy a los periodistas, en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Intervinieron el cardenal estadounidense, Donald William Wuerl, arzobispo de Washington, relator general del sínodo, y el presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, el arzobispo italiano Claudio Maria Celli. Después de la presentación dieron amplio espacio a los periodistas allí presentes.
El cardenal Donald William recordó que el laicismo "fue como un tsunami que arrolló al mundo occidental" minando sus estructuras, amenazando la visión cristiana e instituciones como la familia y el matrimonio.
La idea de "aceptar un orden natural y trabajar por el bien común se ha debilitado", y la nueva evangelización nos llama a "difundir la verdad del evangelio" y "lo que esto significa para el mundo".
"Un evento alentador en ese panorama --dijo su eminencia- es que hay una nueva generación de jóvenes que están buscando respuestas, y estas se encuentran en el mensaje de Cristo". Además "es necesario llegar a las personas que piensan que conocen el mensaje cristiano, si bien en realidad están subcatequizados. Lo veo en Estados Unidos, donde hay dos generaciones con este problema", dijo.
Por su parte el arzobispo italiano, Claudio María Celli subrayó que son necesarias una serie de actitudes de fondo para trasmitir la fe, como la confianza, la audacia, y la alegría, con la conciencia de que el "Espíritu sopla donde y como quiere". Por ello "la Iglesia mira al futuro con mucha esperanza".
El arzobispo Celli expresó el deseo de que este sínodo "nos ayude a soñar y esperar", "más allá de nuestras disertaciones y reflexiones, recordar cuánto Dios ama al hombre y el camino de esta humanidad y se pone a su lado". Recordó también que "el papa tiene esta capacidad de hacernos recordar cuáles son las cosas que tienen importancia".
Concluyó, recordando que si la Iglesia no evangeliza traiciona su vocación. "El problema que me planteo es con qué lenguaje lo hacemos", porque "no se trata de una problemática tecnológica". Y recordó que existieron "grandes comunicadores con pobres y limitados instrumentos".
Sobre la capacidad de los padres sinodales y su conocimiento del problema, el arzobispo de Washington fue muy claro: "nadie vino impreparado, traemos nuestra experiencia pastoral. Debemos entender qué cosas están funcionando en los diversos lugares". Y precisó que, en la nueva evangelización para la transmisión de la fe, habrá que trabajar en dos niveles: llegar a los que se alejaron, para traerlos nuevamente al rebaño; y a los jóvenes adultos que no se han apartado, que quieren dedicar la vida al sacerdocio o a la Iglesia, qué son mucho más de los que eran hace veinte años.
ZENIT preguntó al cardenal que si bien el desafío es cómo comunicar con los medios digitales y en un contexto de subcatequización existente, parecería que los instrumentos para la nueva evangelización ya existen. El arzobispo de Washington precisó que justamente es necesario identificar el idioma común y "volver a proponer''. Por ello fue creado un pontificio consejo sobre la nueva evangelización. "Tenemos contenidos riquísimos, entretanto muchos elementos son mal comunicados, debido también a la velocidad de las comunicaciones que se sobreponen a la capacidad de la Iglesia de explicar sus propuestas.
"En mi archidiócesis nos dimos cuenta de que tenemos que lograr dar una información inmediata, porque el contenido tiene una calidad y la mediación al trasmitirlo muchas veces lleva otro mensaje".
¿Demasiada voluntad de estar en coloquio con el mundo ha hecho perder a los católicos su identidad y orgullo? preguntó otra periodista. El purpurado estadounidense respondió que los católicos tienen que reapropiarse de su identidad para llevar el evangelio a un mundo que en realidad no lo conoce.
Sobre el peligro de que el sínodo se olvide de los otros cristianos y por lo tanto de su vocación ecuménica, el cardenal William, recordó que "uno de los grandes desafíos es el contraste existente entre la secularización y la fe en Cristo. Con frecuencia veo que con partnersecuménicos tenemos mucho en común, mucho más que con el mundo secularizado que no ve a un Dios trascendente". "Entretanto --prosiguió- uno de los desafíos de hoy para la Iglesia es la identidad. No se puede establecer un diálogo ecuménico sin ella".
¿Y las personas de otras religiones o no creyentes? Es parte de la vida de la Iglesia llevar el evangelio al mundo, indicó el cardenal. Por ello como resultado del sínodo "me gustaría ver una nueva confianza en la veracidad de nuestra fe. Y si creemos en Jesucristo y en la sucesión apostólica, esta confianza nos ayudará a entablar diálogo con personas en torno nuestro. Sea a nivel individual que institucional". En necesario además "que las instituciones, como escuelas, universidades, etc. tengan conciencia de que llevan adelante algo más además que la tarea específica".
Respondiendo siempre a las preguntas, consideró de gran importancia la existencia y trabajo de los nuevos movimientos, eclesiales, "signo de la obra del Espíritu Santo".
Una agencia de noticias británica le preguntó al arzobispo de Washington si los casos de abusos sexuales habían causado la crisis que vive hoy la Iglesia, a lo que el cardenal William respondió que dichos hechos seguramente causaron desconfianza hacia el clero. Por ello en este momento de reflexión se recuerda que el Vaticano II, planteó el problema: "¿estoy viviendo la fe en su plenitud?"

El Matrimonio y la Fe



Ayer, 7 de octubre, en ocasión de la fiesta de la Virgen del Rosario, el Santo Padre inauguró el Sínodo de Obispos y proclamó dos nuevos doctores de la Iglesia, según despachos de las agencias EFE y ANSA publicados hoy en el diario La Prensa.
Hildegarda de Bingen (alemana, 1098-1179) y Juan de Avila (español, 1499-1569) fueron figuras "luminosas" que se destacaron respectivamente por contribuir al crecimiento de la Iglesia y por ser un profundo conocedor de las sagradas Escrituras.
Benedicto XVI explicó que el objetivo del Sínodo, que se prolongará hasta el 28 de noviembre y al que asisten 262 prelados, es afrontar la nueva evangelización de las personas que aún estando bautizadas se han alejado de la Iglesia y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana. "Ofrecerles un nuevo encuentro con el Señor, el único que llena de significado profundo y de paz la existencia".
"La fragilidad de tantos cristianos -continuó el Sumo Pontífice-, más aún, su pecado personal y comunitario, representan un gran obstáculo para la evangelización. Por tanto no se puede hablar de una nueva evangelización sin una sincera conversión".
El matrimonio entre un hombre y una mujer, "unión de amor fiel e indisoluble fundado sobre la gracia que viene de Dios", debe ser objeto de la nueva evangelización; el Papa se mostró preocupado por la "profunda crisis" que atraviesa. "La unión del hombre y de la mujer, ese convertirse en una única carne en la caridad, en el amor fecundo e indisoluble, es el signo que habla de Dios con fuerza, con una elocuencia que en nuestros días se ha vuelto mayor".
Lamentó que la crisis se vea sobre todo en Occidente, que justamente fuera tierra de antigua evengelización, y dijo que "existe una evidente correspondencia entre crisis matrimonial y crisis de Fe".+
Para leer completa la homilia de Benedicto XVI, haga click aquí