El Imitador de Merechal

No me siento autorizado para hacer crítica literaria, pero debo decir que a mi juicio se equivocan quienes creen que Luis Lozano, el ganador del Premio Novela Clarín 2011 trasluce un espíritu borgeano en su crónica. Para mí El Imitador de Dios se inspira fundamentalmente en El Banquete de Severo Arcángelo, de Leopoldo Marechal, o por lo menos le es familiar. Hay mucho del metalúrgico de Avellaneda en el Vieytes de Lozano, y hay una terminología inequívocamente religiosa de un significado que no me animo a desentrañar del todo. Lozano sabe de catolicismo, y lo usa. Una rápida lectura no me permite saber para qué, pero invito al lector a hurgar en esa novela breve y divertida, situada en la ruralidad de Bolívar y de un pueblo vecino, Providencia.
Ciertamente, Lozano cita mucho a Borges en su libro que, dicho sea de paso, no es una antípoda del autor del Adán Buenosayres. Hay, además, una búsqueda en autores nórdicos y un jugueteo teológico que evocan al autor de Fcciones. Pero el misticismo y el aire acriollado de su prosa lo emparentar mucho al eximio escritor caído al olvido por unos y por otros, por peronista o por haber sido martinfierrista.
Una satisfacción estival.+

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