La Iglesia según Martini



La siguiente entrevista fue realizada el pasado 8 de agosto por el Padre Georg Sporschill y Federica Radice. El Padre Sporschill (Jesuita como el Cardenal Martini) fue también quien lo entrevistara para la realización del libro “Coloquios Nocturnos en Jerusalem”.

El Cardenal Martini leyó y aprobó este texto antes de su muerte el pasado 1 de septiembre con lo cual el mismo ha comenzado a considerarse como su testamento espiritual.

Dicho sea de paso, el cardenal Martini era un buen amigo de Benedicto XVI, a quien respetaba mucho.

Fue publicada el sábado 1 de septiembre por el Corriere della Sera donde el Cardenal Martini tenía una columna semanal, ha sido lo más leído este fin de semana tanto en la BBC como en Paris Match.


  • G.S. y F.R.: ¿Cómo ve la situación de la Iglesia?

CARDENAL MARTINI: "La Iglesia está cansada en la Europa y en la América del bienestar. Nuestra cultura ha envejecido, nuestras iglesias son grandes, nuestras casas religiosas están vacías y el aparato burocrático de la Iglesia levita, nuestros rituales y nuestros trajes son pomposos. Estas cosas, ¿expresan realmente lo que nosotros somos hoy?  El bienestar nos hace pesados. Nos encontramos ahí como aquel joven rico que se aleja triste cuando Jesús lo llama para hacerlo su discípulo. Sé que no podemos desprendernos de todo con facilidad, pero por lo menos podemos buscar hombres que sean libres y más cercanos al prójimo, como lo fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador.
¿Dónde están entre nosotros los héroes en los que inspirarse?
Por ningún motivo podemos limitarlos con las cadenas de la institución.

  • G.S. y F.R.: ¿Quién puede ayudar a la Iglesia hoy?

CARDENAL MARTINI: El padre Karl Rahner usaba frecuentemente la imagen de las brasas que se esconden bajo las cenizas. Yo veo en la Iglesia de hoy tantas cenizas sobre las brasas que a menudo me asalta un sentimiento de impotencia y me pregunto: ¿Cómo se pueden liberar estas brasas de las cenizas de modo que renazca la llama del amor? Primero debemos buscar estas brasas. ¿Dónde se encuentran las personas llenas de generosidad como el buen samaritano? ¿Dónde están aquellas que tienen fe como aquel centurión romano? ¿Dónde las entusiastas como Juan el Bautista? ¿y las que se atreven a probar lo nuevo como Pablo? ¿Las que son fieles como María la de Magdala? Le propongo al Papa y a los Obispos que busquen doce personas fuera de serie para poner en los puestos clave de la Iglesia. Hombres que sean cercanos a los más pobres y que estén acompañados por jóvenes que experimenten cosas nuevas. Necesitamos encontrarnos con hombres que ardan de forma tal que el espíritu pueda volver a difundirse por todas partes.


  • G.S. y F.R.: ¿Que instrumentos propone para luchar contra el cansancio de la        Iglesia?

CARDENAL MARTINI: Propongo tres instrumentos muy importantes: el primero es la conversión; la Iglesia debe reconocer sus propios errores y debe recorrer un camino de cambio radical, empezando por el Papa y los Obispos. Los escándalos de pedofilia empujan a emprender este camino de conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todos los temas que se relacionan con el cuerpo son un ejemplo. Son preguntas importantes para todos y a veces son incluso muy importantes. Debemos preguntarnos si la gente todavía escucha los consejos de la Iglesia en materia sexual, si la Iglesia es todavía en este campo una autoridad de referencia o es solo una caricatura para los medios de comunicación. El segundo instrumento es la Palabra de Dios. El Concilio Vaticano II ha devuelto la Biblia a los católicos. (…) Solo quienes perciben en sus corazones esta Palabra pueden formar parte de aquellos que ayudarán a la renovación de la Iglesia, y sólo ellos sabrán responder a las preguntas íntimas con una elección justa. La Palabra de Dios es simple y requiere como compañía un corazón que escuche (…) Ni el clero ni el derecho canónico pueden remplazar la interioridad del hombre. Todas las reglas externas, las leyes, los dogmas, han sido dados para clarificar la voz interna y para el discernimiento del espíritu. El tercer instrumento de curación son los Sacramentos, que no son un instrumento de disciplina, sino una ayuda para los hombres a lo largo del camino y en las debilidades de la vida. ¿Para quiénes son los Sacramentos? ¿Llevamos los Sacramentos a los hombres que están necesitando una nueva fuerza? Pienso en todos los divorciados, en las parejas casadas nuevamente, en las familias ensambladas. Ellos tienen necesidad de contar con una protección especial. La Iglesia sostiene la indisolubilidad matrimonial: sin duda es una Gracia muy especial cuando un matrimonio y una familia pueden lograrlo (…) La actitud que tengamos frente a una familia ensamblada determinará la relación de los hijos de esa familia con la Iglesia. Una mujer ha sido abandonada por su marido, y encuentra un nuevo compañero que se ocupa de ella y de sus tres hijos. Renace el amor. Si esta familia es discriminada por nosotros, expulsamos no solo a la madre sino también a sus hijos. Si los padres se sienten extraños en la Iglesia, o no se sienten acompañados, la Iglesia perderá a las generaciones futuras. Siempre antes de comulgar rezamos: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme” Es decir que sabemos y aceptamos que no somos dignos (…) El amor es una Gracia; el amor es un regalo. La pregunta acerca de si los divorciados pueden tomar la comunión debe ser revertida: ¿Cómo puede la Iglesia llegar con la ayuda, con la fuerza de los Sacramentos a todos aquellos que se encuentran en una situación familiar compleja?



La Iglesia se ha quedado retrasada 200 años. ¿Cómo no se discute? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de coraje? Sin embargo la Fe es el fundamento de la Iglesia. La Fe, la confianza, el coraje. Yo soy viejo y estoy enfermo y dependo de la ayuda de los otros. Las buenas personas que están a mi alrededor me hacen sentir el amor. Este amor es más fuerte que el sentimiento de desconfianza que hoy tanto percibimos frente a la Iglesia en Europa. Sólo el amor vence al cansancio. Dios es Amor.
Y ahora tengo una pregunta para ti: ¿qué podés hacer vos por la Iglesia?


Traducción y resaltado de Carlos Tonelli sobre la nota publicada en el Corriere della Sera el sábado 1 de septiembre en su edición digital.

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