¡Solo por hoy!
Solo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día. Sin querer resolver el problema de mi vida toda de una vez.
Solo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto cortés en mis maneras no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar ni disciplinar a nadie sino a mi.
Solo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad. No solo en el otro mundo sino en este también.
Solo por hoy me adaptare a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.
Solo por hoy dedicare 10 minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que como el alimento es necesario para la vida del alma.
Solo por hoy haré una buena acción y no la diré a nadie.
Solo por hoy haré una cosa por lo menos que no deseo hacer y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
Solo por hoy haré un programa determinado, quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
Solo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario. Que la divina providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
Solo por hoy no tendré temores, de manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
Puedo hacer el bien durante 12 horas lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.+
(Decálogo de Juan XXIII)
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