Don y tarea


Marta Noche, vocera de la Acción Católica, nos hizo llegar este comunicado parapar Día Internacional de la Mujer

Un debate que reclama un diálogo sereno, responsable y maduro

Al celebrarse el Día Internacional de la Mujer y haberse dado apertura al debate parlamentario sobre la despenalización del aborto y el ingreso de la Ley de Protección a la Mujer Embarazada, queremos proponer con sinceridad nuestras ideas para que en el marco del respeto y en un clima de diálogo sereno, responsable y fecundo, se encuentre el camino adecuado que permita dar respuesta a esta grave problemática de nuestro tiempo.
La vida es un derecho desde la concepción hasta la muerte y merece ser cuidada, protegida, en todas las etapas de su desarrollo, posibilitando ser vivida con dignidad. Por eso, valoramos con igual intensidad la vida de la mujer que engendra como la del niño engendrado y trabajamos con igual empeño por sus derechos.
Sin embargo, no podemos dejar de reconocer las historias de dolor y angustia que muchas mujeres atraviesan ante un embarazo no deseado, sobre todo en quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, pobreza o marginación, o conciben fruto de la violencia sexual, el abuso u otros contextos que hacen sentir que el mismo es inviable. Es aquí entonces, que el Estado ha de proponer cauces superadores que permitan proteger la vida de ambos.
Porque los dos son personas, cada uno con su código genético que los acompañará durante toda su vida, aunque el embrión deba desarrollarlo en el proceso lógico que se atraviesa a lo largo de los nueve meses intrauterinos. La ciencia ha avanzado demasiado al respecto para insistir sobre ello, y tal vez por eso el debate intente desplazarse a una cuestión de semanas donde el misterio maravilloso de la vida crece pero no se hace notar, no se "visibiliza", pero está.
Es allí, entonces, donde la vulnerabilidad y debilidad de un ser humano se encuentra en plenitud. Pequeño, invisible y callado en el vientre de mujer ya "es" -inalienable e inviolable- lo que al nacer se cobijará entre los brazos. Esa vida débil es persona y por eso no podemos eliminar su existencia sin más, instaurando un peligroso principio donde los más débiles y sin voz puedan ser descartados.
Tampoco podemos abandonar a su suerte a la mujer que no decidió o no puede asumir ser madre, por eso reafirmamos, con total convencimiento, que ambos merecen nuestro cuidado, ante lo cual necesitamos el compromiso de todos.
Eduquemos con responsabilidad a las mujeres y varones para vivir una sexualidad madura, integradora, personal. Promovamos el sano criterio de decidir adecuadamente a partir del desarrollo de las capacidades que cada uno tiene, despertando todas las posibilidades de sentido para construir la vida y la resiliencia necesaria, cuando la adversidad toca a nuestras puertas.
Trabajemos para que la pobreza, la falta de trabajo, vivienda, acceso a la salud no sean causas que empujen a encrucijadas dolorosas. ¡Que la droga y la trata no avasallen la vida! Detrás de este dolor que lleva al absurdo hay mercaderes de la muerte que lucran y negocian, también con los niños abortados.
Comprometámonos en la lucha contra la violencia de género para evitar que haya más mujeres afectadas físicas y psicológicamente por la brutalidad que impacta sobre su identidad y bienestar, con la carga de dolor y muerte que esta tragedia conlleva. ¡No nos olvidemos tampoco de sus hijos!
Solicitemos políticas públicas que reconociendo la dignidad de la vida humana desde la concepción, la cuiden, protejan, estimulen su desarrollo y atiendan las situaciones conflictivas. También promovamos políticas que generen igualdad de oportunidades para varones y mujeres.
Pedimos abordar el tema en toda su complejidad, sin facilismos individualistas que arrojen a la mujer y al niño a su propia suerte, omitiendo el acompañamiento de la comunidad que deseamos ser. Cuidemos la vida naciente, cuidemos el don precioso de la maternidad que engendra vida cuidando a las madres y a los padres, formándolos en el ejercicio responsable de crear familias que sean verdaderos hogares para el bien de las personas que construyen juntos su proyecto de vida, para el bien de sus comunidades familiares y sociales y para el bien de la Nación que es la promoción y realización del bien común de todos sus habitantes.
¡La vida es don y es tarea! Que haya voluntad seria de considerar por delante de todo interés y postura, que la Vida vale y vale para todos por igual. ¡Pedimos por la vida de las mujeres!, ¡Pedimos por la vida de los niños!

Buenos Aires, 8 de marzo de 2018.

Consejo Nacional
Acción Católica Argentina

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