Oraciones y bienaventuranzas

 
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Lo Gozoso, lo Luminoso, lo Doloroso y lo Glorioso

Estimada Familia:
En virtud de la devoción que tenemos por el rezo del Rosario, me decidí a pasar por escrito algunas observaciones que surgen de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae.
En primer término, porque Juan Pablo II nos hace una serie de sugerencias metodológicas para incorporar –sólo muy pocas trascendieron periodísticamente- y, además, porque proclama, Año del Rosario al período que va de octubre de 2002 al 2003, situado inmediatamente “después de la experiencia jubilar” (3).
Dice el Papa que el Rosario y la Liturgia de las Horas son el compendio diario de las oraciones del cristiano y que “es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración. Mientras en la cultura contemporánea, incluso entre tantas contradicciones, aflora una nueva exigencia de espiritualidad, impulsada también por influjo de otras religiones, es más urgente que nunca que nuestras comunidades cristianas se conviertan en auténticas escuelas de oración” (5).
Hay un esfuerzo notorio por hacer destacar del Rosario su cristocentrismo, el papel de María y la importancia del método como camino de contemplación.
“Aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. (...) concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio” (1)
A la Virgen la pone como modelo de contemplación: “.. sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre’ (Lc. 2,7). Desde entonces su mirada está llena de asombro, no se apartará jamás de Él. Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: ‘Hijo, ¿porqué nos has hecho esto?’ (Lc. 2,48); será una mirada penetrante, capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta hasta percibir sus sentimientos escondidos y sus decisiones, como en Caná (cf. Jn 2, 5); otras veces, será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la ‘parturienta’ ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn. 19, 26-27); en la mañana de Pascua será una mirada radiante por la alegría de la Resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentencostés (cf. Hch 1, 14)” (10). También interviene, como en Caná, para hacerse intercesora de las necesidades humanas: “No tienen vino” (Jn 2,3) (16).
Pero lo que más me interesa marcar son las sugerencias que hace sobre la forma de rezar el Rosario.
Dice que es un método basado en la repetición, lo que lo hace adecuado para favorecer su asimilación. “Como expresión de amor no se cansa de dirigirse hacia la persona amada con manifestaciones que, incluso parecidas en su expresión, son siempre nuevas respecto del sentimiento que las inspira”. Por si necesitáramos un testimonio evangélico, recuerda “el conmovedor dialogo de Cristo con Pedro después de la Resurrección. ‘Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?’ Tres veces hace la pregunta, tres veces Pedro responde: ‘Señor, tú sabes que te quiero’ (cf. Jn 21, 15-17)” (26).
“En la práctica corriente, hay varios modos de comenzar el Rosario, según los diversos contextos eclesiales (...) en la medida que disponen el ánimo para la contemplación, son usos igualmente legítimos” (37) Lo curioso es que entre tales modos no incluye el rezo del Pésame, que es el que usamos nosotros.
“Enunciar el misterio, y tener tal vez la oportunidad de contemplar al mismo tiempo una imagen que lo represente, es como abrir un escenario en el cual concentrar la atención. Las palabras conducen la imaginación y el espíritu a aquel determinado episodio...” (29)
“Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditación, es útil que al enunciado del misterio siga la proclamación del pasaje bíblico correspondiente, que puede ser más o menos largo según las circunstancias. En efecto, otras palabras nunca tienen la misma eficacia de la palabra inspirada. Esta debe ser escuchada con la certeza de que es Palabra de Dios, pronunciada para hoy y ‘para mí’ ” (30)
“La escucha y la meditación se alimentan del silencio. Es conveniente que, después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes de iniciar la oración vocal (...). Uno de los límites de una sociedad tan condicionada por la tecnología y los medios de comunicación social es que el silencio se hace cada vez más difícil” (31).
“Después de haber escuchado la Palabra y centrado la atención en el misterio, es natural que el ánimo se eleve hacia el Padre” (32)
“Precisamente a la luz del Ave María, bien entendida, es donde se nota con claridad que el carácter mariano no se opone al cristológico”. Agrega: “El centro del Ave María, casi como engarce entre la primera y segunda parte, es el nombre de Jesús”. (33)
“Es importante que el Gloria, culmen de la contemplación, sea bien resaltado en el Rosario. En el rezo público podría ser cantado, para dar mayor énfasis a esta perspectiva estructural y característica de toda plegaria cristiana”. (34)
“Habitualmente, en el rezo del Rosario, después de la doxología trinitaria sigue una jaculatoria, que varía según las costumbres. Sin quitar valor a tales invocaciones, parece oportuno señalar que la contemplación de los misterios puede expresar mejor toda su fecundidad si se procura que cada misterio concluya con una oración dirigida a alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio. De este modo, el Rosario puede expresar con mayor eficacia su relación con la vida cristiana. Lo sugiere una bella oración litúrgica, que nos invita a pedir que (..) lleguemos a ‘imitar lo que contienen y a conseguir lo que prometen’ “. (35)
“La plegaria concluye rezando por las intenciones del Papa, para elevar la mirada de quien reza hacia el vasto horizonte de las necesidades eclesiales. Precisamente para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones”. (37)
Con respecto del instrumento, subraya que el tradicional para rezarlo es el rosario, que sirve también para expresar un simbolismo y sugiere también ampliar su significado simbólico para a nuestra relación recíproca. Está centrado en el crucifijo y, según el Beato Bartolomé Longo, es considerado una “cadena dulce” que nos une a Dios (36).
“El Rosario puede recitarse entero cada día, y hay quienes así lo hacen de manera laudable. De ese modo, el Rosario impregna de oración los días de muchos contemplativos, o sirve de compañía a enfermos y ancianos que tienen mucho tiempo disponible. Pero es obvio –y eso vale, con mayor razón- si se añade el nuevo ciclo de los mysteria lucis- que muchos no podrán recitar más que una parte, según un determinado orden semanal” (38) En una hijita anexa voy a destacar cuál es ese orden. Allí agregaré las lecturas que en algunos pocos casos cita la carta y que, en otros, busqué y encontré yo en mi descanso estival en ese magnífico lugar que los Maurette llamamos “Las Overas”, los Grondona “La Victoria” y la historia recuerda bajo la denominación de “Granja San Ciriaco”. Hay textos para leer en una Biblia y otras citas puntuales que pueden leerse aleatoriamente para su reflexión.
A modo de conclusión, el Papa nos dice: “Hoy deseo confiar a la eficacia de esta oración la causa de la paz en el mundo y la de la familia” (39).
Con respecto de la paz, explica que esta contemplación hace al hombre pacífico porque “es una oración orientada por su naturaleza hacia la paz”, y “es además oración por la paz por la caridad que promueve. Mientras nos hace contemplar a Cristo, el Rosario nos hace constructores de la paz en el mundo” (40)
“Es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia”. Era una oración muy apreciada porque favorecía la comunión familiar. “Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria”. Tras recordar que “la familia que reza unida, permanece unida”, explica que “muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad de comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor” (41)
“Es hermoso y fructuoso confiar también a esta oración el proceso de crecimiento de los hijos” y llama a la oración con los chicos: “se puede objetar que el Rosario parece una oración poco adecuada para los gustos de los chicos y los jóvenes de hoy. Pero quizás esta objeción se basa en un modo poco esmerado de rezarlo” por
lo que sugiere que “se enriquezca con oportunas aportaciones simbólicas y prácticas, que favorezcan su comprensión y valoración”.
Esto que intenta resumir algunos puntos de la carta publicada el 16 de octubre de 2002, no puede agotar ese magnífico texto ni alcanza a expresar el placer que me dio hacer la búsqueda de las citas evangélicas que transcribo adjunto.
Les pido disculpas por la extensión, pero mi falta de conocimientos en esta materia me impide hacer una mayor síntesis de semejante misiva.
Gracias por haberla leído y hacer fructíferas estas horas de estudio.
Beccar, 15 de enero de 2003


Misterios Gozosos (lunes y sábados)

1.- La Anunciación del Angel a María y la Encarnación del Hijo de Dios
Lc 1, 26-38
“...porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue”.(Lc 1, 37-38)
Jn 1, 1-18.
“En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció” (Jn 1, 10)
“Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14).
2.- La Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel
Lc 1, 39-56
“¡Felíz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 45)
“Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi Espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 46-48)
3.- El Nacimiento de Jesús en el Portal de Belén
Lc 2, 1-20
“Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quien Él se complace” (Lc 2, 14)
Mt 2, 1-12
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos que venían de Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ‘¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle’ (Mt 2, 1-2)
4.- La Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de Nuestra Señora
Lc 2, 22-38
“Simeón les bendijo y dijo a María: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones” (Lc 2, 34-35)
5.- El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
Lc 2, 41-50
“Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: ‘Hijo, ¿porqué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando’ ” (Lc 2, 48)
“Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio” (Lc 2, 50)


Misterios Luminosos (jueves)
1.- Bautismo de Jesús en el Jordán
Jn 1, 19-34
“Juan les respondió: ‘Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis” (Jn 1,26)
Lc 3, 21-22
“y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma y vino una voz del cielo: ‘Tu eres mi Hijo; yo hoy te he engendrado’ ” (Lc 3, 22)
Mc 1, 9-11
“Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco’ ” (Mc 1, 11).
2.- Autorrevelación en las Bodas de Caná
Jn 2, 1-12
“Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: ‘No tienen vino’. Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora” (Jn 1, 3-4).
“Dice su madre a los sirvientes: ‘Haced lo que Él os diga’” (Jn 2, 5)
3.- Anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión
“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1, 15)
Mc 2, 3-13
“Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados’ ” (Mc 2, 5)
4.- La Transfiguración
Mc 9, 2-8
Lc 9, 28-36
“Y vino una voz desde la nube que decía: ‘Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle’ ” (Lc 9, 35)
Mt 17, 1-8
“Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle’ ” (Mt 17, 5)
5.- Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual
Lc 22, 19-20
“De igual modo, después de cenar, tomó la copa diciendo: ‘Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros” (Lc 22, 20)
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1)
Mc 14, 22-25
“Yo les aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el Reino de Dios” (Mc 14, 25)
Mt 26, 26-29
“Y yo os digo que no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre” (Mt 26, 29)


Misterios Dolorosos (martes y viernes)
1.- La Oración de Jesús en el Huerto
Jn 18, 1; Lc 22 39-46; Mc 14, 13-42, y Mt 26, 36-46
“Llegado al lugar les dijo: ‘pidan no caer en la tentación’ ” (Lc 22, 40)
“Y les dice: ‘Mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y velen” (Mc 14, 34)
“Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y suplicaba así: ‘Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa, pero que no sea como yo quiero, sino como quieras Tú’ ” (Mt 16, 39)
“Velen y oren, para no caer en tenteación; que el espíritu esta pronto, pero la carne es débil’.” (Mt 16, 41)
2.- La Flagelación del Señor
“Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado” (Mt 27, 26)
“Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle para que fuera crucificado” (Mc 15, 15)
“... Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré” (Lc 23, 15)
“Por tercera vez dijo: Pero ‘¿qué mal ha hecho éste?’ No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré’.” (Lc 23, 22)
“Pilato, entonces, tomó a Jesús y mandó a azotarle” (Jn 19, 16-18)
3.- La Coronación de Espinas
Mt 27, 27-31 y Mc 15, 16-20
“Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él” (Mc 15, 19)
“y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían una burla diciendo: ‘Salve, Rey de los judíos’” (Mt 27, 29)
“Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un mando de púrpura; y, acercándose a él, le decían: ‘Salve, Rey de los judíos’. Y le daban bofetadas” (Jn 19, 2-3)
4.- Jesús camino al Calvario con la Cruz a cuestas
Lc 23, 26-32
“Jesús, volviéndose a ellas, dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!” (Lc 23, 28-29)
“Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz”. (Mt 27, 32)
“Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario” (Mc 15, 21-22)
“... Tomaron pues a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota ...” (Jn 19, 16-17)
5.- Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo
Jn 19, 18-22 y 19, 28-30
Mc 15, 20, 22, 25-27 y 36-37
Mt 27, 31, 33, 37, 38 y 48-50
Lc 23, 33, 38, 46
“.. y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio” (Jn, 18)
“Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda” (Mc 15, 27)
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dice: ‘Tengo sed’.” (Jn 19, 28)
“Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: ‘Todo está cumplido’. E inclinando la cabeza entregó su Espíritu” (Jn 19, 30)
“Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: ‘Verdaderamente, éste era Hijo de Dios’.” (Mt 27, 54)
“A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: ¡Eloí, Eloí, ¿lema sabactani?’, -que quiere decir- ‘¡Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado?’.” (Mc 15, 34)
“Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso’.” (Lc 23, 43)

Misterios Gloriosos (miércoles y domingos)
1.- La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo
Jn 20 y 21, Lc 24, Mt 28, Mc 16
“Jesús les dijo otra vez: ‘La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, yo también los envío’.” (Jn 20, 21)
“Le dice Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído’.” (Jn 20, 29)
“ ‘¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?’.” (Lc 24, 26)
“Se dijeron uno al otro: ‘¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros mismos cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?’.” (Lc 24, 32)
“Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: ‘¿Tienen algo de comer?’.” (Lc 24, 41)
“Y al verle lo adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: ‘Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan pues y hagan discículos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’.” (Mt 28, 17-20)
“Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios” (Mc 16, 9)
2.- Ascensión del Señor
Hch 1, 6-11
“Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos” (Hch 1, 9)
“Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: ‘Galileos, ¿qué hacen mirando al cielo? Este que les fue llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como lo han visto subir al cielo” (Hch 1, 10-11)
“Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Mc 16, 19)
“Le dice Jesús: ‘No me toques que todavía no he subido al Padre. Pero ve donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’.” (Jn 20, 17)
“No se turbe vuestro corazón. Creen en Dios; crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, les habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde esté yo, estén también ustedes. Y a donde yo voy saben el camino’.” (Jn 14, 1-4)
3.- La venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles
Hch 2, 1-12
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban” (Hch 2, 1-2)
“quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” (Hch 2, 4)
“Otros en cambio decían riéndose: ‘¡están llenos de mosto!’.”
“Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo’.” (Jn 20, 22)
4.- La Asunción de la santísima Virgen en Cuerpo y Alma a los Cielos
5.- Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado



VIA CRUCIS

I. Jesús es condenado a muerte
El procedimiento condenatorio es una señal de Jesús como símbolo de contradicción frente a lo terreno, a lo que pensaba y quería "todo el mundo".
El dialogo con pilato, la traición de Judas y la perferencia por Barrabás, son tres episodios elocuentes. Sin embargo, es la coronación de espinas la evidencia del Reino de los Cielos, como negación de la vanidad terrenal. Es el acto más doloroso y humillante que se pueda imaginar para una deidad, para una majestad.
Mc 14,1 - 15,20

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Padrenuestro, Avemaría y Gloria

II. Jesús carga con la Cruz
Una peregrinación con sobrepeso y tribulaciones. Es algo así como jugar al fútbol estando gordo y ser objeto de burla de la tribuna, pero mucho peor.
Rodeado de miradas extrañas y murmuraciones. El puede reconocernos a todos nosotros, mirándolo sin comprender porqué está ahí, porqué se emperró en esas actitudes odiosas que lo terminaron condenando. Nos vé y sabe que estamos criticándolo por esos "errores" que lo llevaron al Gólgota y regodeándonos de nuestros numerosos "aciertos". Pura viveza. No hay palabra que nos pueda abrir los ojos, ni siquiera Lázaro resucitado. Nada. Lee nuestros labios diciendo que a nosotros no nos podría pasar algo así, porque nunca hubiesemos transitado ese camino. En alguna medida, habría que ver si de quererlo hubiésemos podido hacerlo. En cambio, recorrimos aquel otro, el de los chismes. La mirada de Jesús nos penetra en pleno bisbiseo. Este comentario no es más grave que los anteriores ni que los posteriores, pero nos descubre in fraganti. Eso duele. Sólo me consuela pensar que mis pecados pudieron ser el incentivo para seguir adelante, para liberarnos. Porque ésa era la única manera de que pudiéramos ver la Verdad, de salvarnos de ese devenir convenido y opaco y mostrarnos la Vida, la Esperanza, el liberador Camino del Calvario.

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III. Jesús cae por tercera vez
Su cuerpo humano sucumbe ante el peso de la tremenda Cruz de madera macisa. Por fuerza que pueda tener, el camino es largo y en pendiente. Siente, sabe o escucha a esos incrédulos que piensan que un Dios no debería caer, ni ceder. Reconoce a algunos que comieron panes y peces con él, aquella vez del milagro. No les alcanzó con éso, quieren más. Es lógico: queremos algo más que un hombre débil. Por éso mismo no podríamos ver a Jesús en el prójimo, en ese funcionario corrupto, en esa mujer de mala vida, en el vicioso. Dudamos de que esa gente pueda ser imagen y semajanza de Dios. Nuestras dudas lo lastiman.

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IV. Jesús encuentra a su madre
Aún cuando pueda aguantar ese dolor y tanta humillación, que su madre lo vea sufrir de esa manera debió haber sido tremendo. El le hubiese querido mostrar en una pantalla todo lo que venía después, todo lo que El sabía de ese sacrificio. Pero, ¿y ella, qué? por más que hubiese visto lo mismo que El no podría soportar verlo sufrir de esa manera. La imagino conteniendo el llanto y los cuestionamientos naturales de una madre que sufre.

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V. El Cireneo ayuda a Jesús
"Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la Cruz" (Mt 27, 32Qué impensado honor. Qué habrá hecho en su vida ese tal Simón de Cirene para tener la oportunidad de ayudar a Jesús en su obra salvadora, de alivianarlo en la misión más importante de la historia de la humanidad. Difícilmente lo haya sentido así cuando le ordenaron hacerlo. Menos aún lo habrán considerado los curiosos de turno. El tuvo el privilegio de compartir el sufrimiento de Jesús. Todos estamos invitados a ser misericordiosos. Sencillamente tenemos que poder verlo de esa forma. Según su etimología, misericordia es estar acorde con la miseria. Todos podemos hacerlo. Es un acto sencillo, pero nada fácil.

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VI. La Verónica seca el rostro de Jesús
A diferencia del Cireneo, la misericordia de la Verónica es voluntaria. Rompe el cerco de la condena, de la burla, de la indiferencia y queda al descubierto, a la vista de todos, cuando le seca la transpiración con una toalla. No era mucho, en términos físicos, pero la solidaridad en los malos momentos otorgan una enorme fuerza y una satisfacción que sana. Como siempre, la que más ganó fue la propia Verónica; debe haber soñado con la expresión del Cristo aliviado, agradecido.

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VII. Jesús cae por segunda vez
En esas circunstancias, la caída duele más. Porque cansa, porque desalienta. Parece que el Gólgota no llegará nunca, que está inalcanzable. Teme que no llegue por sus propios medios, que tengan que llevarlo a donde él quisiera llegar por su cuenta. No por entusiasmo, sino porque es su deber salvífico. No puede fallar, pero el cuerpo no le responde.

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VIII. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalen
Las mujeres aparecen desafiando al ridículo y en contraste con la cobardía de los hombres allí presentes. Están seguras de que Jesús no merecía morir y menos aún de esa manera. Su ejemplo las convence y le expresan su amor. Es la fuerza que estaba necesitando. "Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por El. Pero Jesús les dijo: ´Hijas de Jerusalen, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron. Entonces se dirá a las montañas: caigan sobre nosotros, y a los cerros: sepúltennos. Porque si así tratan a la leña verda, ¿qué será de la leña seca?´". (Lc. 23, 27-31)

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IX. Jesús cae por tercera vez
Ya no le quedan fuerzas. Está dispuesto a enfrentar a la muerte. Con esta caída entregó parte de lo que quedaba de su vitalidad, de su energía, de su fuerza. Empieza a ver el final. Su desafío tal vez sea llegar. Con el castigo que ya recibió es probable que sea el cireneo quien esté cargando lo más pesado de la cruz. Está exhausto. Simón también. Sufre con él la caída, lo desequilibra y tal vez hasta lo golpea. Sin embargo, la majestad del Cristo que lo conduce lo llena de Vida y lo ayuda a terminar el trayecto.

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X. Jesús es despojado de sus vestiduras
"Después los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: no la rompamos. Vamos a sortearla para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice:Recién cuando murió, muchos creyeron en El. Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados" (Mc 15, 23-24). Ya no le queda nada propio. Así se encontrará con el Padre, se va de la misma manera que vino, que vinimos, que nos iremos. Sin propiedad ni orgullo alguno. La ropa queda en mano de sus verdugos. Su desnudez es una humillación que lo ayuda a despegarse de lo poco que le quedaba aquí, en el mundo, y una señal de que las Escrituras se cumplen, de la validez de la Palabra. Hasta ahí nadie creía. Muchas veces es necesario llegar hasta el fondo para salir a la superficie.

O: Te adoramos Cristo y te bendecimos
Todos: Porque por tu santa cruz viniste al mundo
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

XI. Jesús es clavado en la cruz
"Allí lo crucificaron; y con El a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. pilato redactó una inscripción que decía: Jesús el Nazareno, rey de los judíos, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: ´No escribas El Rey de los Judíos´sino ´Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos´. Pilato respondió: ´Lo escrito, escrito está´" (Jn 19, 18-22). La Cruz es el vehículo de salvación. Debemos clavarnos para no zafarnos de ella. Allí entrega su Espíritu, no sin perguntarse antes a su Padre si no lo habrían abandonado. Si, también El.

O: Te adoramos Cristo y te bendecimos
Todos: Porque por tu santa cruz viniste al mundo
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

XII. Jesús muere en la cruz
"Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el fi8nal, Jesús dijo: ´Tengo sed´. Había un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: ´Todo se ha cumplido´. E inclinó la cabeza" (Jn 19, 28-3o). Recién cuando murió, muchos creyeron en El. Su muerte es nuestro pasaporte a la Vida, a la Verdad. Una invitación a seguir su Camino. Sufre, agoniza y muere, para que nazcamos a la Vida. Se rebajó más abajo de nuestro nivel para demostrarnos que los últimos serán los primeros, que los que sufren son muy queridos por Dios.

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Padrenuestro, Avemaría y Gloria

XIII. Jesús es bajado de la cruz
"Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús -pero secretamente por temor a los judíos- pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos" (Jn 19, 38-40). Siempre me impresionó la fe y el coraje de estos dos funcionarios judíos. Porque ya no hay oportunismo ni conveniencia alguna. Fueron a cumplir con las últimas dignidades. Lo hicieron en silencio y de acuerdo con la normativa en vigencia pero, mejor aún, con mucho amor, entrega y dedicación.

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Padrenuestro, Avemaría y Gloria

XIV. Jesús es colocado en el sepulcro
"En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús" (Jn 19, 41-42). Ahora es cuestión de esperar. Es de creyentes esperar. Los que no creen, desesperan. Nada alcanza para evitar la muerte, que es la negación de la Vida. Nuestra espereranza se apoya en la Palabra del Señor. El solamente nos pide sencillamente que creamos en El. Pide nuestra fidelidad. "Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida" (Jn 5, 24).

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Padrenuestro, Avemaría y Gloria


Los Diez Mandamientos

1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.- No usarán su Santo Nombre en vano.
3.- Santificarás las Fiestas
4.- Honrarás a tu madre y a tu padre.
5.- No matarás.
6.- No fornicarás.
7.- No robarás.
8.- No levantarás falso testimonio ni mentirás.
9.- No desearás la mujer de tu prójimo.
10.- No codiciarás los bienes ajenos.

Una lectura teológica dice que vivir en la Gracia de Dios es vivir hoy el Reino de Dios. Para eso, no hay que querer ofender a Dios; es decir, pecar. Ni faltando a los mandamientos, ni con la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza (pecados capitales).

Hay que practicar las virtudes teologales de la Fe, Esperanza y Caridad, así como las cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Se recomiendan catorce obras de misericordia: espirituales (enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rogar por vivos y difuntos) y las corporales (visitar y cuidar enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, enterrar a los muertos).

Se recomienda también cumplir con los preceptos de la Iglesia: participar de la Misa todos los domingos y fiestas de guardar; cumplir con el ayuno y la abstinencia (ya no es estrictamente de carne) el Miércoles de Ceniza y todos los viernes del año; confesarse y comulgar al menos una vez al año por Pascua de Resurrección y en peligro de muerte; contribuir al sostenimiento de la Iglesia, y practicar los sacramentos: bautismo, penietencia, comunión, matrimonio u orden sagrado, unción de los enfermos.

Nuestra profesión de fe es el Credo:
Creo en Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor,
que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó
de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén

Hablar con él es rezar. El nos recomienda hacerlo en silencio, allí donde uno pueda recluirse y decir:
Padrenuestro,
que estás en los cielos.
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y libranos del mal. Amén

Pero una de sus más sabrosas enseñanzas son las Bienaventuranzas (Lc. 6, 20-26):
"Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
"Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
"Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban a sus padres, los profetas.

"Pero ¡ay de vosotros, los ricos! porque habéis recibido vuestro consuelo.
"¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos! porque tendréis hambre.
"¡Ay de los que reís ahora! porque tendréis aflición y llanto.
"¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas".

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