Cuando Pereyra era un desierto
Escenas del Campo Argentino es el nombre de la exposición de las fotos con que Francisco Ayerza (1860-1901) pretendió recrear imagenes del Martín Fierro, alrededor de 1885.
La muestra, que se realizó durante julio en el Pabellon de las Artes de la Universidad Católica Argentina (UCA), merced al esfuerzo de la comisión del Bicentenario de esa universidad, la Academia Nacional de Bellas Artes y el fotógrafo Aldo Sessa, expresa mucho más que lo que se pretendió exhibir.
Lo que evidencia esa serie de fotos es que la zona ahora reconocida como Parque Pereyra Iraola, la escuela de Policía Juan Vucetich y aledaños, no poseía la frondosa vegetación, la elegante arboleda y los prados eternos que recubren la polvorienta superficie de otrora.
La biológica intervención fue obra del vanguardista estanciero Leonardo Pereyra y de sus hijos. En el período de tiempo que va desde fines del siglo XIX, cuando fueron tomadas esas fotografías, a la expropiación, en 1949, los Pereyra conviertieron a ese desierto en el vergel que ahora puede observarse desde la rotonda Gutiérrez o los camino del Centenario o General Belgrano, y que hace de pulmón de nuestra megalópolis.
Ni qué decir de las especies que, únicas en Latinoamérica, desaparecieron por falta de cuidados intensivos o por la rapiña. O del apoyo que Leonardo debe haber ofrecido a su amigo y pariente para realizar esta serie de tomas artísticas en su establecimiento ganadero. Porque, a diferencia del estereotipo que se ha cristalizado, estos emprendedores rurales eran gente sensible, socialmente responasble y muy inquieta. las cróniocas de los diarios El Día de La Plata y La Palabra de Berazategui son elocuentes al respecto.+)
La muestra, que se realizó durante julio en el Pabellon de las Artes de la Universidad Católica Argentina (UCA), merced al esfuerzo de la comisión del Bicentenario de esa universidad, la Academia Nacional de Bellas Artes y el fotógrafo Aldo Sessa, expresa mucho más que lo que se pretendió exhibir.
Lo que evidencia esa serie de fotos es que la zona ahora reconocida como Parque Pereyra Iraola, la escuela de Policía Juan Vucetich y aledaños, no poseía la frondosa vegetación, la elegante arboleda y los prados eternos que recubren la polvorienta superficie de otrora.
La biológica intervención fue obra del vanguardista estanciero Leonardo Pereyra y de sus hijos. En el período de tiempo que va desde fines del siglo XIX, cuando fueron tomadas esas fotografías, a la expropiación, en 1949, los Pereyra conviertieron a ese desierto en el vergel que ahora puede observarse desde la rotonda Gutiérrez o los camino del Centenario o General Belgrano, y que hace de pulmón de nuestra megalópolis.
Ni qué decir de las especies que, únicas en Latinoamérica, desaparecieron por falta de cuidados intensivos o por la rapiña. O del apoyo que Leonardo debe haber ofrecido a su amigo y pariente para realizar esta serie de tomas artísticas en su establecimiento ganadero. Porque, a diferencia del estereotipo que se ha cristalizado, estos emprendedores rurales eran gente sensible, socialmente responasble y muy inquieta. las cróniocas de los diarios El Día de La Plata y La Palabra de Berazategui son elocuentes al respecto.+)
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