La Viuda Embarazada
Este título inquietante corresponde a la última novela de un escritor que no he leído, Marin Amis. Aún así, me interesa mucho leeer las entrevistas en las que los escritores hablar de cómo escriben, qué hábitos tienen, qué pretenden.
Buscando claves literarias en la entrevistas de Diego Salazar que publica Ñ en su edición de hoy, el escritor reflexiona sobre la revolución sexual de la siguiente manera:
- Usted dijo que, como en el porno, las relaciones sexuales habían sido vaciadas de sentimientos. ¿Lo cree?
- Creo que esa es la dirección hacia la que nos encaminamos. Todavía estaban atadas a los sentimientos en los años setenta, y ese fue quizás el paso tomado por la revolución sexual: hacer del sexo un asunto recreacional, como una forma de diversión. Eso era imposible antes de la píldora, porque existía siempre esa angustia ante la posibilidad del embarazo.
- ¿Y no cree que es mejor haber perdido esa angustia y esa idea sacralizada del sexo?
- No creo que esa clase de sexo haya sido buena, pero tampoco creo que el sexo sin componente sentimental sea algo bueno. Es divertido. Pero *¿y qué más? Mira, había una especie de acuerdo para la gente de mi generación, y ese acuerdo pasaba por dedicarse completamente a la promiscuidad hasta los 32 o así, y a partir de entonces te olvidabas de eso y te hacías monógamo, y de hecho muchos se hicieron adictos a la variedad. Pero no me gustaría hacerme adicto a una variedad carente de sentimientos, a una variedad de compañeras de cama de las que no pudiera siquiera imaginar que me enamoraría. De verdad creo que enamorarse es cada vez más difícil, aceptar la idea de enamorarse. Porque no queremos comprometernos, no queremos salir heridos. Incluso las mujeres. Y una vez que las mujeres están de acuerdo con esto, significa que de verdad algo ha cambiado.+
Buscando claves literarias en la entrevistas de Diego Salazar que publica Ñ en su edición de hoy, el escritor reflexiona sobre la revolución sexual de la siguiente manera:
- Usted dijo que, como en el porno, las relaciones sexuales habían sido vaciadas de sentimientos. ¿Lo cree?
- Creo que esa es la dirección hacia la que nos encaminamos. Todavía estaban atadas a los sentimientos en los años setenta, y ese fue quizás el paso tomado por la revolución sexual: hacer del sexo un asunto recreacional, como una forma de diversión. Eso era imposible antes de la píldora, porque existía siempre esa angustia ante la posibilidad del embarazo.
- ¿Y no cree que es mejor haber perdido esa angustia y esa idea sacralizada del sexo?
- No creo que esa clase de sexo haya sido buena, pero tampoco creo que el sexo sin componente sentimental sea algo bueno. Es divertido. Pero *¿y qué más? Mira, había una especie de acuerdo para la gente de mi generación, y ese acuerdo pasaba por dedicarse completamente a la promiscuidad hasta los 32 o así, y a partir de entonces te olvidabas de eso y te hacías monógamo, y de hecho muchos se hicieron adictos a la variedad. Pero no me gustaría hacerme adicto a una variedad carente de sentimientos, a una variedad de compañeras de cama de las que no pudiera siquiera imaginar que me enamoraría. De verdad creo que enamorarse es cada vez más difícil, aceptar la idea de enamorarse. Porque no queremos comprometernos, no queremos salir heridos. Incluso las mujeres. Y una vez que las mujeres están de acuerdo con esto, significa que de verdad algo ha cambiado.+
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