Ecce Homo

La fallida restauración que realizó la octogenaria Cecilia Giménez sobre la célebre obra Ecce Homo, de Elías García Martínez, ofrece una oportunidad para pensar.
"Si he pecado por pintarlo, pido perdón. Pero lo hice con muy buena intención", se disculpó.
La señora Cecilia da pena. Dejémosla tranquila a ella. Hagamos abstracción.
Sabemos que no alcanza con la buena intención.
El rostro de ese Cristo refleja la actitud antojadiza del hombre para con Dios.
Ella creó su propio Cristo, lo deformó, lo hizo a su manera.
Cuando el hombre hace las cosas como quiere, y no como debe, pasan estas cosas.
Es un Cristo que sólo le sirve a ella.
No salva a nadie más que a ella.
Quizás por eso generó el repudio.
Ese Cristo así no sirve.
Aún bienintencionada, no sirve a los demás.+

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