domingo, 26 de agosto de 2012

Secularización y Nueva Evangelización

El testimonio del célebre sociólogo e investigador Emilio de Ipola sobre su propia apostasía sirve para ocuparse de la Nueva Evangelización que se propone la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos, que se celebrará del 7 al 28 de octubre en Roma.
De Ipola escribe hoy en el suplemento El Observador de Perfil un interesante y honesto relato sobre su paso de Auténtico Creyente al ateísmo incrédulo... del propio ateísmo.
Quien fuera uno de los grandes progresistas de los 80 contó que proviene de un hogar "imperfectamente atólico", de padre ateo -pero altamente respetuoso del rol que cumplía la iglesia en la sociedad- y madre creyente pero que detestaba a la institución eclesial.
En su proceso parecen ser crucial dos sujetos: un cura, monseñor Virgilio Filippo, párroco de la Redonda de belgrano, y un profesor de religión de cuarto grado, que dictaba su cátedra "con notorio desgano y una pizca de sorna". Fue más liviano con ese maestro que con el sacerdote, cuya severidad, su concepto de amor y su afección por el protagonismo público le provocó tanto rechazo a él como a su comunidad.
Es interesante cómo lo diseca. Dice que tenía muchos odios y pocos amores, éstos últimos elevados a normas imperativas. Es muy claro respecto del rol que cumplieron sus primeras confesiones en su alejamiento de la práctica religiosa y la importancia de sus lecturas y reflexiones en su expresa apostasía. Vale la pena leerlo. Es claro que, por más que se esfuerce, le cuesta el ateísmo.
Las palabras de este intelectual nos facilitan la presentación del tema.
El 30 de julio de 2012 una nota de Silvina Rufrancos en La Prensa (¿La Iglesia está perdiendo fieles?) refiere al informe presentado en junio por el Vaticano en el que expresa preocupación y que se plantea la necesidad de una nueva evangelización ante la secularización, la emigración, la globalización, la crisis económica, la proliferación de sectas religiosas, el consumismo, el nihilismo y el hedonismo, llamado La Nueva Evangelización Para la Transmisión de la Fe Cristiana.
"Se asiste, en la práctica, a una eliminación de la cuestión de Dios de entre las preguntas que el hombre se hace", afirma. "Nueva evangelización significa dar respuesta adecuada a los signos de los tiempos, a las necesidades del hombre y de los pueblos de hoy, a los nuevos escenarios que muestran la cultura a través de la cual expresamos nuestra identidad y buscamos el sentido de nuestras existencias".
El documento expresa el riesgo que implica el surgimiento de nuevas religiones que asumen formas de espiritualidad individualista o bien de neopaganismo.
Consultado por La Prensa, el sociólogo especializados en temas religiosos Fortunato Malimaci asegura que en nuestro país y en la región lo que sucede no es un retroceso del cristianismo sino del catolicismo.
Según la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas realizada por el Conicet en 2008, los católicos pasaron de ser un 80 por ciento en 1960 al 76,5, en la actualidad. El nueve por ciento se declara evangélico.
En un espacio ad hoc titulado Nadie Puede Amar Lo Que Ignora, el columnista de ese diario Agustín de Beitía ratifica esta "apostasía silenciosa creyente" por la cual el hombre vive como si Dios no existiera, y lo atribuye:
1) a que la cultura cristiana, que se traducía en actitudes cotidianas y frecuentes en el seno familiar, viene en declive; y
2) a una deficiente formación cristiana.
Además de que la insolvencia y mundanidad alcanza a muchos sacerdotes.
Como decía el papa paulo VI: "dichoso y paradógico es nuestro tiempo que prácticamente nos obliga a la santidad.+

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