La casa del Eternauta


La ventana de postigos que se ve a la izquierda es la que ilustró Solano López en los primeros cuadritos de El Eternauta.
A través de ella se veía a Juan Salvo desde afuera.
Desde allí el héroe de la resistencia también contempló la mortífera nevada de los invasores, los Ellos.
Esa era la casa de Hector Oesterheld, que está situada en la esquina de Rivadavia y Ayacucho, justo frente a la estación de Beccar.
Allí, en la entrada, los militares secuestraron a algunos de los miembros de su familia, que al cabo de un par de años quedó diezmada. Sus hijas y él desaparecieron en ese período. Sólo lo sobrevivieron su mujer y un nieto.
Oesterheld recuperó su fama en los últimos años. De chico me fascinó la primera parte de ese relato, aunque debo reconocer que nunca pude leer de corrido las siguientes.
La foto fue tomada ayer, en el día de la Historieta.
Este es nuestro homenaje para un artista que se entregó de lleno a su vocación.+

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