La Intrascendencia
Los diarios deberían ser una reserva reflexiva de la época, una lectura de trinchera contra la invasión electrónica. Pero sus soldados y oficiales ceden al pensamiento ligero. Por eso no es extraño que La Nación y Clarín vengan publicando sobre el fenómeno del new age, cubran como no hacen con actividades católicas la visita del Sri Sri Ravi Shankar, ni que el tradicional periódico de los Mitre lleven en tapa una nota titulada "La Espiritualidad y los argentinos: las razones de un furor creciente", que desconoce los más elementales conocimientos de la Fe, del Catecismo y de la doctrina cristiana.
El editor cree que sus lectores ya no se conforman con el ideal de un bienestar más allá del hoy, por lo que se percibe que ignora la dimensión del Reino de Dios.
Tampoco es casualidad que el partido que milita sobre esos mismos paradigmas posmodernos, el PRO, sea el que auspicie la visita del gurú oriental. Ese mismo partido fue el que consagró por primera vez en la Argentina el matrimonio igualitario, impulsó iniciativas abortistas en la Legislatura Porteña y llegó en algún momento a considerar la liberación del comercio de estupefacientes.
De todos modos, no es culpa ni de los diarios ni de los partidos el que algunos desinformados se hayan visto seducidos por este orate que asegura que puede sintetizar en él lo mejor de las religiones tradicionales, vaciándolas así de contenido. Con siglos de educación católica a través de una inmensa red de escuelas, universidades y medios, la propia Iglesia tiene un enorme grado de responsabilidad en este resultado.
Que muchos de sus exalumnos y discípulos lleguen a creer que con la ingesta de formulados físicos pueden resolver la angustia existencial se debe, ante todo, a una evidente ausencia testimonial.
La experiencia personal del trato con Dios o el ejemplo de un santo próximo sería suficiente para evitar que aquellos que buscan honesta y sanamente a Dios abreven en una religión intrascendente.+
En una nota sobre "Las Nuevas Espiritualidades", publicada en Página 12 de hoy, el sociólogo y doctor en antropología social Nicolás Viotti, investigador del Conicet en Flacso, afirma que “evidentemente (Mauricio) Macri se da cuenta de que este fenómeno de las espiritualidades que han prendido en los sectores medios urbanos es algo que tiene cierta repercusión y es, al mismo tiempo, coherente con ciertos valores del PRO, y hace uso político. Mucha gente del PRO está metida en estos movimientos de espiritualidades asociadas al efectivismo, al confort, al pensamiento positivo, a evitar la confrontación. Ahí hay una afinidad electiva”.
Como nota divertida y de color, recomiendo esta del ex director de la Revista Barcelona Pablo Marchetti, titulada "En FeVida hay tanta espiritualidad como literatura en la Feria del Libro" publicada en la edición impresa de Perfil de la fecha.Tiene tres párrafos muy ilustrativos:
“Puede ser que se haya llenado de plata, pero no jode a nadie y lo que enseña a mucha gente le hace bien”, dice otra mujer, en otro stand, que tampoco se siente demasiado feliz con que sea El, Sri Sri, el que se haya llevado toda la atención. El consenso es general: si hoy están aquí todos juntos es gracias a El, por más que no les guste mucho El. Eso no lo discute nadie. Ni siquiera la encargada de la fundación que en noviembre traerá a Deepak Chopra, el otro indio famoso.
Me pregunto si Chopra es la contracara de Sri Sri. No hay más que ver sus fotos: uno tiene el pelo largo, barba, túnica, una busarda disimulada debajo de la túnica (sí, tiene busarda, no jodan, no debe ser muy aficionado al ayuno), y parece llevar varios días sin bañarse; el otro es estilizado, tiene el pelo corto y con gel, afeitada al ras, anteojos modernos como para ir al Bafici y ropa étnica de diseño que bien podría ser un hippie chic made in Armani.
Viéndolos a Chopra y a Shankar se aprecia el mismo contraste estético que existe entre Damien Hirst y Carlos Regazzoni, entre David Bowie y Pablo Lescano, entre Barack Obama y Hugo Curto. La responsable del stand de Chopra no quiere entrar en polémicas, dice que los dos son maestros espirituales, que los dos son muy positivos y que los dos le hacen mucho bien a la gente. Pero finalmente aclara: “Y los dos son de la India, pero Chopra vive en Nueva York”.+
El editor cree que sus lectores ya no se conforman con el ideal de un bienestar más allá del hoy, por lo que se percibe que ignora la dimensión del Reino de Dios.
Tampoco es casualidad que el partido que milita sobre esos mismos paradigmas posmodernos, el PRO, sea el que auspicie la visita del gurú oriental. Ese mismo partido fue el que consagró por primera vez en la Argentina el matrimonio igualitario, impulsó iniciativas abortistas en la Legislatura Porteña y llegó en algún momento a considerar la liberación del comercio de estupefacientes.
De todos modos, no es culpa ni de los diarios ni de los partidos el que algunos desinformados se hayan visto seducidos por este orate que asegura que puede sintetizar en él lo mejor de las religiones tradicionales, vaciándolas así de contenido. Con siglos de educación católica a través de una inmensa red de escuelas, universidades y medios, la propia Iglesia tiene un enorme grado de responsabilidad en este resultado.
Que muchos de sus exalumnos y discípulos lleguen a creer que con la ingesta de formulados físicos pueden resolver la angustia existencial se debe, ante todo, a una evidente ausencia testimonial.
La experiencia personal del trato con Dios o el ejemplo de un santo próximo sería suficiente para evitar que aquellos que buscan honesta y sanamente a Dios abreven en una religión intrascendente.+
En una nota sobre "Las Nuevas Espiritualidades", publicada en Página 12 de hoy, el sociólogo y doctor en antropología social Nicolás Viotti, investigador del Conicet en Flacso, afirma que “evidentemente (Mauricio) Macri se da cuenta de que este fenómeno de las espiritualidades que han prendido en los sectores medios urbanos es algo que tiene cierta repercusión y es, al mismo tiempo, coherente con ciertos valores del PRO, y hace uso político. Mucha gente del PRO está metida en estos movimientos de espiritualidades asociadas al efectivismo, al confort, al pensamiento positivo, a evitar la confrontación. Ahí hay una afinidad electiva”.
Como nota divertida y de color, recomiendo esta del ex director de la Revista Barcelona Pablo Marchetti, titulada "En FeVida hay tanta espiritualidad como literatura en la Feria del Libro" publicada en la edición impresa de Perfil de la fecha.Tiene tres párrafos muy ilustrativos:
“Puede ser que se haya llenado de plata, pero no jode a nadie y lo que enseña a mucha gente le hace bien”, dice otra mujer, en otro stand, que tampoco se siente demasiado feliz con que sea El, Sri Sri, el que se haya llevado toda la atención. El consenso es general: si hoy están aquí todos juntos es gracias a El, por más que no les guste mucho El. Eso no lo discute nadie. Ni siquiera la encargada de la fundación que en noviembre traerá a Deepak Chopra, el otro indio famoso.
Me pregunto si Chopra es la contracara de Sri Sri. No hay más que ver sus fotos: uno tiene el pelo largo, barba, túnica, una busarda disimulada debajo de la túnica (sí, tiene busarda, no jodan, no debe ser muy aficionado al ayuno), y parece llevar varios días sin bañarse; el otro es estilizado, tiene el pelo corto y con gel, afeitada al ras, anteojos modernos como para ir al Bafici y ropa étnica de diseño que bien podría ser un hippie chic made in Armani.
Viéndolos a Chopra y a Shankar se aprecia el mismo contraste estético que existe entre Damien Hirst y Carlos Regazzoni, entre David Bowie y Pablo Lescano, entre Barack Obama y Hugo Curto. La responsable del stand de Chopra no quiere entrar en polémicas, dice que los dos son maestros espirituales, que los dos son muy positivos y que los dos le hacen mucho bien a la gente. Pero finalmente aclara: “Y los dos son de la India, pero Chopra vive en Nueva York”.+
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