lunes, 14 de octubre de 2013

Sorpresas que no deberían ser

Este es el testimonio de dos visitas al Vaticano de sendas socias del Club Gente de Prensa. El primero es de una gran periodista, Marta Noce. Esta asociación de periodistas católicos que fue fundada a la luz del Concilio Vaticano II es protagonista de un momento especial: el prelado más presente en el trabajo cotidiano de sus miembros durante los últimos lustros se ha convertido en Papa; más aún, en un gran Pontífice. En esta clave hay que leer lo que dice Marta, una mujer muy sería. Escribe inspirada en la carta que antes nos había escrito Olga Muñoz, otra mujer muy comprometida, que se transcribe más abajo.+

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Estimados socios y amigos:

                                         Les reenviamos una carta de nuestra consocia Marta Noce, integrante de la comisión directiva del Club, de larga trayectoria periodística en el semanario Esquiú, la agencia noticiosa Télam, prensa de la Acción Católica Argentina y diversos medios periodísticos, quien estuvo recientemente en Roma con el Papa Francisco.

Club Gente de Prensa

Buenos Aires, 11 de octubre de 2013

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Querido Jorge, veo lo de Olga y me pregunto si vale la pena que yo tambien cuente mi experiencia con el Papa. Por las dudas te mando algo.

   El 25 de setiembre, en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, nada menos que en los 30 años de su aparición, viví un momento muy esperado: saludar al Papa Francisco. Me había preparado con mucha anticipación: primero el trámite para estar presente en la audiencia general del que volvió la confirmación. Pero ya en Roma,el día anterior casi no pude dormir. Por mi trabajo periodístico y la dirigencia en la Acción Católica, como tantos hermanos, tuve la oportunidad de estar y compartir muchos momentos junto a Monseñor y luego el Cardenal Bergoglio en el arzobispado de Buenos Aires. Momentos formales e informales. Y ahí estaba, como una feligresa argentina más, acompañada por una remera con nuestros colores, que coloqué en la baranda frente al escenario en el que el Papa dio su mensaje, tras recorrer durante más de una hora, los corralitos en donde se agolparon muchísimos fieles. No entraba ni uno más en la Plaza. Francisco implica una revolución y la expresión, ya común, no puede ser tan clara y contundente. "Antes, este movimiento se veía en  Pascua y Navidad pero ahora, todas las semanas son Pascua y Navidad" nos explica la Hna Rosa, de las Franciscanas de la Madre del Divino Pastor, que reside en la capital italiana. No hay exageración: cada encuentro es una extraordinaria fiesta, cuyos ecos perduran en el corazón de cada participante.

Uno de ellos, modestamente, fui yo. Pero cuando concluyó la celebración, en la que hizo hincapié en la unidad de la Iglesia, entre otros aspectos, rezamos el padrenuestro y se inició el momento de los saludos. Tras los obispos, ubicados en el lado opuesto al nuestro, se dirigió al sector en el que aguardábamos. Ahí, en las tres primeras filas eramos todos argentinos y a nosotros, nos regalaron, tan delicadamente, un lugar en la primera junto a mis tres hermanos acompañantes.. Qué no decir de mi emoción cuando me vió y tomándome la mano izquierda me pregunto: "Marta ¿aún sigue escribiendo?". Su rostro mostraba una alegría inmensa, una sonrisa plena. Yo muda, hasta que atiné a balbucear: "hasta la muerte" (seguiré escribiendo, pretendi decirle). Le di un mensaje y le recordé lo mucho que se reza por el Pontífice en la Acción Católica. "Si, por favor, recen por mí". reiteró. E impuso su mano sobre mi cabeza. De esto, en realidad, tomé conciencia cuando vi las fotos. Estaba en el aire, conmovida.

Cuánta delicadeza hay en el Santo Padre ante cada persona. En especial, los niños, viejos y enfermos, los predilectos del Señor y del Papa. Cuanta personalización y delicadeza en cada gesto, en cada encuentro, en cada mirada a todos, sin distinción. 
Para cada fiel el encuentro con el Papa es un regalo, seguramente largamente esperado. 

Pero para todos, incluso, para quienes no tuvieron la posibilidad o la alegría de viajar, Francisco es un don maravilloso que sigue conmoviendo al mundo. Y eso, para cada católico, es motivo de gozo y compromiso. Recemos por él y seamos fieles al Evangelio.   Marta

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Enviado por Olga Muñoz (mt-comunicaciones@fibertel.com.ar)

 

Queridos amigos del Club:

He vuelto de Roma una ciudad que amo, donde estuve 10 días.

Hermoso todo, hermoso volver a encontrarme con nuestro Papa Francisco. Primero lo encontré en la calle.... donde mis ojos fueran, en todas las vidrieras  “della vía della de Concilazione”, ahí estaba Francisco siempre sonriente, saludando, bendiciendo, desde carteles gigantes callejeros, o desde la entrada a galerías de arte religioso, librerías, siempre Francisco. Destaco que fue una sensación hermosa, ya que al viajar sola por trabajo, esa sonrisa y ese rostro conocido, del que fuera nuestro arzobispo,  acompaña e impacta.   

No sé si todos están al tanto pero desde el 2004 con unas amigas realizo UN ROSARIO POR LA VIDA y desde el principio Monseñor Bergoglio me alentó, acompañó con sus consejos, guió este Rosario, que se realizó primero en una plaza frente al Ministerio de Educación y en los años subsiguientes en Nuestra Señora del Pilar. En el 2011 y 2012 UN ROSARIO POR LA VIDA se rezó en la Catedral de Buenos Aires, y Monseñor Bergoglio celebró la Santa Misa.  

Poder verlo nuevamente fue muy emotivo para mi, asistí a la Santa Misa en Santa Marta rece por todos, familia, amigos, el club, por nuestra amada Argentina y sus ajetreada política. ¿Saben cuál fue la homilía de ese día? Los políticos y nuestra postura de cristianos, algo que me toca muy de cerca, ya que frecuento bastante a nuestra dirigencia por la defensa que hago de la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural,  en el Congreso de la Nación. Entre otras cosas nos decía: Los ciudadanos- observó el Papa- no pueden desinteresarse de la política:
Ninguno de nosotros puede decir: "Yo no tengo nada que ver con esto, son ellos los que gobiernan... No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor, para que ellos gobiernen bien y tengo que hacer lo mejor por participar en la política como pueda." La política - dice la Doctrina Social de la Iglesia - es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común. No puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!” 

Acreditada en la Sala Stampa de la Santa Sede, pude apreciar cómo viven nuestros colegas a este Papa, que los descoloca, los hace correr porque puede aparecer en cualquier lugar, y los hace estar muy atentos, porque lo que dice es nuevo para ellos, es muy humano, y nada protocolar, porque lo que dice es vida, y como la vida siempre une lo tradicional al asombro de lo nuevo que nace. 

 Todos están deslumbrados, y asombrados de cómo su presencia arrasa donde aparece. Se hablaba de que lo vieron al anochecer en la calle reclamando, por la diversidad de precios en similar artículo en los negocios cercanos y visitando a los pobres de Roma. 

En mis días en Roma pude asistir  a una Audiencia pública, lo que viví emocionante. La gente comenzó a acercarse a la Plaza de San Pedro alrededor de  las 5 hs de la mañana; pude escucharlos y verlos desde los ventanales de la residencia donde me alojaba,  que estaba a dos cuadras de San Pedro, y era uno de los lugares de entrada a la misma.  La audiencia comenzaba a las 10,30 hs en que entró el Papa Francisco. Todo era júbilo, alegría, vítores al Papa, le cantaban, lo aplaudían un fervor que en otras visitas a Roma no presencie. Los peregrinos seguían con sumo interés el recorrido, se asombraban de cómo se paraba a escuchar a la gente, saludar, besar a los niños que le alcanzaban y luego el silencio al comenzar la Santa Misa, donde Jesús nos estaba aguardando en el altar. Fue maravilloso, repito. 

También pude asistir al Angelus del domingo, bajo una lluvia torrencial, con truenos y relámpagos desde temprano, pero de igual forma  con una plaza colmada de gente, que aplaudía al Papa con fervor. Nada que envidiar a la Audiencia Pública, a nadie parecía importar la lluvia, todos estuvieron firmes en la plaza hasta que Francisco apareció, habló, rezó. La gente estaba mojada pero feliz, de haberlo visto escuchado, y rezado con el Papa que vino de tan lejos. Encontré argentinos, nos identificamos por la bandera que todos habíamos llevado y por el lío que armamos, algo que, conversando, comentó Francisco, él sabe dónde están nuestros grupos porque parecemos siempre miles. Señal de que seguimos su consejo:  “hacer lío”.   Unos momentos antes  de partir me fui hasta San Pedro a rezar  ante los restos de quien fuera Juan Pablo II, ahora Beato, que fue trasladado pegadito  a la Piedad, entrando a la basílica a la derecha ¡¡Que paz que serenidad, podemos alcanzar en la oración, mas allá de todo el barullo de nuestras actividades, cuando nos entregamos, cuando dejamos de ser nosotros,…!!  No cuentan los espacios, las distancias, solo el Señor basta…. 

Tomé el avión y ya estoy acá en la querida Buenos Aires, en familia. Avísenme cuando hay reunión del Club, espero este año poder cumplir y  asistir ya que con mi estreno de abuela estuve un poco complicada en mis horarios.

Beso a todos, Olga Muñoz

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