Elogio de la lentitud


El apuro es ruido.
Y sin silencio, no hay escucha.
Sin escucha, no salimos de nosotros mismos.
Sin salir de nosotros no entendemos cuál es nuestra Cruz.
Sin Cruz, no hay trascendencia.
Sin trascendencia, todo es chato.
Cuando todo es chato se pierde la perspectiva.
Sin perspectiva no distinguimos lo bueno de lo malo.
Como estamos ensimismados, creemos que somos buenos.
Es que no hicimos el más mínimo esfuerzo por trascender.
Hacemos un gran esfuerzo para cumplir con nuestra rutina.
Pero es un esfuerzo que no paga, porque no trasciende.
Aprovechemos esta Cuaresma para identificar nuestra Cruz.
Y hagamos el esfuerzo necesario para subirla hasta el Calvario.
Recién ahí vamos a poder morir a nuestras pobrezas, faltas y pecados.
Sólo ahí vamos a nacer a una vida nueva y plena.
Será ahí cuando el Señor se nos haga presentes, cara a cara, para justificar todo.
"Yo hago nuevas todas las cosas", dice en el Apocalipsis.+

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