Pastillas para trascender

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Diariamente se reciben muchos mensajes por las redes acerca de diversas manifestaciones de la Virgen. Son tantas, que uno no llega a averigüar demasiado al respecto. Pero aporto dos que me llamaron mucho la atención.
La de arriba es una imagen que está en el campo de mi familia, La Victoria. Allí rezábamos diariamente el Rosario a la hora de la oración junto con mis padres, tíos, hermanos y primos. Hace unos poquitos años dejé de ir porque me mudé a otro en donde construí una casa.
Uno de mis tíos puso cerca de su casa una Virgen y este verano le instaló una capilleta para protegerla de la intemperie. El 2 de febrero último, que es el día de la Virgen de la Candelaria o de Nuestra Señora de la Purificación, patrona de Ayacucho, en donde se sitúa aquella estancia, se produjo el suceso. Al terminar de rezar el Rosario, al volver a colgárselo a la Virgen, notó que la cuentas blancas se habían azulado.

Esta otra imagen se plasmó en una pared del Hospital Militar el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes en que la Iglesia pide por los enfermos.
Sobre una calefacción apagada, como si la estufa hubiera exhalado un aliento extemporáneo, se pintó desde los pies a la cabeza la imagen que podemos ver para consuelo de una mujer que le estaba rezando por su madre allí postrada.
Lo sorprendente es que no se trataba de hollín sino de una imagen indeleble.
Podemos seguir andando por la vida sin reparar en estos mensajes trascendentes y tener una vida totalmente intrascendente.+