martes, 19 de marzo de 2019

Es un provocador


La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) organizó un foro para conversar con el que el Papa Francisco interpreta que es su mejor intérprete en materia de pensamiento económico, el padre Martin Schlag, y que fue moderado por la periodista Silvia Stang.
La reunión se hizo en el maravilloso ámbito que ofrece el Coro Alto del Convento de Santa Catalina de Siena, en San Martín y Viamonte, y contó con la presencia de destacados empresarios.
Para sintetizar, creo que lo más importante fue el carácter de provocador del Pontífice. Schlag aseguró que muchas de las cosas no las dice en forma literal, sino que busca tensar para movilizar.
El sacerdote dijo creer que el Papa no tiene un pensamiento populista ni anticapitalista, por más que muchas veces se exprese vehementemente; la lectura de sus documentos nunca expresan condenas de ese tipo aunque pueden incurrir en definiciones controvertidas que claman por una conversación.
En materia de planes sociales, por ejemplo, él está convencido de que Francisco no cree en sistemas permanentes de asistencia ni que que deban ser exclusivamente públicos; está convencido en que es necesaria la solidaridad. Cree que eso, si bien lo hace más digerible para la dignidad del que lo recibe, promueve un clientelismo paternalista que lo deja pasivo antes que proactivo de sus propias fuerzas. El Estado -dentro de su concepción- debe promover el crecimiento económico y resolver los problemas de fondo de la pobreza. En ese sentido es partidario del principio de subsidiariedad: que la entidad mayor no haga lo que la menor puede realizar. Obviamente, concibe a la economía como un medio para el desarrollo del hombre.
Sobre el trabajo explicó que no sólo contribuye a la dignidad humana, sino que tiene un carácter sobrenatural, dado que colabora con la acción creadora de Dios. Como ejemplo dijo que el propio Cristo dedicó parte de sus 33 años en la tierra a trabajar como carpintero, en el taller de su padre.
Pero dice que el Santo Padre es un buen profeta, porque denuncia las injusticias, y un buen sacerdote; pero que no brilla como rey, ya que sus denuncias no vienen nunca acompañadas de propuestas de solución.
También fue interesante el cambio de concepción que entiende en materia evangelización, desde Juan Pablo II hasta  ahora. El polaco hablaba de "nueva evangelización" desde el magisterio eclesiástico y con la guía pastoral, mientras el argentino se refiere a una evangelización a secas, de carácter cultural y laical.
El padre Martin hizo gala de una personalidad amable y grata y nos compartió una conversación amena.+

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