La razón de la felicidad
El 4 de diciembre de 2022, a los 91 años, murió Dominique Lapierre, que había sido corresponsal de Paris-Match y se convirtió luego en autor de numerosos best sellers en forma individual o en sociedad con Larry Collins.
El primero que escribió sin su coautoría, en 1984, fue La Ciudad de la Alegría y era el único que tenía en casa, por lo que decidí leerlo en homenaje a este gran periodista fallecido y para conocer más sobre el otro gigante asiático.
Este libro sobre la solidaridad en la Ciudad de Calcuta se estructura en torno a la vida de una serie de personajes que convergen en un comité de ayuda mutua de una villa: un sacerdote francés, una enfermera assamesa, un campesino desplazado por la sequía y un médico judío norteamericano, entre otros.
La narración aborda una serie de hechos que acontecen en esa pobrísima barriada del centro de esa importante ciudad india, con un estilo ágil y dinámico.
Desde mi punto de vista deja dos grandes enseñanzas. En primer lugar, la trascendencia del dolor y de la desgracia humana. Con un notable conocimiento de la Fe católica -además de haberse documentado del hinduísimo y del Islam- y de la cultura india, Lapierre nos pasea por situaciones críticas y trágicas de manera tal de invitarnos a reflexionar sobre la manera en que afrontamos los percanes de la vida diaria en Occidente.
La otra lección tiene que ver con algo que se vivió en ese momento en forma muy intensa y que después ha mermado pero que continúa en forma contínua hasta niveles impensados: el éxodo rural.
En los 70 que empujaron a todos esos campesinos indios a Calcuta, la Argentina vivió algo similar. "Tengo mis zapatos rotos/ y es de tanto caminar./ Lejos ya quedó mi pueblo./ Voy camino a la ciudad", cantaban Los Náufragos. "No te olvidés del pago si te vas pa'la ciudad", recomendaba Alfredo Zitarrosa, entre otros tantos artistas populares que le cantaron a la dolorosa partida de los hijos de la tierra.
Al igual que en nuestro país, esa gente se asentaba en las entonces llamadas villas miseria detrás de un sueño de prosperidad. La Ciudad de la Alegría es una de esas villas. Lo que cuenta Lapierre, con las obvias diferencias culturales y demográficas, pueden aplicarse a La Cava, la 31, Itatí o la Villa Azul, por nombrar a tantos barrios que engrosaron su población en ese tiempo en que la ciudad absorbió a la mano de obra desaocupada en el campo.
Tanto acá como allí pudo registrarse este fenómeno que no es ni puramente rural ni urbano. En donde la alegría o la felicidad se asienta en la caridad y en el modo con que se cumplía con las obligaciones, sacrificios y ritos religiosos, cualquiera sea la creencia.
Por eso, este libro tiene un valor documental de gran utilidad para analizar las últimas décadas de la Humanidad.+)
Comentarios