El legado de Francisco
El Señor no le negó su favor al permitirle al Papa Francisco partir en ese preciso momento: vivió una Cuaresma de Calvario, pudo celebrar el Domingo de Resurrección y despedirse de la gente en la plaza, y se fue en el tiempo en que se recuerda el paso de la muerte a la vida.
Además, estuvo cosciente hasta el final pero tampoco tuvo que ser Papa emérito.
Pero, más allá de lo personal de la persona del Papa, ¿qué legado nos deja Francisco?
Desde el punto de vista pastoral, supo llevar a la Iglesia a sectores que ya le habían dado la espalda a la Iglesia y la insertó en la periferia del mundo. Cierto es también que para lograrlo sobreactuó el desprecio de la ortodoxia y eso le costó un desequilibrio intraeclesial, que seguramente tenderá a buscar el centro en el próximo cónclave.
Desde el punto de vista político, tuvo una trayectoria inversa a la tradicional: de una juventud en el peronismo de derecha marchó, luego de su conflicto y reconciliación con los Kirchner, hacia la izquierda.
Desde el punto de vista geopolítico, le tocó un papel preponderante en un actor internacional en declive: Europa occidental. Logró descollar dentro de sus límites con sus giras, con su diálogo interreligioso, pero no pudo evitar ser víctima de sus propias posiciones políticas y pastorales, que entraron en un ocaso en los últimos dos años.
Francisco pudo ser algo muy cristiano: un signo de contradicción.
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