lunes, 21 de diciembre de 2020

no ROMPAN TODO


Netflix insiste en un género que ha dado muy gratas experiencias en los últimos tiempos: el documental. "Rompan todo" es una versión amable y comercial de una expresión de claro corte rebelde; un fenómeno que tuvo mucho éxito en Latinoamérica. 

Inicialmente fue llamada "música progresiva" o "rock en español", este movimiento tuvo un caríz muy folklórico. De hecho, los discos que emergieron de esa movida reemplazaron a los grandes folkloristas en el ranking de ventas. Muchos de ellos, naturalmente, se iniciaron en la música cantando esas coplas. Tal el caso de Miguel Abuelo, que vino desde su Santiago del Estero natal hasta Buenos Aires a cantar chacareras; fue lo primero que presentó en La Cueva.

Pero ahí surge el primer inconveniente. En Rompan Todo aparecen músicos de toda América latina como si formaran parte de una misma cosa. Si bien así resultó, no se experimentó de esa manera. No en vano acá se lo empezó a llamar Rock Nacional, Rock Argentino o, tal vez la más precisa expresión, Rock de Acá.

El desfile inicial de músicos mexicanos desconocidos para el público local suena extraño. En Buenos Aires es más que normal que la historia reconozca el protagonismo de los uruguayos Shakers, luego de Opa, y más tarde de La Vela Puerta o el Cuarteto de Nos, según las épocas; de hecho, más recientemente, el rock vernáculo se regionalizó, se internacionalizó. ¿Quién duda de la influencia continental de Maná, Molotov o Juanes, por ejemplo? 

Da la impresión de que la producción hace un esfuerzo complaciente para dar una imagen de conjuntez a algo que la tiene. Esa complacencia, a su vez, resulta discordante con el título. 

También se percibe un excesivo protagonismo de un actor inicialmente modesto pero con cierta relevancia luego como productor, como es el caso de Gustavo Santaolalla. No se puede decir que el tratamiento es injusto, pero resulta un relato algo antojadizo.

Asimismo, la necesidad por dar épica al movimiento fuerza una narrativa política que no se ajusta a la realidad de esos jovenes rebeldes que no siempre tuvieron preocupaciones institucionales.

No se preocupen: como toda producción de Netflix, es linda para ver; especialmente para los que amamos el Rock... ¡de acá!

La reacción de Herodes


Esta noche se producirá la conjunción de Júpiter y Saturno, conocida como "la estrella de Belén". Hace 800 años que no se produce ese fenómeno celeste que guió a los Reyes Magos hasta el pesebre en el que había nacido el Niño Dios. San Mateo narra el encuentro de esos enviados con Herodes, la adoración al recién nacido y la huida de la Sagrada Familia a Egipto. "Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen." (Mt 2, 16-18).
 

jueves, 22 de octubre de 2020

El Papa Francisco pegó la vuelta


Jorge Bergoglio está de vuelta. La carta encíclica Fratelli Tutti trae el recuerdo de aquél Bergoglio que se hizo cargo del Arzobispado de Buenos Aires allá por 1998 y cuya verba caló finalmente en el corazón de los porteños.

El viejo jesuita viste nuevamente en esta oportunidad los andrajos del Poverello de Asís para manifestar su amistad con todos los seres humanos, por el sólo hecho de ser criaturas de Dios.

Podría creerse que el documento está pensado para los argentinos, pero al cabo de las páginas uno reconoce que los problemas que sufrimos aquí son los de la humanidad y responden a un cambio de época, a modificaciones culturales.

El texto apunta a acercar a las personas y a los pueblos, en un formato diferente al de la globalización; es decir, desde la propia identidad y cultura. Con acento en las propias raíces, pero enriquecidas por medio del intercambio, de la mezcla. Hay un sustrato de porteñidad en su alegato en favor de la hibridez.


Hay un serio cuestionamiento a la cuarentena. “Nadie puede pelear la vida aisladamente” (8), afirma. También es notable el permanente desafío a la autoridad de las voces científicas: “No puede admitirse que en el debate público sólo tengan voz los poderosos y los científicos” (275).

Es evidente que el documento empieza a ser escrito con el auge del terrorismo y del rechazo a la inmigración en Europa y en los Estados Unidos, pero que se termina de redactar en tiempos del Covid-19. “Las sombras de un mundo cerrado”, que es el título del primer capítulo, refiere a la cuestión de las fronteras nacionales pero también a la afectación que produce la pandemia.

Se refiere inicialmente a la destrucción de los sueños de integración continental, como el Europeo o la integración latinoamericana, en función del crecimiento de nacionalismos cerrados. “La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”, cita a Benedicto XVI. “Estamos más solos que nunca en este mundo masificado”  concluye Francisco (12).

“Lo que sucede es que la soledad enflaquece, resultando así más una condición de soledad, de pura autonomía para pertenecer a alguien o a algo, o sólo para poseer y disfrutar” (103), ya que la libertad debe estar orientada al amor. “El individualismo radical es el virus más difícil de vencer” (105).


Es muy crítico en cuanto a la virtualidad de las relaciones, puesto que obstaculizan el desarrollo de las relaciones interpersonales auténticas. “ Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la comunicación humana” (43).

“Se opera un mecanismo de selección y se crea el hábito de separar inmediatamente lo que me gusta de lo que no me gusta, lo atractivo de lo feo. Con la misma lógica se eligen las personas con las que uno decide compartir el mundo” (47).


“La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad”, afirma, y pondera el mecanismo de escucha activa, así como el diálogo.  “El cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría” (50).

“Renunciemos a la mezquindad y al resentimiento de los internismos estériles, de los enfrentamientos sin fin” (78).

“Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás (...) La vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad (...); no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: estas actitudes prevalece la muerte” (87). “Pero no puedo reducir mi vida a la relación con un pequeño grupo, ni siquiera a la propia familia” (89).

“Por su propia dinámica, el amor reclama una creciente apertura” (95).


El abandono de la tradición de los pueblos es objeto de lamentación ya que “pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia ideológica,  política y económica”.

“La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho de existir y de opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos”. (15)

Si bien es crítico de la política que manipula mediante las recetas de marketing (15) también es muy duro con el populismo. Critica el descarte social de pobres, discapacitados, ancianos y no natos, pero también señala que el hecho de la falta de hijos en la sociedad y al envejecimiento de la población “es un modo sutil de expresar que todo termina en nosotros” (19).


La emigración es una de sus preocupaciones, aunque distingue entre los que se sienten obligados a hacerlo y los que buscan mejores oportunidades. En ambos casos lamenta el desarraigo cultural y religioso que eso provoca en el migrante y en su sociedad, que “pierden los elementos más vigorosos y emprendedores” (38). 

“Lo ideal sería evitar las inmigraciones innecesarias y para ello el camino es crear en los países de origen la posibilidad efectiva de condiciones para vivir y crecer con dignidad” (129). “No existe peor alienación que experimentar que no se tienen raíces, que no se pertenece a nadie. Una tierra será fecunda, un pueblo dará fruto, y podrá engendrar el día de mañana sólo en la medida que genere relaciones de pertenencia entre sus miembros” (52)


La medida de la apertura.  “No se trata del falso universalismo de quien necesita viajar constantemente porque no soporta a su propio pueblo” (99). “Hay un modelo de globalización que conscientemente apunta a la uniformidad unidimensional y busca eliminar todas las diferencias y tradiciones en una búsqueda superficial de la unidad” (100).

En este sentido llama a evitar los “dos extremos: uno, que los ciudadanos vivan en un universalismo abstracto y globalizante; otro, que se conviertan en un museo folklórico de ermitaños localistas, condenados a repetir siempre lo mismo, incapaces de dejarse interpelar por el diferente y de valorar la belleza que Dios derrama fuera de sus límites” (142). “Una cultura sin valores universales no es una verdadera cultura” (146).

“Una sana apertura nunca atenta contra la identidad (...) sino que integra las novedades a su modo. (...) Por ello exhorté a los pueblos originarios a cuidar sus propias raíces y a sus culturas ancestrales, pero quise aclarar que no era mi intención proponer un indigenismo completamente cerrado, ahistórico, estático, que se niegue a toda forma de mestizaje, ya que la propia identidad cultural se arraiga y se enriquece en el dialogo con los diferentes y la auténtica preservación no es un aislamiento empobrecedor” (148).

“Ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí” (150).


La peor política. La Doctrina Social de la Iglesia históricamente criticaba tanto al comunismo como al liberalismo. Fratelli Tutti traza una nueva línea divisoria tanto con el liberalismo, que facilita el juego de los poderosos contra los débiles, como con el populismo que utiliza a los pobres para su propio provecho.

“Pueblo no es una categoría lógica, ni una categoría mística, si lo entendemos en el sentido de que todo lo que hace el pueblo es bueno, o en el sentido de que el pueblo sea una categoría angelical. Es una categoría mítica” (158).

“Hay líderes capaces de interpretar el sentir de un pueblo (...). Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad” (159). 

“Otra degradación del liderazgo popular es el inmediatismo. Se responde a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo, para que puedan sostenerse su vida con su esfuerzo y su creatividad (...) estoy lejos de proponer un populismo irresponsable (...) los planes sociales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras” (161).


La mejor política, tal como se titula el capítulo quinto, es la que se orienta al bien común. La construcción a la que se refiere Francisco se hace en el diálogo, al que dedica un valioso capítulo entero.  “En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado” (211).

Pero, volviendo a las cuestiones sociales, “el gran tema es el trabajo (...) Esa es la mejor ayuda a un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna (...) un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (162).

“Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas” (127).

“Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes. Sólo una sana política puede liderarlo, convocando a los más diversos sectores y a los saberes más variados. De esa manera, una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común puede abrir oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos” (179).

“Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad (...) Una vez más convoco a rehabilitar la política que es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” (180).


Es elogioso de la actividad de los empresarios: “una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos. Dios nos promueve, espera que desarrollemos las capacidades que nos dio y llenó el universo de potencialidades. En sus designios cada hombre está llamado a promover su progreso, y eso incluye fomentar las capacidades económicas y tecnológicas para hacer crecer los bienes y aumentar la riqueza. Pero en todo caso estas capacidades de los empresarios, que son un don de Dios, tendrían que orientarse claramente al desarrollo de las demás personas y a la superación de la miseria, especialmente a través de la creación de fuentes de trabajo diversificadas. Siempre, junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso” (123).

En cuanto a la cuestión de la deuda, afirma que toda aquella que haya sido “legítimamente adquirida debe ser saldada”, aunque “el modo de cumplir este deber que muchos países pobres tienen con los países ricos no debe llegar a comprometer su subsistencia y su crecimiento” (126).


El camino del reencuentro es uno de los ejes más importantes de esta carta encíclica. 

“Si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y violencias” (111).

“Algunos prefieren no hablar de reconciliación porque entienden que el conflicto, la violencia y las rupturas son parte del funcionamiento normal de una sociedad”; otros creen que es ceder poder y otros, cosa de débiles (236).

“No se trata de proponer un perdón renunciando a los propios derechos ante un poderoso corrupto, ante un criminal o ante alguien que degrada nuestra dignidad”. Amar no es consentir un obrar malo. “Si un delincuente me ha hecho daño a mí o a un ser querido, nadie me prohíbe que exija justicia y que preocupe de que esa persona -o cualquier otra- no vuelva a dañarme ni haga el mismo daño a otros”; corresponde hacerlo y el perdón no anula el reclamo (241). La clave es no alimentar la ira que enferma el alma (242). “Quien cultiva la bondad interior recibe a cambio una conciencia tranquila, una alegría profunda aún en medio de las dificultades y de las incomprensiones (...) la bondad no es debilidad sino auténtica fuerza capaz de renunciar a la venganza” (243). “Lo que jamás se debe proponer es el olvido” (246).

“Pero la verdadera reconciliación no escapa al conflicto sino que se logra en el conflicto, superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente” (244).

“El reencuentro no significa volver a un momento anterior a los conflictos (...) Hace falta aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de aprender a asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones (...) El proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo” (226).

“La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia” (227). “El camino de la paz no implica homogeneizar la sociedad, pero sí permite trabajar juntos” (228). “La verdadera reconciliación se alcanza de manera proactiva” (229). “Son procesos artesanales” (231).


Finalmente, consagra el rol de las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo. 

“Cuando en nombre de una ideología se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados” (274). “Entre las causas más importantes de la crisis en el mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores materiales y mundanos en lugar de los principios supremos y trascendentes” (275).

“La Iglesia tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación sino que procura la promoción del hombre y la fraternidad universal” (276)


domingo, 6 de septiembre de 2020

Si se acabara el mundo...


Somos perfectamente concientes de la fragilidad de la vida, ya que está plagada de sucesos que nos recuerdan su carácter mortal. Ahora es el Coronavirus; allá por los 80 fue el botón rojo.

En el colegio y en casa rezábamos todos los días durante años por la paz en el mundo, que estaba en pánico por la posibilidad de que Estados Unidos o la Unión Soviética apreten el botón rojo que provocaría la segura devastación del planeta como resultado de la guerra nuclear.

Esa es la época en que el extraordinario escritor australiano Morris West escribió Los Bufones de Dios (1981). Se trata de una trama que se desarrolla en un clima de pesimismo por la Guerra Fría, tensiones derivadas por una acción terrorista aleatoria y de vacilaciones derivadas de los cambios posconciliares en la cultura, que Morris West narra como pocos desde una atmósfera de inspiradora concepción católica.

La situación de partida es un Papa que tiene una visión del día después a la deflagración. Meditaba en un jardín vaticano y, al abrir los ojos, se encontró en un paisaje lunar y sintió el mandato de contarselo al mundo. Decidió escribir una encíclica, pero los cardenales lo hacen abdicar. Ahí empieza la aventura de este Pontífice emérito que intenta superar el cerco que le imponen para hacer que el mundo reflexione.

Es notable que un libro que haya podido abordar los temas del Fin del Mundo y la Parusía al mundo ochentoso haya pasado desapercibido en Buenos Aires. Son pocos los que lo han leído. Ciertamente, no es el mejor de sus libros y es probable de haya sido censurado, ya que venía de escribir Proteo, sobre el Terrorismo de Estado en la Argentina.

Para quien quiera reflexionar sobre el fin de los tiempos, va a encontrar en Los Bufones de Dios una obra gratamente soprendente.+)

miércoles, 2 de septiembre de 2020

El músico sordo

La música es una expresión del alma. La alegría y la libertad son los valores más destacados en las composiciones de este grandísimo compositor musical, director de orquesta y pianista, nacido en Bonn, pero que vivió en Viena desde los 17 años hasta su muerte el 26 de marzo de 1827.

La Oda a la Alegría de la Novena Sinfonía ha colaborado siempre en la unión de los pueblos. No en vano fue elegido el Himno Oficial de la Unión Europea. También sonó a la hora del derribo del Muro de Berlín y de las protestas de TianAnMen, entre tantas otras oportunidades.

Como todos los grandes músicos de su época vivían de componer para la nobleza. Así como Jorge Luis Borges murió ciego, las grandes paradojas de la humanidad hacen que es considerado el más grande entre los músicos haya terminado sordo.

Desde la perspectiva nacional, nació el mismo año que Manuel Belgrano y murió siete años después. Vivió la Revolución Francesa, el imperio napoleónico y la Restauración Monárquica. Su música, en cambio, no tiene un correlato local.+

jueves, 6 de agosto de 2020

Los valores religiosos, un factor clave de la política en el mundo actual

Por Marita Carballo
05/08/2020 - 20:02
Clarín.com

Los valores religiosos constituyen una interesante unidad de observación sociológica, en especial si se tiene en cuenta que lo religioso alcanza otros planos además del estrictamente espiritual.

La religión además de la relación con lo trascendente y la divinidad es un producto histórico, una construcción social que recibe de cada área y tiempo la impronta de esa sociedad, determinando su continuidad institucional, su papel de referencia ante los poderes públicos y su inserción social.

La Encuesta Mundial de Valores (WVS) es la única fuente de datos empíricos sobre actitudes y valores humanos que abarca a la mayoría de la población mundial y podemos sentirnos afortunados porque en la Argentina hemos participado de las siete encuestas globales desde 1981-2017 a las que se suman otras adicionales a nivel nacional. Ello nos permite el análisis de los valores y actitudes religiosas internacionalmente y en nuestro país, en las últimas décadas, observando tendencias y cambios en el tiempo.

Buscamos estudiar los comportamientos y la evolución de la religión, poniendo el acento en las relaciones recíprocas entre religión y sociedad.

Un conocimiento más acabado y científico del comportamiento y actitudes religiosas conlleva a un mejor entendimiento, tolerancia y diálogo. Lo religioso se ha convertido en un factor clave en los asuntos internacionales y en un mundo cada vez más globalizado es necesario conocer las semejanzas y diferencias entre nuestros pueblos para poder crear efectivos puentes de comprensión y entendimiento.

Muchos de los conflictos religiosos se intensifican por el desconocimiento de las creencias y prácticas de otras culturas. Por eso, consideramos de suma importancia estudiar en profundidad estos temas y aportar factores y variables que contribuyan a la búsqueda de consenso para lograr una convivencia pacífica basada en la diversidad. Del análisis en nuestro país quisiera destacar diez puntos clave a modo de síntesis: 1) Los argentinos son mayoritariamente religiosos: nueve de cada diez personas cree en Dios, siete de cada diez se definen como religiosas y otorgan importancia a Dios en sus vidas. La religión sigue vigente y se considera que juega un rol positivo en el país.

2) Encontramos fluctuaciones a lo largo del tiempo con una caída en el nivel de religiosidad sobre todo en la última década. La religión católica continúa siendo mayoritaria pero hay un decreciente número de fieles: 81% en 1983 vs 66% en 2018 mientras crece la religión evangélica que alcanzan el 12%.

3) La práctica en términos de asistencia a la iglesia es baja (21% semanalmente) y ha ido decreciendo en los últimos tiempos. La religiosidad hoy no se expresa, necesariamente, a través de la asistencia a los servicios religiosos, sino que la población ha optado por otro tipo de prácticas que implican un vínculo más directo con lo espiritual, como el rezo o la meditación, ambas marcadamente en aumento (53% reza semanalmente y 34% diariamente). Se busca una relación más individual, personal y directa con Dios, sin intermediarios.

4) La religión se ha ido resignificando a lo largo del tiempo. Una amplia mayoría afirma que su sentido básico es hacer el bien a otras personas y darle significado a la vida terrenal. Estamos frente a una religión que se asienta en el aquí y ahora, como agente de bienestar más que como garante de rituales y tradiciones.

5) Existe tensión entre ciencia y fe y ciencia y moral. Es alta la proporción de personas que consideran que la falta de claridad en las ideas acerca de lo que está bien y lo que está mal es uno de los efectos negativos de la ciencia. Un 42% de los argentinos manifiestan que se les dificulta a menudo decidir cuáles son las reglas morales correctas para seguir.

Aparece un escenario de cierta incertidumbre frente a la toma de decisiones morales y éticas, que tradicionalmente eran resueltas por el dogma.

6) La imagen del Papa Francisco es muy positiva internacionalmente y en nuestro país y las encuestas lo muestran como el líder global más popular.

7) La Iglesia cuenta con opiniones bastante favorables (57%) en el contexto de las demás instituciones pero ha perdido posicionamiento y se le reclama mayor apertura y actualización.

8) A lo largo de los últimos años, se ha ido produciendo un cambio en los valores de la sociedad argentina y encontramos una mayor tolerancia y justificación de comportamientos diferentes que conlleva a un cierto relativismo moral.

Al comparar con tres décadas atrás, observamos una marcada mayor aceptación de distintas prácticas que difieren claramente de las enseñanzas de la Iglesia especialmente en los comportamientos vinculados a la sexualidad y la vida y modelos familiares pero también en temas cívicos y sociales. Ello es consistente con el cambio hacia valores de autoexpresión y autonomía que conviven con una religión más individualista.

9) La Encuesta Mundial revela grandes diferencias entre los valores básicos de personas en distintas zonas culturales. Estas diferencias transculturales son coherentes y relativamente estables y tienen consecuencias importantes para el comportamiento. Para entender mejor la visión del mundo de un pueblo dado es necesario tener un conocimiento detallado de su historia y cultura . El mapa cultural global permite ubicar a los distintos países y encontramos Argentina entre las sociedades con valores tradicionales (de allí su religiosidad) pero que conviven con fuertes valores de autoexpresión y bienestar subjetivo.

10) Los factores económicos no determinan por sí solos lo que la gente desea y su manera de comportarse. De allí la necesidad de estudiar los valores culturales y la religiosidad como un aspecto central.

Pese a los cambios del siglo XXI, el 91% de los argentinos dice creer en Dios y para el 71% es importante en sus vidas y en el promedio mundial 80% cree en Dios y es importante para el 63%.

Marita Carballo es socióloga. Vicepresidente del Comité Científico del World Values Survey

viernes, 8 de mayo de 2020

Bisagra del Siglo XX


En el centenario de su nacimiento podemos decir que San Juan Pablo II fue una bisagra para el siglo XX.
Si el Concilio Vaticano II coincidió con el fin del poder terrenal de la Iglesia Católica, el pontificado del polaco fue el que puso en evidencia la capacidad del liderazgo espiritual y la relevancia que puede alcanzar el mensaje cristiano y la acción pastoral.
Esto quedó en evidencia con el atentado contra su vida el 13 de mayo de 1981. En primer término, porque el intento de acabar con él demuestraron la importancia; por otra parte, la alegre fortaleza con la que soportó los sufrimientos físicos y la esperanza contenida en el perdón al agente que gatilló contra su vida reflejaron una grandeza inimaginada en un mundo dominado por el materialismo, el hedonismo y el consumismo.
Karol Jósef Wojtyla nació en un pueblo cercano a Cracovia (Polonia) el 18 de mayo de 1920. Hasta su Papado vivió gran parte de su vida entre las dos grandes guerras y la dominación soviética, con el breve interregno de la invasión nazi.
Aún cuando el polaco es un pueblo profundamente católico, su sacerdocio y posterior obispado se desarrollaron bajo el signo de la persecución.
Tal vez por eso supo manejarse en un mundo en el que la Iglesia había dejado de ser central.
Tal vez por eso comprendió que modernizar, aligerar o dosificar el mensaje cristiano era debilitarlo ante el advenimiento  de las nuevas tendencias secular y laicista.
Tal vez por eso entendió que su carisma personal era el mejor modo de hacer atractivo un mensaje que empezaba a competir con los placeres mundanos y con la comodidad de la vida moderna.
Tal vez por eso fue fiel a las tradiciones milenarias de la Iglesia.
Tal vez por eso la gente, y especialmente los jóvenes, lo amaron.
Tal vez por eso mismo el poder lo respetó.
Tal vez por eso fue un elemento clave para terminar de derribar el muro que dividía al mundo.
Tal vez por eso pudo atraer la atención de los prelados latinoamericanos que se empezaban a dejar encantar por el romanticismo de las ideologías.
Seguro que por todo eso atentaron contra él.
Una película narrará la vida de quien el pueblo reunido en la Plaza San Pedro pidió que fuera "¡Santo Subito!"
Cuando los nazis cerraron la universidad, en 1939, tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania. A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, acudió al seminario clandestino de Cracovia. Sin perjuicio de eso, fue uno de los promotores del también clandestino "Teatro Rapsódico".
El 16 de octubre de 1978 fue elegido Papa. El 2 de abril de 2005 volvió a la Casa del Padre a gozar de la plenitud de la paz eterna.+)

lunes, 16 de marzo de 2020

No temerás


El sermón del último domingo de Mons. Fernando Cavaller en la Iglesia N. S. de Luján, en Punta Chica, merece ser leído. Por eso lo transcribo:

3er domingo de Cuaresma (A) - 2020     

El Señor es nuestrio refugio y fortaleza

Dice el Salmo 90: “No temerás la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidémica que devasta a mediodía…porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por defensa”.
Sí. Junto con la peste se extiende el temor entre la gente. El temor a contagiarse. El temor a morir. El virus del miedo. Esto es propio de nuestra naturaleza humana. Pero el salmo, precisamente en esta situación, nos señala a Dios como refugio y defensa. Es decir, que el temor natural hay que acompañarlo y superarlo con otro temor. Se trata del santo temor de Dios, que es uno de los dones del Espíritu Santo, y que significa ponerse delante de la majestad de Dios, someterse a su voluntad, y alejarse de todo lo que pueda desagradarle, es decir una conversión a Dios, donde precisamente lo que se teme es perder a Dios, ofender a Dios, perder la Salud que viene de Él. Es un temor que brota del amor a Dios. Y entonces nos damos cuenta que Él es nuestro refugio y defensa contra todo mal. Es decir, produce en nosotros un profundo sentimiento de humildad.
Esto es lo que debiera surgir también en una situación como la que vive el mundo frente al mal del virus. El orgullo que impera en la actualidad en el mundo, donde Dios es irrelevante para el progreso y la solución de los problemas, queda abatido frente a la inesperada irrupción de un virus microscópico que atenta contra la vida. De hecho, el mundo parece haber colapsado. La tecnología y el avance de la ciencia y la medicina ayudan y las precauciones son necesarias, en el marco de una solidaridad general para evitar la difusión del mal. Pero este esfuerzo debe estar acompañado de la fe en Dios, del aumento de oraciones y peticiones, y del ofrecimiento de todos los sacrificios, voluntarios e involuntarios. Es el momento de profundizar nuestra fe en la Providencia divina, y recordar que todo está en sus manos, de principio a fin, toda nuestra vida. La disminución de actividades y movimientos, el aislamiento, sea de precaución o para curar el mal, tiene que ser una oportunidad para elevar nuestra alma a Dios, que la ha creado unida a nuestro cuerpo. 
En este sentido, desde que Cristo entró en el mundo, la Iglesia de sus discípulos se ha preocupado del ser humano sin separar cuerpos de almas, ni almas de cuerpos, en la medida en que aún el cuerpo que es mortal y muere en algún momento, con o sin pandemias, está llamado a resucitar como el de Cristo. De aquí ha brotado desde el principio de la historia de la Iglesia, y en todas las épocas hasta hoy, no sólo cuidarse del contagio sino la caridad de cuidar a los enfermos. Esto está registrado precisamente en la historia de pestes que azotaron el mundo. En los primeros siglos las hubo, y los cristianos se distinguían de los paganos del imperio romano por cuidar y sanar a los enfermos, como en la peste antonina del siglo II en tiempos de Marco Aurelio, que devastó Roma y se extendió por toda Italia y la Galia. Luego vino la peste en tiempos de Justiniano que mató a más de 600.000 personas. En la edad media fue la peste negra o bubónica del siglo XIV que en algunos sitios mató a dos tercios de la población europea. Aparecieron luego la viruela, el cólera del siglo XIX, la fiebre amarilla, la malaria, la fiebre española inmediatamente a la primera guerra mundial con la que entre 1918 y 1920 murieron entre 50 y 100 millones de personas, entre ellas los dos pastorcitos de Fátima. Y así podríamos continuar con esta historia de horror. Sin embargo, en todos estos casos, la fe, la esperanza y la caridad cristiana aumentaron de modo visible y concreto. 
Se celebraban misas especiales, procesiones con el Santísimo, y se ofrecían rogativas y penitencias como en los casos de terremotos y tormentas. Estuvo también el ejemplo de grandes santos como San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán, durante la epidemia de 1576, que atacó allí y en el norte de Italia, como el virus de hoy. «Ante la ausencia de las autoridades locales, organizó los servicios sanitarios, fundó y renovó hospitales, consiguió dinero y víveres y decretó medidas preventivas. Ante todo, hizo las diligencias para proporcionar socorro espiritual, asistencia a los enfermos, sepultura a los muertos y la administración de los sacramentos a los habitantes de la ciudad, que estaban confinados en su casa, entre otras medidas preventivas. Sin temor al contagio, sufragó personalmente los gastos visitando hospitales, encabezando procesiones de penitencia y haciéndose todo a todos como un padre y verdadero pastor». San John Henry Newman, siendo ya sacerdote católico después de su conversión, fue llamado por el obispo para que enviara a dos de sus sacerdotes oratorianos para ayudar en una zona de Inglaterra azotada por el cólera; fue él mismo, poniéndose en riesgo de contagio. Tenemos, además, todas las congregaciones fundadas en los últimos siglos para cuidar enfermos, como la de San Camilo de Lelis, o las Hermanas de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta. Los ejemplos son interminables. 
Y es que la fe en la vida eterna que responde a la revelación de Jesucristo y es esencial al ser y a la misión salvífica de la Iglesia, ha estado siempre presente. Si ahora, a causa de la crisis actual en la Iglesia, disminuyera y no actuara en esta situación de peligro, no sería fiel a Cristo.  La Iglesia ha actuado siempre, no copiando las actitudes del mundo que sólo consideran el presente terrenal, ni tan sólo las medidas sanitarias oficiales, sino que ha mantenido la visión propia de la fe. Como han hecho los obispos de Polonia, si el contacto en las iglesias parece un riesgo, que se multipliquen las misas para que haya menos gente en cada una. Pero cerrar todas las iglesias es un verdadero escándalo. En Roma se han vuelto a abrir después de la decisión que las había cerrado.  ¿Cómo no ofrecer el ámbito propio de oración y súplicas, y separar a los fieles de los sacramentos de salvación, precisamente en una situación de peligro como ésta? Ni hace falta indicarlo.  
Como sea, la Providencia de Dios nos hace vivir una Cuaresma especial, que incluye penitencias no buscadas, y pide un aumento significativo de oración, de espíritu de sacrificio y de caridad. Es un tiempo que debe ayudar a considerar con mayor profundidad qué es el hombre, quienes somos en realidad, cuál es nuestro origen y nuestro fin, no sólo natural sino sobrenatural. No hay que caer en la histeria o paranoia, que desgraciadamente provocan los medios, aunque no se lo propongan, con su información al minuto. Hay que tomar las precauciones del caso, pero a la vez hay que buscar más a Jesús. Él ofrece hoy a la samaritana el “agua viva”, que es Él mismo. Aquella mujer volvió cambiada después del encuentro con Él. Volvió curada. Si nos ha redimido en la cruz del virus universal del pecado, que también es mortal, puede librarnos de los males corporales, como lo muestran sus milagros en el evangelio, y los que hicieron sus apóstoles y los santos posteriores al curar enfermedades y detener pestilencias a lo largo de los siglos. Estemos tranquilos y pongámonos en las manos del Señor, tanto los que viven el aislamiento obligado de una cuarentena, como todos los demás que temen el contagio. Vivamos a fondo esta “cuarentena” como “Cuaresma” cristiana: la palabra es la misma. La Pascua llegará, y Jesús nos salvará. Que nadie caiga en la tentación de decir, como aquellos hebreos en el desierto del éxodo que hoy relata la primera lectura: “¿Está el Señor entre nosotros o no?
El Señor nos responde hoy con el salmo 90, que cité al comienzo: “No temerás la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidémica que devasta a mediodía…porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por defensa”.


1. Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, 
2. di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío". 
3. Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa; 
4. te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas. 
 Su brazo es escudo y coraza. 
5. No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, 
6. ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol. 
7. Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado: 
8. Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los malos, 
9. porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo. 
10. No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, 
11. porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos. 
12. Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra; 
13. caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes. 
14."Él se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre; 
15. me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré; 
16. le haré gozar de una larga vida y le haré ver mi salvación".


Salmo 90 (91), del Libro del Pueblo de Dios

Foto: Un Eposidio de la Fiebre Amarilla, por Juan Manuel Blanes

domingo, 8 de marzo de 2020

Palabras de Ojea hoy en Luján


Homilía de Monseñor Oscar V. Ojea
Obispo de San Isidro y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

En este tiempo de Cuaresma que nos llama a la conversión del corazón preparándonos para la Pascua, hemos sido convocados por nuestra Madre de Luján, Patrona del Pueblo Argentino.
Venimos desde diversos rincones de la Patria, para ponernos bajo su mirada con la confianza y la esperanza de los hijos.
Vivimos una situación extremadamente delicada.
Hoy nuestro país tiene altos niveles de pobreza e indigencia. Para dar solo un dato en Argentina hay por lo menos 4.400 villas o barrios precarios. En ellos casi la mitad de sus habitantes son niños, niñas y adolescentes que necesitan alimentarse y nutrirse bien. Muchos de esos lugares no tienen agua potable y sabemos que el agua es salud.
Vivimos un tiempo donde es necesario discernir prioridades y no elegir temas que enfrenten a los ciudadanos de a pie de modo tal que esto atente contra la fraternidad y contra la posibilidad de tener un horizonte común como pueblo.
Sin fraternidad no hay pueblo. Es bueno hacer memoria de aquella estrofa de nuestro poema nacional que se ha convertido en lema y en programa “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”.
Si no hay fraternidad siempre habrá buitres dispuestos a rapiñar nuestro país.
En esta Eucaristía venimos a celebrar y a agradecer, unidos al sentir de tantas personas en el mundo en este día internacional de la mujer, la vida de tantas mujeres. Madres, abuelas, hermanas, amigas, compañeras de trabajo, de estudio, vecinas. Valoramos su presencia insustituible en las familias y celebramos el  lugar cada vez más amplio que tienen en nuestra sociedad.
Venimos a pedir por todas  las mujeres  para que se respete su vida, su integridad y sus derechos, superando todo tipo de exclusión.  Por eso hemos elegido como lema de este encuentro Eucarístico: Sí a las mujeres, sí a la vida.
Pero de un modo especial, queremos celebrar y agradecer, la cercanía y el compromiso de las mujeres con la vida. Esa vida amada entrañablemente por Dios cuyo amor se hace pleno y definitivo al tomar El mismo nuestra propia carne en el seno de María para bendecirla y acompañarla en todo su camino.
Ella acepta la vida en su regazo, con una fe totalmente abandonada en Dios, con un enorme coraje y una lúcida inteligencia.
Nosotros hemos tenido la dicha de conocer mujeres parecidas a Ella. Mujeres inteligentes y valientes que se juegan la vida día a día, esa vida que se anunció alguna vez en un embarazo no planeado, que tal vez no llega en el mejor momento  pero totalmente entregadas a acompañar ese nuevo ser que han recibido.
Millones de argentinos y argentinas, creyentes y no creyentes, tienen la profunda convicción de que hay vida desde la concepción y que una persona distinta de su madre va desarrollándose en su seno. Es injusto y doloroso llamarlos anti-derechos o hipócritas.
En realidad  valoramos y defendemos los derechos de toda vida y de cada vida. De toda mujer y de cada niño o niña por nacer.
Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco en la carta a los jóvenes sobre la defensa de la dignidad de las mujeres: “Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y recorrer una larga trama de autoritarismos de parte de los varones, de sometimiento y de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista” (CHV 42).
Deploramos con todas las fuerzas de nuestro corazón la crueldad de los femicidios  y todo tipo de violencia y discriminación ejercida contra las mujeres. Condenamos el abuso en todas sus formas sexual, psicológico, y de poder, cualquiera sea el ámbito en el que se produzca, en la familia, en el trabajo, la escuela, en la calle y dolorosamente lo decimos también en la Iglesia. Renovamos en esta Eucaristía nuestro compromiso de desterrar de entre nosotros una cultura que pueda favorecer el encubrimiento y cualquier tipo de silencio cómplice ante este delito.
Pero  con la misma pasión con la que afirmamos esto último, decimos también que no es lícito eliminar ninguna vida humana como afirma nuestra Constitución Nacional. La violencia y la muerte son exactamente lo contrario del proyecto de Jesús. La vida es el primer derecho y sin él no puede darse ninguno más. Lo reclamamos para todos en cualquier edad o situación en la que se encuentre esa vida y de un modo especial para quien se halla  débil, desprotegido e indefenso.
El Santo Padre, en su encíclica Laudato Si´, nos invita a construir juntos una cultura del cuidado que se oponga al maltrato con el que esta cultura tecnocrática está castigando al planeta y a los pobres. Gracias a Dios, los jóvenes están creciendo en una sensibilidad nueva con respecto a la crisis socio ambiental a la que se encamina toda la humanidad.
Para lograr un sano equilibrio que sostenga nuestros ecosistemas no podemos descartar ninguna especie  vegetal  ni animal ya que todo está conectado y cada ser ´por minúsculo que sea  contribuye a la armonía del todo. Si por respeto a la biodiversidad no podemos descartar la riqueza enorme  de cada partícula de la naturaleza, cuanto más se aplica esto al respeto por la vida de cada ser humano por más pequeño que sea.
Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, nos dice el Papa emérito Benedicto (Caritas in Veritate 28), también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social.
Respecto de este tema y de todos los temas proponemos que el diálogo sea el camino de los debates sociales en nuestra argentina, que se puedan analizar la complejidad de las situaciones desde el respeto, el discernimiento y la razón y no desde la dialéctica emocional de quien se impone y silencia al que piensa y siente distinto. La descalificación y la estigmatización no hacen más que profundizar las divisiones entre los argentinos.
Con este espíritu apoyamos la implementación de una educación sexual verdaderamente integral que fomente y capacite la decisión libre de concebir una vida humana  respetando los idearios de las instituciones educativas como lo afirma la Ley actual.
Adherimos a una política que reconozca en la sociedad la igual dignidad de varones y mujeres profundizando en las causas de la violencia de género generando nuevas pautas de conducta y de respeto.
Acompañaremos todas las políticas sociales que favorezcan la atención a la mujer embarazada especialmente en situaciones de conflicto y de extrema vulnerabilidad.
Ya lo estamos haciendo en muchas de nuestras comunidades a través de los hogares del abrazo maternal y de otros espacios de atención a las mujeres.
El lema de este encuentro es Sí a las mujeres, Sí a la vida.
Ellas son las primeras maestras en el aprendizaje de una cultura del cuidado. Necesitamos que ellas nos enseñen a cuidar la vida don de Dios con el cual  tienen una cercanía privilegiada.
Lepedimos a nuestra Madre que nos enseñe una verdadera pedagogía del cuidado,  que nos preserve de la conciencia aislada e individualista y del deterioro de nuestros vínculos y que nos guíe por el camino de la fraternidad que es el camino del evangelio.
Que Ella nos enseñe a cuidar la vida.
 Amen.

viernes, 6 de marzo de 2020

La película de la vida


Human Life - The Movie es una bellísima producción sobre la vida humana que nadie se puede perder... de vivir, digo.

Varias veces he escuchado la recomendación de las Cien Películas que hay que ver antes de morir, o  similares. Este caso es al revés. Hay que ver esta película para volver a gustar de la vida misma; de vivir la propia vida como una aventura inigualable, trascendente, y como un don extraordinario que nadie puede experimentar a medias.
Se trata de un "documental que ilustra la verdadera belleza y el significado del don de la vida, aún en medio del sufrimiento y las dificultades". En setenta minutos hace un dulce repaso de las historias de un pintor tetrapléjico, del fundador de un hogar para niños abandonados y discapacitados, de un surfista que perdió las manos en un accidente, una ex medallista olímpico que ahora trabaja como consejero en un centro de crisis para embarazadas, la madre de un niño con síndrome de Down y de una sobreviviente del holocausto.
Como fue rodada en Italia, Brasil y Estados Unidos, tiene planos e imágenes maravillosos; la fotografía es delicada y la música hace un acompasamiento delicioso. La banda sonora fue compuesta e interpretada por el director brasilero Gustavo "Guto" Brinholi. "Todo el film lo hicimos con un equipo de dos personas", explicó Guto en la Avant Premiere que se proyectó esta mañana en el Cinemark de Palermo.
Es muy linda para ver en pantalla grande, pero también se podría ver en TV. Lo que la producción está intentando es que sea puesta en cartel. Para eso, explicaba hoy, viajará además a Rosario, Tucumán, San Juan; luego a Petrópolis, en Brasil, para retornar a la Italia en la que vive con su mujer.+


miércoles, 15 de enero de 2020

Una veraneo diferente



Unos 150 jóvenes de todo el país actuaron sobre 200 metros de escenario natural el 4 y 5 de enero 2020, en Santa María de la Armonía, cerca de Mar del Plata.
En los últimos diciembre entrevistamos a Galo Rigou, encargado de la difusión de este espectáculo llamado Navidad Junto al Lago.

¿En qué consiste Navidad Junto al Lago?

Navidad Junto al Lago es un espectáculo con más de 30 años de trayectoria, en el que un grupo de 160 jóvenes nos encontramos en Santa María de la Armonía para prepararlo. En diez días de trabajo preparamos material y espiritualmente dos funciones donde se conjugan la luz, el sonido y la imagen, obteniendo como resultado un espectáculo que conmueve a grandes y chicos.

¿Qué buscan con la obra?

Fieles al pensamiento del Siervo de Dios Luis Etcheverry Boneo, Navidad junto al Lago pretende evangelizar a través de la belleza. Creemos que todas las personas se conmueven ante realidades bellas haciéndose como un canal donde el mensaje se transmite directamente al corazón.

¿Es un proyecto artístico, religioso o comercial?

Para nosotros, en la Navidad Junto al Lago, el trabajo y la oración de los diez días en los que convivimos, se transforman en arte. No sería posible encasillarnos en una de estas “categorías”, sino que se exceden y se comparten.

¿Cómo surgió la idea?

Como Mar del Plata, durante el verano, es la capital del entretenimiento, nuestros jóvenes corazones comprometidos con la causa de Jesús y su Iglesia quieren acercarle a aquellos que vacacionan en “La Feliz” un espectáculo diferente, para toda la familia. Sobre todo, habiendo tantas alternativas, pero pocas que acerquen al misterio de Jesús que acaba de nacer.

¿Cómo es que participan jóvenes de lugares tan disímiles? ¿Ustedes los convocaron o participaban de una misma organización?

El llamado original, hace 32 años, parte de un puñado de universitarios marplatenses. Con el tiempo, las Servidoras fueron convocando nuevos jóvenes de otros lugares del país donde su carisma está presente. Además, el fuego que enciende en nosotros Navidad junto al Lago, hace que queramos compartirlo con otros, incluso llegando a lugares donde no son conocidas, invitando boca a boca.+

sábado, 11 de enero de 2020

El fenómeno de la música católica


A fines de 2019 el sociólogo Fortunato Mallimaci, marcó la importancia de la música cristiana entre las razones por las cuales las iglesias evangélicas retienen adeptos, en el marco de las conclusiones del Censo sobre creencias que realiza el Conicet.
Es evidente que hemos olvidado la importancia que tuvo la música en la historia de la Iglesia.
"Alaben al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa", canta el salmo 146,1, según se lee en el folleto que difundió el Ciclo de Música Sacra 2018 organizado por la Diócesis de San Isidro, en el que se podía leer la pluma del asesor Mons. Fernando Cavaller.
La liturgia es ceremonial puro y procura elevar a Dios una oración de alabanza, de adoración, de gozo, de petición o de agradecimiento, de la manera más bella. El hombre necesita expresarse y, como cualquier enamorado, busca los recursos más llamativos para atraer la mirada del objeto de su amor.
Originalmente los católicos adoptaron los salmos de sus hermanos mayores en la Fe. Luego aparecieron los cantos bizantino (en griego), en Oriente, y en Occidente, los gregorianos (en latín), principalmente en esas usinas de Fe y cultura como fueron los monasterios. Más tarde fue el momento de la música barroca, que dio a luz al Gloria, de Antonio Vivaldi; al Magnificat, de J. S. Bach, y al Aleluya, de G. F. Haendel, entre otras tantas gemas. En América, de la mano de los ibéricos surgieron las sonatas y los villancicos, y hubo una inculturación con el folklore local. La Reforma Protestante dio fuerza al antiguo formato de los himnos que, al tocar tierra norteamericana, se convertirían en gospels y, más tarde, en negro sprirituals.
Hacia fines de 1960 y principio de los 70, probablemente como una de tantas consecuencias del Concilio Vaticano II, la música cristiana tuvo un nuevo auge.
En la Argentina hemos visto algo muy interesante tanto en el género folklórico (la Misa Criolla es tal vez la más clara evidencia), que pareció reemplazar a la música sacra en la liturgia local, como en la canción popular. Un cura de familia tradicional, que luego adhirió al tercermundismo para finalmente abandonar los hábitos, Alejandro Mayol (31.08.1932 - 03.02.2011) tuvo un protagonismo inicial al publicar un disco dirigido a los niños, al que un ex seminarista, Piero de Benenedictis, le daría una mayor trascendencia: la Sinfonía Inconclusa de La Mar, que incluía el hit La Creación. Algunos laicos, como Raúl Porchetto o Miguel Cantilo, daban su pelea en la propia Iglesia con sus Opera Cristo Rock y Padre Francisco. El rock nacional tuvo una gran inspiración religiosa en sus comienzos. No olvidemos aquel disco legendario de Vox Dei, La Biblia, ni desatendamos el nombre de la banda que tampoco era una cosa excepcionalmente rara (no olvidemos a Pastoral y a Pedro y Pablo, por mencionar sólo a un par).
Pero en la actualidad, hay nuevas expresiones que surgen a la sombra del fenómeno de la música cristiana que explotó en los 90 con ritmo latino. En el top ten de la música católica se encuentran el costarricense Martín Valverde, la chilena hermana Glenda y los Alfareros, unos mexicanos que ganaron el Latin Grammy; y en la Argentina, tal vez en primera posición, se encuentra Athenas, acompañada por su marido Tobías Buteler en teclados. Algunos están más vinculados a las raices, como suele decir el Papa Francisco, o con la tierra, como se ve en el clip de Maxi Larghi o en el de Pablo Martínez, dos grandes estrellas de música al juzgar por su nivel de aprobación en YouTube. Un canal, llamado Canto Católico, por ejemplo, tiene 108.000 suscriptores.
Estas nuevas expresiones viven de la publicidad que les pagan YouTube o Spotify, o de los productos relacionados con su fama, ya que tienen miles de seguidores. Son fenómenos imperceptibles desde un punto de vista tracional, pero que constituyen herramientas muy valiosas para una nueva evangelización.+